Monografías Tomo 2 - Parte 1

En este capítulo se hace una descripción de los principales aspectos geográficos, sociales, económicos, culturales, políticos públicos, religiosos y militares de las poblaciones que conforman las provincias de la región central de Colombia. Título con la ortografía original de la época. - Magangué....

Full description

Bibliographic Details
Main Author: Gutiérrez, Rufino, 1854-1923
Format: Book Part
Language:Spanish
Published: Bogotá: Imprenta Nacional 1921
Subjects:
Aun
Vio
Online Access:http://babel.banrepcultural.org/cdm/ref/collection/p17054coll10/id/2469
Description
Summary:En este capítulo se hace una descripción de los principales aspectos geográficos, sociales, económicos, culturales, políticos públicos, religiosos y militares de las poblaciones que conforman las provincias de la región central de Colombia. Título con la ortografía original de la época. - Magangué. - Manizales. - Santa rosa de Cabal. - Pereira. - Cartago. - Roldanillo. - Cali. - Palmira. - Buga. - Tuluá. - Buenaventura. - Ferrocarril del Pacifico. - Armenia. - Ibagué. - Salinas marítimas. BIBLIOTECA DE HISTORIO NOCIONAL VCbUMEN XXX I MONOGRAFIAS RUFINO GUTIERREZ TOMO II Bogotá—Colombia -S. A. imprenta nacional 1921/ \ MONOGRAFIAS ^0 (f^ “ V: ?ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES INFORME DE UNA COMISION Señores académicos: Nuestro colega el señor don Rufino . Gutiérrez, miembro de número de esta corporación, ha presentado un voluminoso libro que contiene una gran miscelánea de artículos, de que es autor, y que han sido publicados en periódicos, la mayor parte diarios, y por lo mismo condenados dichos artículos a una yida tan efímera como es la de hojas sueltas, que una vez leídas ya no vuelven a aparecer. Dicho libro lo ha presentado el señor acadé­mico Gutiérrez con el fin de que la Academia dé su con­cepto sobre si sería conveniente que esos artículos fue­ran publicados en una forma un poco más permanente y de mayor utilidad y habiéndoseme comisionado para que exprese mi concepto, paso a daros el informe re­glamentario. El acervo de pegados que he examinado, puede divi­dirse en dos clases de artículos : la una, de suma varie­dad, por tratar asuntos de muy diversas especies, se compone de artículos relativos a cuestiones de pequeña política, de diversos sueltos, cortas noticias de negocios pasajeros, polémicas más bien de interés personal, y es­critos sobre cuestiones de administración oficial, cuya importancia pasó con la misma rapidez con que pasó la fecha de su publicación. Oreo que esta primera clase no merece su reproducción, y aun me imagino que nuestro colega no ha pensado en que se le tenga en cuenta para los fines de io que se propone (1). íl) Así es—R. G.IV PRÓLOGO La otra clase, la que forma lo principal y sustancial de la miscelánea que he examinado, parece a vuestra Comisión de verdadera importancia. En ésta hay mono^ grafías históricas y geográficas ya conocidas por la Aca­demia, unas, otras conocidas por todo el público, y otras leídas a lo menos por el elemento oficial del Gobierno. No hay duda, señores académicos, que la laboriosa obra del señor don Rufino Gutiérrez es de lo más digno de encomio tanto por la utilidad que sin duda han pres­tado a los gobernantes y legisladores, como por la ense­ñanza que propaga en quienes lean tan abundante ma­teria. Sin que yo pretenda constituirme en juez y crítico de nuestro colega, y mucho menos señalar a su criterio cuáles son los escritos que debe escoger para reproducir, me voy a permitir hacer a esta corporación un resumen de los que creo de importancia para la especialidad de nuestra Academia. 19 Las salinas marítimas de Colombia desde la Co­lonia. Es esta una interesantísima monografía de un ameno desempeño, de grande importancia histórica tan­to de la explotación de las salinas como de la legislación, que le es pertinente y de grande utilidad para los ciuda­danos y para ios gobiernos. Fue publicada en el Boletín del Ministerio de Relaciones Exteriores, y se encuentra pegada en las páginas 95 a 123. 2. ° El ferrocarril del Pacífico y sus progresos. Artícu­los publicados en El Nuevo Tiempo de esta ciudad, cor­tos pero muy instructivos así para los técnicos en mate­ria de ingeniería como por los datos históricos que con­tiene, y que sin duda serán con el tiempo una gran fuente de información para los que vengan algún día a histo­riar nuestro progreso material. Se encuentran pegados en las páginas 142 a 145. 3. ° Resguardos de indígenas es un trabajo sumamen­te corto pero de muy nutridos datos históricos éste se encuentra en las páginas 161 y 162. 4. ° Impresiones de un viaje por Cundinamarca y Bo• y acá y Un viaje por tierras de Boy acá, publicados en El Tiempo de esta ciudad, forman una serie de artículos descriptivos de viajes en que los lectores encuentran da tos útiles, curiosos y aprovechables sobre costumbres, vías de comunicación, agricultura y comercio los futu ros historiadores tendrán aquí una buena fuente de in-prólogo V formación. Se encuentran pegados en las páginas 173 a a 181. 5. ° El mismo concepto que los anteriores me he for­mado de los artículos En el Ferrocarril de Girard >t, Los progresos de Girardot y Apuntes de viaje, publi­cados también en SI Tiempo, y que se hallan en las pá­ginas 182 a 186. 