Liradiscus sp. una diatomea fósil marina viviente en el Glaciar Quito de la Isla Greenwich-Antárctica

Liradiscus es un género de diatomeas marinas fósiles casi exclusivamente encontrada en sedimentos que datan del Oligoceno temprano al Mioceno incluyendo sedimentos de los valles secos de McMundo, en Antártida. Este es un Reportamos del descubrimiento de Liradiscus en el Glaciar Quito, en la isla Gre...

Full description

Bibliographic Details
Main Authors: Guerra C., Maria de Lourdes, Steinitz-Kannan Miriam
Format: Still Image
Language:Spanish
Published: Zenodo 2019
Subjects:
Online Access:https://dx.doi.org/10.5281/zenodo.2557773
https://zenodo.org/record/2557773
Description
Summary:Liradiscus es un género de diatomeas marinas fósiles casi exclusivamente encontrada en sedimentos que datan del Oligoceno temprano al Mioceno incluyendo sedimentos de los valles secos de McMundo, en Antártida. Este es un Reportamos del descubrimiento de Liradiscus en el Glaciar Quito, en la isla Greenwich a 300 msnm en Antártida. La isla Greenwich está situada entre las islas Roberts y Livingston, forma parte del Archipiélago de las Shetland del Sur. Está cubierta prácticamente en su totalidad por una espesa capa de hielo, destacándose afloramientos rocosos y de sedimentos en las partes más elevadas y en las costas, las que en su mayoría están constituidas por glaciares que se cortan abruptamente en su contacto con el mar. La isla es de origen volcánico. Las elevaciones de las Islas Shetland corresponderían a la continuación de la cordillera de los andes llamada Antartandes formadas posiblemente durante el Eoceno. Anualmente, durante el verano, el deshielo del Glaciar Quito da origen al río Culebra. El río es bien oxigenado, con una conductividad baja, con cantidad de sílice relativamente alta. Durante el verano austral del 2014, se muestreó el río desde su origen hasta su desembocadura. Al inicio del río, al pie del glaciar, la productividad es baja, y entre los pocos géneros de diatomeas identificados, estuvo Liradiscus. El clima en toda Antártida es extremo, sin embargo en los valles secos de la Antártida con temperaturas que alcanzan los -35º C, a escasos centimetros de profundidad viven gran cantidad de microorganismos considerados extremófilos. Se han encontrado actinobacterias que han permanecido vivas durante medio millón de años, en el permafrost antártico, gracias a un mecanismo especial de reparación del ADN. Es posible que el descubrimiento de Liradiscus en nuestro estudio demuestre que esta diatomea puede sobrevivir en las condiciones extremas de la Antártida.