Summary: | 2 pages Cuando en diciembre de 1986 Antonio Ballester, Josefina Castellví, Agustí Juliá y Joan Rovira del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) acamparon por primera vez en la Bahía Sur en un conjunto de playas escalonadas originadas como consecuencia de las fluctuaciones del nivesl del mar ocurridas durante los últimos 100.000 años, no podían imaginar que en el año 2002 la isla Livingston, en el archipiélago de las Shetland del Sur, sería el principal punto focal, junto con la vecina isla Decepción, en el que se concentraría la investigación científica española en la Antártida. [.] Peer reviewed
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