6. ° Impresiones de Antioquia. Con este título, y con otros pero siempre relativos a la misma materia, ya como capítulos relacionados unos con otros, ya como monogra­fías sobre los pueblos y ciudades, se encuentra una pre­ciosa colección que ocupa las dos terceras partes de este voluminoso libro y que da prueba de las energías, labo­riosidad, aplicación, ilustración y patriotismo del señor Gutiérrez, quien no contento con lo que escribió sobre el Departamento de su nacimiento, se halló estimulado para seguir escribiendo sus monografías y viajes por ciudades y pueblos del Cauca; lo que pai’a Boyacá y San­tander fue el señor Manuel Ancízar ha venido a ser para Antioquia y Cauca el señor don Rufino Gutiérrez, con la sola diferencia que el primero estudiaba orogra­fía, geología e hidrografía, costumbres y algo de esta­dística exornado con ligeros datos históricos, y el segun­do estudia industrias, costumbres, vías de comunicación, progreso y atraso de ios pueblos, y es más adicto que el otro a las noticias históricas; en veces encuentra uno el criterio minucioso de Camacho Roldán, en otra el del observador Samper. 7? Visitas del Prefecto Generad de la PoliHa. Fue esta obra escrita por el señor Gutiérrez en colaboración con nuestro otro distinguido colega doctor Ernesto Res­trepo Tirado, y es ya conrcida de la Academia fue pu­blicada en varios números en el Boletín de Historia y Antigüedades, reproduciéndola de folleto en que primero se dio a la luz pública. Vosotros la conocéis, y por consiguiente no hay para qué exprese mi concepto, que no podía ser si no elogioso. 8.° Folleto titulado Pasto y las demás Provincias del sur de Colombia—Sus relaciones políticas y comer dales con el Ecuador—Esta obra tiene apuntamientos históricos muy interesantes sobre nuestra accidentada vida civil desde los albores de la Independencia y a tra vés de nuestras luchas políticas y guerras intestinas,VI PRÓLOGO observaciones rauv notables sobre la importancia mili­tar de aquella región y sobre la riqueza, agricultura y comercio de aquella importantísima porción de Colom­bia. No sé si estoy equivocado, pero tengo idea de haber visto reproducida una parte de este folleto en el Reper­torio Colombiano. Creo por demás sustentarla impor­tante monografía, 99 Otra hermosa monografía de grande importancia para la historia y para la política es el folleto que nues­tro laborioso colega publicó en edición oficial bajo el tí tu lo de Inf irme rendido por el Procurador de Hacien­da al Ministerio de Instrucción Pública sobre el Territo­rio Escolar del Caquetá y Putumayo. Varios datos hay que oueden interesarnos a todos los actuales habitantes de Colombia, pero más principalmente a quien en lo futuro se le ocurra escribir una historia de la civiliza­ción, bien sea de nuestra Patria o bien de toda la Amé­rica. 10 Encuéntrase otra notable monografía de nues­tro colega, publicada en los números l.° y 5.° del Reper­torio Colombiano, dividida en dos partes, cuyos títulos respectivos son: De Túquerres a Tumaco y Entre Tuque- rres y Tumaco. No sólo contiene muy buenos datos históricos sino también un buen estudio sobre la civi­lización y costumbres deesa importantísima comarca de nuestra República. 11. El Archivo Historial, órgano del Centro de Es^ tudios Históricos del Departamento de Caldas, publicó, en su número 5, otra notable monografía del académico Gutiérrez, sobre la ciudad de Manizales, que es suma­mente interesante no t into por los datos históricos, que naturalmente debieron ser pocos, pues - aquella impor­tante ciudad es un prodigio de reciente fundación, cuan­to por los datos estadísticos, comerciales e industriales y por la exhibición que Race de las condiciones sociales de un pueblo que en materia de precocidad y desarrollo no tiene antecedentes ni imitadores hasta hoy en nuestra Patria. 12. Datos sobre la Historia del Ferrocarril del Pa­cífico. Es este folleto de una utilidad para la historia de nuestras obras públicas y vías de comunicación, tanto por los conocimientos que nos da respecto del mencio­nado ferrocarril como por lo mucho que se relacionaPRÓLOGO VIÍ con los ferrocarriles de Antioquia y Girardot. Cuando apareció este folleto un respetable periódico de la capi­tal (Sur América) felicitó a nuestro colega con estas ex* presiones: “Felicitamos al señor Gutiérrez por su interesante y erudito trabajo, el cual puede ser estímulo para el desarrollo de otras empresas que den impulso al pro­greso de nuestros pueblos.” De las obras que he enumerado en el presente in­forme y de la lectura que les he dado resalta la verdad de que nuestro colega el señor don Rufino Gutiérrez es uno de los miembros de la Academia Nacional de His­toria más laboriosos, más investigadores, mejor instrui­dos y de colaboración más eficaz y de que su obra es ciertamente de las más fecundas no sólo para los aman­tes de los anales patrios sino también para ilustrar el criterio de los políticos en asuntos de Administración Pública. En fuerza de estas consideraciones, vuestra Comi­sión tiene el gusto de terminar con la siguiente propo­sición : “ Dígase al señor académico de número señor don Rufino Gutiérrez, que la Academia Nacional de Histo­ria vería con suma complacencia publicados en un solo volumen, o en cuerpo de una misma obra, los estudios y monografías que se han presentado y se acaban de enumerar, los cuales merecen que esta corporación los recomiende para que el Gobierno disponga su publica­ción.” José D. Monsalve Academia Nacional de Historia—Secretaría—Bogotáy julio 2 de 1919. En sesión ordinaria de ayer fue aprobado en todas sus partes el anterior informe. Luis Augusto Cuervo6 MONOGRAFIAS . MAGANGUE Barranquilia, de octubre de 1917 Salí el 25 del mes pasado del puerto de La Dorada eo el vapor es­peso Medellin, de la Compañía Anti quena de Navegación. Es un© de los mejores barcos del río Magdalena, tanto por sos comodidades y elegancia como por la excelente educación de sn Capitán, y por el orden, disciplina y aseo de la tripulación y el baen servicio de la mesa. Al día siguiente, poco más abajo de Bocas de