Peligros de la operación aérea en la Antártida para gestionar la seguridad operacional de la Fuerza Aérea Colombiana

Resumen: La actividad aérea en la Antártida es considerada de riesgo, debido a las bajas temperaturas del ambiente y las condiciones topográficas. La Fuerza Aérea Colombiana (FAC) ha realizado operaciones en el territorio antártico desde 2015, y proyecta su incremento en un futuro cercano. Por lo an...

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Bibliographic Details
Main Author: Tabares, William A.
Format: Article in Journal/Newspaper
Language:Spanish
Published: Universidad Militar Nueva Granada 2021
Subjects:
Online Access:http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1909-30632021000100077
Description
Summary:Resumen: La actividad aérea en la Antártida es considerada de riesgo, debido a las bajas temperaturas del ambiente y las condiciones topográficas. La Fuerza Aérea Colombiana (FAC) ha realizado operaciones en el territorio antártico desde 2015, y proyecta su incremento en un futuro cercano. Por lo anterior, el objetivo de este artículo fue identificar los peligros de la operación aérea en la Antártida para gestionar la seguridad operacional de la FAC. Para tal fin, se realizó un estudio transversal mixto no experimental durante la misión antártica de la FAC en el verano austral 2019-2020, y se utilizó la metodología de panorama de riesgos operacionales vigente en la FAC. El panorama de riesgos obtenido mostró a la salida de pista el congelamiento y los factores humanos como los de mayor riesgo para la operación, situación que coincide con lo reportado en la literatura. Con la información recolectada se elaboró una herramienta para mitigación del riesgo operacional de la FAC en misiones polares. Finalmente, para la gestión del riesgo de las operaciones aéreas de la FAC en la Antártida, se concluyó que el núcleo fundamental radica en la capacitación permanente del personal involucrado en operaciones polares, las cuales se encuentran entre las de mayor riesgo dentro de la actividad aérea. Además, se recomienda actualizar o revisar el panorama de riesgos al menos una vez cada seis meses, con el fin de investigar las últimas tendencias meteorológicas predominantes en el continente blanco, ya que el calentamiento global y el cambiante clima podrían arrojar fenómenos que no se hayan identificado en el presente estudio.