Carare, nu individuo se atravesó en el río, en canoa, a pedir pasaje, y resultó ser el joven espa­ñol Arroyo, empleado qae fae de la Casa Editorial Arboleda y Valencia, a quien la prensa de Bogotá había dado por muerto, porque en un mo­mento de enajenación mental se arrojó al río desde a bordo del vapor Caldas, con el propósito de suicidarse. El Capitán, con mucho acierto, aconsejó a los pasajeros que no hicie­ran preguntas a ese joven, y dispuso qae uno de los sirvientes estuviera vigilándolo con prudencia, para evitar nn nuevo accidente, pues parecía notársele todavía algún desequilibrio. El pobre joven se me acercó, me manifestó confianza y me refirió que la noche que cayó al agua habí» ülegado nadando a la desierta isla de Barbacoas, donde pasó sin comer y at la intemperie hasta el coarto día, que lo vieron unos negritos que pa­saban en canoa, lo recogieron, lo llevaron a un rancho y le dieron un sao© á© dril y un sombrero. Ellos lo condujeron así al primer vapor que vieron bajar. Tenía la liara y las manos que parecían mazorcas, a caasa de las picadoras de los Mosquifcoe y zancudos. Su única preocupación era por el equipaje que dejó en el Caldas, el cual se inventarió y ya se le entregó aqní. En el viaje tuvimos la contraridad de venir acompasados hasta Puerto Berrío por una dama cortejada por algunos de ios pasajeros y por otra que siguió hasta aquí acompañando a un militar en servicio, nnifoav mado, sin que esta pareja se preocupara de la presencia de las señoras y otras personas de respeto, y menos por el decoro y la disciplina de maes­tra relajada milicia. El río está muy grande a cansa de las lluvias, de manera que empie­za & desbordarse e invadir poblaciones ribereñas, en términos que en algunas de ellas temen que se presenten inundaciones desastrosas com© las de hace un año. Al amanecer del 28 llegad a Magangué, donde desembarqué y per- canecí hasta el día siguiente por ia noche, que tomé el vapor Palmar? otro de los bellos y buenos vaporea del río, pero cuyo servicio de mesa y2 Magangué el aseo de los catres y de los sirvientes, lo mismo que la disciplina de éstos, me parecierou inferiores a los del Medellin. Por todas partes se ve, en los camarotes de los barcos, en iglesias, en oficinas públicas, en hoteles, etc., este aviso: “Se prohíbe escupir en el suelo. La tisis y otras enfermedades se transmiten por este medio.” Mucho preocupa a los señores de la higiene la\ escupa, pero do se ve que hayan dictado o hecho cumplir la más insignificante providencia para evitar que en hoteles, vapores, etc., usen personas alentadas camas, pie­zas y vasijas sin lavar y menos sin desinfectar, que baD ocupado o de que se han servido leprosos, sifilíticos, tísicos, etc. La Compañía Antioqueña, que tánto se esmera en el buen servicio de sus barcos, debería organizar el persona! de las tripulaciones y el que atiende a los pasajeros, uniformándolos, estableciendo en el mismo barco el lavado y aplanchado dé la ropa de sus empleados, y, sobre todo, esco­giendo ese personal y dotándolo de manera que se pueda educar bien y no haya que estar cambiándolo para cada viaje, como comúnmente sucede ahora, sobre todo eu los vapores de las otras compañías. El primero que trajo embarcaciones de vapor al río Magdalena, cuando todavía no había más de dos ríos en el mundo en que estuviera establecida la navegación por esos barcos, fae don Jaan Bernardo Elbers, y eso lo hizo en virtud de privilegio que le concedió el Congreso por medio de decreto de 2 de julio de 1823. En enero de 1824 llegó el pri­mer vapor, llamado Fidelidad, y en jnnio de 1825 el segundo, que fue e! Santander. Estos dos barcos, especialmente el último, navegaron el río hasta Honda, aunque no eran apropiados, por su gran tamaño y mucho calado. Elbers no pudo cumplir todos los compromisos que contrajo por el contrato, y trató de traspasarlo a compañías extranjeras. Entonces el Libertador revocó el privilegio desde Qaito, el 12 de mayo de 1829. La navegación del río por vapor quedó paralizada por varios años a causa del fraccionamiento de la Gran Colombia y del estado de intran­quilidad en que vivíamos, hasta que don Francisco Montoya trajo en 1839 el vapor Unión. Fue edificado Magangué en la ribera izquierda del río Magdalena, el cual corre hoy por el antiguo cauce del Cauca, a poca distancia de la desembocadura de éste, y frente a la isla de Santa Bárbara, que está se­parada de Magangué por uu brazo del Magdalena llamado río Cicuco. La corriente que paea al Este de la antigua y noble ciudad de Mompós no es más que un residuo del Magdalena, que antes corría por allí y fue por donde se hizo todo el tráfico hasta 1860, próximamente. Entonces empezó a disminuir el caudal de agua por allí, porque su mayor volumen siguió el cauce del Cauca; de manera que ya desde 1870 los viajes empe­zaron a hacerse por la nueva ruta, y Mompós quedó casi aislado, pues sólo en las grandes avenidas hay agua suficiente por el antiguo cauce. Hoy sostienen el tráfico por allí dos vaporcitos que hacen la travesía en­tre Mompós y Magangué entrando por el Norte, en la Boca de Tacaloa, por la confluencia de los dos brazos. La desembocadura del río San Jor­ge está a tres leguas hacia el sur de esta última población. En la isla de Santa Bárbara no hay más Municipio que el de Pinilloe (cuyo nombre recuerda al gran benefactor de Mompós); en la de Mom­pós, el de este nombre y los de San Fernando y Margarita, y en ambas numerosos caseríos de poca importancia. También se comunican por tierra las dos poblaciones principales, pero hay que atravesar el Cicuco en canoa, por el caserío de Limón. Por esta vía hay ocho leguas de distancia y unas qameeiJor la fluvial.Rufino Gutiérrez 3 , A espaldas, o sea aS occidente de Magangué, está ei caserío de Cór­doba, que forma un barrio de ía población, separado de ella por un cano del Magdalena, con puentes. Este caño atraviesa a Magangué a poco más de doscientos metros de distancia de la orilla del río. On poco que crezca éste, el caño, queen todo tiempo conserva agua, se desborda e inunda la población o su barrio, en términos que cuando estuve aiií empezaban a abandonar muchas de las casas de gente pobre, invadidas por el agua. £31 caño es la gran amenaza de Magangué y la causa de su mal cli­ma; y si e! Gobierno no djcta providencias eficaces, el día menos pensado desaparece la población. No sé qaó digan sobre esto los expertos, pero a la simple vista parece, que la obra de defensa no sería difícil ni costosa cerrando la entrada de las aguas por la parte alta con pilotes clavados con martinete y construyendo en la baja un tambre con compuerta para que a! bajar el nivel del río vaya saliendo el agua que la creciente repre­só al caño, el cual deesa manera puede ir rellenándose con ios sedimen­tos o con las obras que hagan el Municipio y los vecinos. Magangué es ei más importante centro de concentración comercial del río ban Jorge, del Bajo Cauca, de los brazos de Mompós y Loba, y de las sabanas de Oorozal, región productora de ganado vacuno y de. tabaco. , En otro tiempo, hasta antes de las revoluciones de 1875 y 1876, se celebraba allí una feria anual en los días 2, 3 y 4 de febrero, tan concu­rrida por negociantes de la Costa Atlántica, de Santander, Tolima, Antioquia y Oundinamarca, como no ha habido semejante en el país, y otra, también bastante animada, en cada uno de los meses de julio y septiembre; pero después de aquella revolución se suspendieron, no sé sí a consecuencia de ésta; si porque el desarrollo.de la navegación hizo más expedita la comunicación del interior con la plaza de Barranquilla, que venía tomando grandísimo desarrollo, o si en ello influyeron las nocivas libertades de todo género con que se vivía en el puerto durante los días deferías. Por esa época ya Magangué era capital de Provincia y tenía 3,100 habitantes. En aquellas ferias se encontraban todos los artículos necesarios para ia vida ordinaria deí país, tanto de producción nacional como extranjera, pues iban a venderlos y a proveerse de ellos gentes de casi toda la Kepúbüca, y también .podían satisfacerse allí aun los capri­chos refinados del lujo; de manera que esas ferias, especialmente la de febrero, que se celebraba aí mismo tiempo que la fiesta de la Candelaria, patrona del lugar, eran «orno una exposición de productos del país. Hoy no hay más que ei mercado semanal de los domingos, bastante concurrido y abastecido, y uno diario, no escaso, que se celebra en la calle llamada Albarráda, eu una plazoleta que denominan plaza de mer­cado, y eu embarcaciones menores atracadas frente a ésta. El aspecto del poblado revela antigüedad, y entiéndase que esto es muy relativo entre nosotros, pues damos cal calificativo a'edificaciones que tengan siquiera un siglo. Muchas de las casas son de ladrillo, con azo­teas, y algunas de dos pisos, y la mayoría son modestas viviendas de bahareque y techo metálico o pajizo, o miserables ranchos de guadua y hoja de palma. Las calles son angostas y desiguales, pocas de ellas tra­zadas en línea recta. No hay una plaza que merezca el nombre de táí, sino espacios reducidos de forma irregular que llevan aquel nombro. Las casas de material y azoteas tienen aspecto de edificaciones de la Colonia, y no son pocas las de apariencia ruinosa, aunque también las hay de boni­tas y elegantes fachadas. Algunas tienen arquería en el interior y porta­les a la calle.4 Magangué En I860, 1904 y 1914 ocurrieron voraces incendios* que han contri­buido a mejorar el aspecto del poblado, porque para reemplazar muchos de los ranchos destruidos se levantaron edificios de mejores condiciones y apariencia, de techos metálicos, y se hicieron rectificaciones en las calles. A cada paso se tropieza, aun al lado de los principales edificios, con so­lares cercados coo gaadu*. Los andenes de las calles, donde los hay, son altos, porqae las aguas de las inundaciones han profundizado el piso, y algunos tienen cobertizos metálicos en forma de portales. De esos ande ne8 los hay que tienen hasta 80 centímetros de altara sobre el nivel de la calle, y son de ladrillo o de cemento. Tiene hoy el Distrito más de 13,000 habitantes (1) y trece Corregi­mientos, y ocuoa quizá el segundo lugar entre los del Departamento de Bolívar, por su riqueza y movimiento comercial; y sin embargo sólo hay un Sacerdote encargado del miuisterio de las almas, ana sola iglesia ©o el puerto y uua modesta capilla en el barrio de Córdoba. No hay en el poblado un baño público, ni los tienen los incómodos' hoteles, en los caales la alimentación es regular. La gente no se baña en ®1 río, por lo profundo y correntoso que es allí y por miedo a los cai­manas. Tanto hombres como mujeres del pueblo usau zapatos sin medias y sin lavarse los pies, y la mayoría los llevan sueltos en forma de arras- traderas. Las propiedades del Municipio son: I. Casa consistorial o Palacio municipal con una desairada torre cilla en que hay reloj público. Es un edificio feo, incómodo y que parece inconcluso o residao de nao antigao, y tiene portales y arquería. II. Cárcel en construcción ni. Un reducido cobertizo de madera y techo metálico que sirve para el mercado de carnes IV. Casitas para las Escuelas rurales V. Matadero público; Vi. Local de una de las Escuelas urbanas de niñas, f vu. Una casa de material eo la plazuela de Nariño. No conocí esta cas-* ni el matadero. Tiene además el Distrito veinte títulos de baldíos de a 1,000 hectá­reas cada uno, expedidos por el Ministerio d© Agricultura y Comercio el 22 de agosto del presente año, en virtud de la Ley 62 de 1879, como auxi­lio a nuevos posadores, según se dispuso en aquella Ley; pero esos títu- Sos están expedidos en tal forma que 'pueden enajenarse en cualquier#, incondicioDalm<mte. La Instrucción Pública va muy mal en el Municipio, como se ve por estos datos de loque allí hay: I. Colegio particular de varones llamado de Nariño, subvencionado por el Distrito con $ 50 mensuales, con 52 alumnos que pagan pensión d© $ l por año, en el primero preparatorio, de $ 1-50 en el segando, de $ 2 en el primero elemental, de $ 3 en el tercero y de $ 4 en el cuarto; de $ 5 en ei primero y segundo de literatura y de $ 6 en el tercero II. Co'egio particular de señoritas, de la Concepción, subvencionado por el Distrito con $ 2o mensuales, y 50 matriculadas que pagan a $ 1 y a $ l 5o por mes (1) La población de Magangué, según los censo*, ha sido ésta: en 1772, 1*457 habitantes; en 1835, 3,769; en 1843, 3,465; en 1852, 2,512; en 1865, 1,388; en 1870, 3,460; en 1912,13,406, y en 1918, 14,076.Rufino Gutiérrez 5 ni. Escuela urbana de varones, costeada por el Departamento, con dos Directores que ganan a $ 50 y a $ 35, coa 46 alumnos IV. Escuela nocturna, con un Director, a quien paga el Departamento i 16 mensuales, y 25 asistentes; ' V. Escuela primaria urbana de niñas, con tres Directoras, a quienes paga el Departamento $ 45, $ 35 y $ 30, con 43 matriculadas Vi. Escuela segunda urbana de niñas, también costeada por el De­partamento, con dos Directoras, que ganan a $ 35 y.$ 30, y 48 matricu­ladas, y Vil. En los Corregimientos o fracciones de Madrid, Oérdoba, Retiro, Barbosa, Tacasaluma, Cascajal, Boca de San Antonio y Tacalva hey es­cuelas rurales a cargo del Departamento, y de ellas alternadas las de Córdoba, Barbosa y Tacasaluma, y en las otras localidades una de cada sexo. Por jauto tienen 331 matrículas. A los Directores les pagan a $ 28, a las Directoras a $ 25, pero en las Escuelas alternadas, sólo a $ 20. Hay pues por junto 595 educandos en un Distrito que tiene 13,406 habitantes, según el censo de 1912, en región que está a orilla de la más importante vía de comunicación del país y donde el Presupuesto de rentas asciende a ■$ 23,325-33 en el presente año. En cambio se publican allí actualmente once hojas periódicas, El Distrito no tiene qae hacer gastos en construcción y conservación de caminos y puentes, porque casi toda su comunicación con otras régioDes se hace por ríos, caños y lagunas. Todo el gasto que tiene que hacer en el ramo de Instrucción Pública se reduce a las subvenciones que da a los dos Colegios; al costo de los lo­cales de las Escuelas, de los cuales uno, malísimo, es en la parte baja del Palacio municipal, y el otro en incómoda e inapropiada casa; el modes­to y escaso mobiliario de las Escuelas introducido del extranjero; la pen­sión de un joven que estudia medicina en Medeliío, y la de dos que cursan jurisprudencia en Bogotá. Esta protección es plausible, pero primero está la instrucción primaria que el coronamiento de la carrera científica de unos pocos preferidos. , lío obstante el elevado Presupuesto de rentas, a un empicado del Municipio je oi decir que el pago de su sueldo está atrasado en más de seis meses, y que en el pago del servicio de alumbrado eléctrico hay con­siderable retardo. En el puerto del Banco han construido un cómodo y gracioso desem­barcadero de manipostería. La Gloria, Calamar y otras poblaciones ri­bereñas, sólidas y extensas murallas de ladrillo y cal o terraplenes eleva­dos para defenderse de las corrientes del río; y Magangué, el puerto más rico y más concurrido de toda esta región del Magdalena, adonde tocan centenares de embarcaciones mayores y menores todos los meses, y milla­res de pasajeros, no ha invertido un centavo en un muellecito, o un male- cód, ni en defenderse de las avenidas del río y del cuño, a pesar de que la inundación del año pasado subió en el interior de sus casas hasta 2 me­tros, como pude verlo por las señales que dejó el agua en paredes y puertas. La Oficina telegráfica fue establecida por allá el año de 1870, y el primer Telegrafista fae R. Viana. Es una de las más importantes de la República, por su carácter de repetidora, al principio de todos los despa­chos que coreaban entre la Costa Atlántica y el interior del país, y ac­tualmente sólode una parte muy considerable de ellos, pues hay otra línea que va por las Sabanas a Antioqaia. Por los datos que se me suministra­ron, ahora repite un promedio de 4,454 telegramas, por día, osea unos 133,000 por mes- No pudieron facilitarme el dato preciso de los despachos \Q Magangué locales transmitidos y recibidos en el año anterior o en lo que va trans corrido del presente, sino sólo el de juuio último, qne faeron 1,744 portea­dos transmitidos, por valor de % 518-43, un cable por $ 3-20 y 709 oficia­les. Los de particulares recibidos faeron en ese mes 1,345 y 944 oficiales, BI local es central, pero no bien situado para su destino a causa de que por la noche se oye desde la calle todo lo que se recibe y se transmite en oficina por donde cursan táatas comunicaciones delicadas; cuesta el arrendamiento $ 30. Está muy deficientemente provisto de mobiliario, y eso porque el Gobierno se empeñó en favorecer a contratistas incumplidos desautorizando a Jefes del ramo que trataron de hacer llenar las obliga­ciones contraídas en contratos muy costosos. El personal de la Oficina es éste: un Jefe, con $ 80 de sueldo; un segundo Jefe, con $ 70; once Ayu­dantes, con $ (JO cada uno; un Oficial de recibo, con $ 40 un Copista, con $ 35, y dos Carteros, con $ 15 cada uno. Además, desde la gran ave­nida del Magdalena, el año pasado, tienen todos estos empleados un sobresueldo del 20 por 100 mensual. Tenemos pues que el personal de esa Oficina cuesta al Tesoro público $ 1,098 por mes. La Oficina de Correos nacionales, en local que cuesta $ 18, está ser­vida por un Administrador, con $ 54 de sueldo un Ayudante, con $ 25, y otro, con $ 23. En agosto del ano pasado se expendieron especies postales por valor de $ 43-50, y en el mismo mes del presente año $ 77-30. Se re­ciben y despachan allí estos correos: un expreso y el ordinario entre la Costa y el interior, una vez por semana cada uno; uno^semanal para las poblaciones de la Sabana de Coroza!; otro semanal para Mompós; tres mensuales para las poblaciones del río San Jorge; otros tres para las de la Mojana, y uno quincenal para las del Bajo Cauca y del Nechí. Este úl­timo es conducido gratuitamente por el vapor que hace ese crucero, lo cual no parece bien, porque por ese correo se despachan valores de consi­deración. Eu la Recaudación de Hacienda del Departamento se expenden las especies de timbre nacional mediante el abono del 10 por 100 hasta el límite máximo de $ 30 mensuales al Recaudador, por vía de comisión. A peskr de ser Magangué puerto de mucho movimiento de carga fluvial que consume gran eatidad de estampillas de timbre y de ser cabecera de Circuito y de Notaría, el promedio mensual de las ventas de junio a agos to fue de $ 134, con la circunstancia de que en ningún otro Distrito de la Provincia hay expendio. Eso depende de la organización que tiene*hoy la renta: en poblaciones miserables donde no se consumen $ 5 o $ 10 por mes e)i estampillas y papel sellado, se paga a un Agente Expendedor el 10 por 100, y él, para obtener algún provecho en su comisión, vende esas especies a los consumidores con notable descuento, fuera de que rio son pocos los que impunemente dejan de rendir la cuenta de su manejo. Por acá casi nadie cumple la disposición de estampillar giros y recibos, sin que. estén tan adelantados como en Bogotá y en Medellin, donde para elu­dir el pago del impuesto, al dar un recibo le ponen un sello que dice : du­plicado, o lo extienden eu forma de certificado en que consta que el deu­dor queda a paz y salvo con el acreedor. En 1912 se estableció nu hospital en casa arrendada, y el 12 de no­viembre del siguiente año se hizo ia formal inauguración en local propio, levantado con fondos recaudados en bazares y en rifas po% un» Junta de señoras creada por la Alcaldía desde el 10 de junio de 1911, y con la subvención de $ 80 mensuales, que desdo, el principio le concedió la Nación hasta febrero de 1915, y además con el auxilio de $ 3,000 que dio el Congreso de 1913, con destino a 1» construcción del edificio. ElRufino (Gutiérrez 7 Municipio ha contribuido con el costo de un médico durante un año y con $ 1,025-79 en diferentes auxilios periódicos. JS1 Hospital está manejado por seis Madres de la Comunidad francis­cana, a quienes e! Departamento paga $ 80 mensuales, y al Médico paga $ 50 por mes. Actualmente disfruta de una subvención nacional de $ 40 y una departamental de $ 150, y desde febrero de 1916 recibe $ 90, también mensuales, de la Lotería de Bolívar. El día que tomó nota había diez y ocho enfermos. El local es de regalares condiciones, y está situado en el barrio de Córdoba; tiene departamento para pensionados y botiquín, pero carece de instrumental. Hay en la población regular servicio de alumbrado eléctrico, cuyos cables van sobre postes clavados en las calles. Se inauguró el 2 de febrero de 1914 por una Compañía particular iniciada por los señores Díaz Gra­nados, López, Olier y Cuevas, en virtud de contrato de privilegio por veinte años hecho con el Municipio. Para desarrollar la energía se em­plea motor de vapor alimentado por combustible de lena. En las calles, plazoletas y algunos edificios públicos hay 80 focos de 30 bujías, por los cuales paga el Municipio $ 200 mensuales ($ 2-50 por foco); la Empresa cede gratuitamente 10 focos para el Hospital y algunas oficinas públicas; entre los particulares hay colocadas 3,270'bujías en lámparas de 8, 10, 15 y 20 bujías, y se cobra a razón de $ 0-10 mensuales por cada bujía. La instalación de cada lámpara cuesta $ 3-50, Estos precios sólo tienen semejantes por lo elevados, en Medeilíu y "Barranquilla. En la iglesia pa­rroquial hay 11 focos, por los cuales sólo se pagan $ 3 por mes, menos en febrero, que se da el alumbrado gratuitamente por ser el mes de la fiesta de la Patrona. Hay actualmente tres imprentas, y en,ellas se publican, con mayor o menor intermitencia, las siguientes hojas periódicas: La Justicia, Germi­nal, La Enseña, Ritmos, La Idea, Minerva, Idilio, El Tango, Venus, La Propaganda y la Revista Comercial de Mogollón, La primera imprenta fue introducida por don Albano Posada en 1873, quien empezó a publicar el 30 de marzo de ese año El Alba, que fue el primer periódico que vio la luz pública en Magangué. Después introdujeron imprentas don Erasmo M. del Valle, en 1882 don Ezequiel M. Posada, en 1903, y doña Ana María de Alvarado, en 1904. Las actuales fueron establecidas con posterioridad por los señores Luis A. Bernal, J, V. Mogollón y Oornelio Osorio. Las principales industrias de los habitantes del Distrito son el co­mercio, la pesca, la ganadería y el cultivo de maíz, frijoles, yuca, ñame, plátanos, tabaco, arroz y caña de azúcar. La paz de que estamos disfrutando hace catorce años, a pesar de que hemos tenido intermitencias de desconfianza en la estabilidad de ella, que por fortuna cada día se hacen menos frecuentes y duraderas, va desarro­llando las riquezas del país de manera considerable. El ejemplo dado por el noble y progresista don Oarlos Vélez Danies, con su gran Ingenio de Sincedn, ha tenido imitadores en ia Provincia de Magangué, aunque en escala relativamente reducida. Ho vi una sola prendería o casa de empeños, tan corauues en las po­blaciones mineras de Antioquia y en Bogotá. El comercio al por menor y algo al por mayor está casi todo en ma­nes de sirios. Esta raza posee condiciones recomendables de economía, laboriosidad e inteligencia para negocios de comercio, y no son pocos los individuos de ella que se distinguen por la corrección de su conducta y que se han labrado buena posición en las plazas del Atlántico. Eri estos meses del año se siente tánto calor y hay túutes zancudos$ Magangné \ <en Magangné, que casi no puede trabajarse en el escritorio y pasarse aua noche tranquila. Como es sabido, en los puertos del Magdalena ia principal base de lía alimentación de la gente del pueblo es el pescado, y de ello no se lleva la menor estadística. A pesar de ser región muy criadora y cebadora de ganalo vacuno, el consumo de él es muy reducido en Magangné, si se tiene en cuenta su crecida población, y el de ganado menor lo es muchísi­mo más. Del primero se consumieron en el primer trimestre del presente afio 301 cabezas; en julio último 164, y en agosto 180, Jo cual revela un considerable aumento progresivo cada mes. El consumo de ganado menor fae reducidísimo, pues sólo subió a 93 cabezas en los ocho primeros meses del año, o sea un promedio de 11} cerdos por mes. Ganado cabrío y lanar poco se conoce allí. No creo que el beneficio de cerdos se reduzca a la cifra que dejo anotada, pnes desde a bordo de los vapores se ven bastantes ejemplares de ese ganado en los predios.de las orillas del río, y en las ventas de alimentos en el mercado y en los hoteles se presentan con mucha frecuencia platos de esa carne. Es que no se lleva estadística más que de lo que paga el impuesto de degüello, y probablemente se benefi­cia mucho de manera fraudulenta. El agua que se consume en la población se toma en vasijas de la ori­lla del Magdalena, donde la corriente del río va depositando todas las in­mundicias que arrastra en un enrso de millares de kilómetros, por donde viene recibiendo los desagües de casi todas las poblaciones de la Kepá- blica, y adonde se arrojan los millares de reses que mueren de peste m las inmensas dehesas que riegan el gran río y sus innumerables afluentes. En las casas principales tratan de corregir el mal usando lo que llaman filtros de piedra, que no son en realidad más que coladeras. Debería hacerse eh las poblaciones ribereñas lo que en Barbacoas. Aunque el Telembí, que pasa por aquel puerto, es río tan' grande que tie­ne establecida navegación por vapores, y aunque su hoya está completa­mente despoblada en la parte alta, allí ni los negros más pobres cogen el agua para el consumo de sus hogares en la orilla, sino del centro de Sa corriente, para lo cual se sirven de numerosas canoas mny chicas llama­das potrillos. En las antiguas crónicas no está claro quién fae el primer descubri­dor y conquistador del territorio qne ocupa Magangné, pero parece que lo fueron, poco después de 1533, Pedro y Alonso de Heredia y Francisco César, pues en ellas no se la menciona especialmente en los primitivos tiempos. Aun sobre la fundación del poblado hay noticias que no conceer- dan: unos dicen qne la hizo don Diego de Carvajal en 1610, con el nom­bre de Magangoey o Bacacoa, y otros, que don Antonio de la Torre y Mi­randa, en 1774, con el nombre de Nuestra Señora de Magangné; pero en el informe rendido por él da ya como fondada la población, y dice que en 1778 tenía 237 “vecinos y 1,415 almas.” Hay documentos en los archivos de Cartagena que dicen que en 1608 se hizo una adjudicación de terrenos a Martín Bellido en el “monte de Magangné que llaman Pirnai,” y otra a Cristóbal de Oastro en 1627. El 29 de noviembre de 1741 el Presidente de la Real Audiencia, non Sebastián de Eslava, creó el partido y Corregimiento del Retiro, complies í¡0 de ocho pueblos, uno de ellos Magangné, y nombró como primer Corre­gidora don Jacinto Bustillo, como dependiente de Mompós. En 1772 tenía el caserío de Magangné feligresía con 1,393 almas de confesión y 64 esclavos. Ei General Diógenes A. Reyes, actual Administrador de 1a Aduana de Barranquilla, y el señor Joaquín Ruiseco, cubano, han establecido rao,Rufino Gutiérrez 9 ¡mgenio de azúcar llamado El Central Bolívar, a orillas del río Cauca, en el Distrito de Maj <gual, entre Achí y Gaarauda, a unas 20 leguas de Magangué. Ya se hizo la primara zafra, que produjo unos 1,300 sacos de a 5 arrobas a fiDes de este año se hará otra, que se espera produzca de 15,000 a 20,iiOU sacos, y en adelante se harán dos anuales. La empresa tiene establecidos cultivos de caña directamente y por medio de contra tos con colonos en 174 hectáreas, y los obreros que trabajan en el inge­nio son unos 200, a los cuales se paga por unidad de obra un jornal de | 0-60. La maquinaria es servida por motores de vapor en que se consume© leña y bagazo; tiene instalación eléctrica y 4 kilómetros de vía férrea para mover la materia prima. El precio actual del azúcar es $ 8 por saco d© 5 arrobas, y el mercado de la que se produce, es en las poblaciones de las orillas del Magdalena, el Uauca y elSan Jorge. Comparados con los habitantes de Antioquia, Cauca y Tolima, lo© de Magangué quizá fuman diez veces menos que aquéllos. El uso del licor está generalizado entre la geute del pueblo, quien consume del extraído de la caña de azúcar, a unos 181 o 20°, sin anís, lo que allí llaman “ron blanco.’’ La renta de licores destilados no es ya mo­nopolio en el Departamento de Bolívar, sino que se grava la producción de cada litro con $ 0-4Ó, y como en las ventas al menudeo el precio de ese alcohol es de $ 0-30 la botella, lo que equivale casi a $ 0-40 el litro,, se comprende fácilmente el negocio de destiladores y venteros. Hay en el Distrito cuatro tábricas de destilación registradas. Tiene el poblado una máquina de desgranar maíz, una de moler café, una fábrica de jabón, dos de bebidas gaseosas y una de hilados; todas ella© en pequeña escala. Magangué está a 35 metros sobre el nivel del mar, y tiene temperatura ¡media efe 29°. La propiedad raíz del Municipio está avaluada en $ 434,355, Desde 1866 se establecieron el Juzgado de Circuito y las Oficinas de botaría y Registro. Los empresarios de luz eléctrica tienen maquinaria en que produce© 500 libras de hielo cada día. Prestan el servicio de policía trece agentes departamentales unifor /nados y tres manicipales sin uniforme. Según la estadística que se lleva en las oficinas de navegación fin- vial, en 1916 entraron a Barranqnilla 538 vapores, y a Magangué 88? sólo de marzo a diciembre del mismo año. La diferencia consiste en que todo boque que sale de aquel puerto toca eu este último, menos los qu© van directamente a la Ciénaga y a Cartagena, y no tocan en Barranqui- 13a los qne parten de Magangué para hacer el tráfico con el Bajo Cauca, el brazo de Mompós y el río San Jorge. El servicio del Bajo Cauca lo pres­tan dos vapores, otros dos el del brazo de Mompós y uno el del San Jor­ge hasta Ayapel. Los pasajeros que se movieron de Magangné de marzo a diciembre del año pasado fueron 4,060; los bultos de artículos de dife­rentes clases salidos, 54,927, y las cabezas de ganado mayor embarcadas para el interior, casi todas ellas en el puerto de Yatí, a legua y media de distancia, 32,736. Hay en el puerco una Inspección fluvial a cargo de un Inspector, con $ 65 de sueldo; un Ayudante, con $ 47-50, y nn Guarda, creado desde el 25 de septiembre, que ya funciona, enyo sueldo aún no ha avisado el Ministerio cnál es. El local cuesta $ 12a y se oarece de mobilia­rio, el cual tienen que facilitar los mal remunerados empleados. En esta Inspección sólo paga el impuesto lo que se embarca o desembarca en el puerto, y en agosto último produjo $ 1,836-16, y por patentes de navega10 Magangué ción $ 18-52. En ese mismo mes tocaron allí 78 embarcaciones de vapor, de ellas 9 procedentes de Ziragoza. Para apreciar las dotaciones de los empleados de esta Inspección y de la Administración de Correos, debe teperse en cnenta que ellos tienen que recibir y despachar todos los vapores, de los cuales la mayor parte entran y salen a diferentes horas de la noche. El Manicipio cobra impuesto de $ 0-03 por cada embarcación menor que atraca en el puerto cargada con artícolos de consumo, sea cual fuere su capacidad. En agosto último tocaron 415, por lo cual puede verse que el movimiento es muy considerable. Esas Embarcaciones són champanes de 8 a 10 toneladas de capacidad, cubiertos con toldos de palma; botes o bongos de 10 a 12 toneladas, con cubierta de madera, y canoas con cubier­ta o sin ella, con capacidad de 1 a 12 cargas. La estadística en materia de movimiento de población arroja cifras desconsoladoras, por lo que respecta a moralidad pública, y porque reve­la que el clima es más malo de lo que a primera vista juzga uno al ver el color de la gente y el gran número de ancianos. Es que casi todas las habitaciones de Magangué están en terreno que permanece inuadado gran parte del año, y con frecuencia todas ellas sufren por las inundacio­nes. En el primer semestre del presente año hubo en todo el Distrito 136 nacimientos, 190 defunciones y 11 matrimonios. De los nacimientos, 36 fueron hijos legítimos y los 104 naturales En los primeros años de la Independencia el Gobernador Rodríguez Torices elevó el poblado a la categoría de villa, y naturalmente debió de ser con las prerrogativas de Municipio, pueshksta entonces había depen­dido en lo político de Mompós. En diciembre de 1810 don Juan María de Río y don José María Be­nito Rebollo se quejaban de que la Junta revolucionaria-del Cabildo de Mompós hubiera supeditado a los vecinos de Magangué, enviáñdoíes, en lugar del Corregidor que había allí, al Capitán don Felipe Sánchez Mo- villán, a quien aquel Cuerpo admitió como Vocal representante de Ma gangaé. El 6 de marzo de 1815 atacó a la población el Oomaudante español don Ignacio Larrús, y derrotó a! Jefe patriota José María Arias, que la defendía. En 1816 fue fusilado allí el Capitán patriota Sabas Muñoz. En noviembre de 1819 el Corregidor Arias, de Magangué, levantó fuerzas en el caserío en favor del Rey, y con 50 hombres ocupó a Zarago­za el l.° de octubre de ese año.‘ El 3 de junio de 1820 ocupó el puerto con un buque el General José María Córdoba, sin encontrar resistencia. El 9 de agosto de 1885 derrotó el General Niqolás Jimeno Collante a los Jefes Heriberto Duque y Antonio Galán. El 2 de diciembre de 1900 ocupó el puerto el Jefe revolucionario Ra fael Uribe Uribe, despnés de combate con fuerzas de tierra y con flotilla del Gobierno. Por la Ley 18 de 1859 se hizo a Magangnó capital de Provincia: se le quitó ese carácter por Decreto número 220 de l.° de diciembre de 1885, y se le restableció por la Ley 26 de 1898. * La primera capilla fae edificada por nn encomendero y pacificador de indios del Bajo Cauca, de apellido ¿Yíonroy, quien colocó en ella una imagen de la Virgen de la Candelaria, que hizo traer de España, y es la misma que hoy 8© venera en la parroquia, la cual fue erigida en 1777. Es nn lienzo ordinario de poco más de 1 metro, fondo cafó oscuro. De la11 Rufino Gutiérrez imagen de la Virgen y de la del Niño que tiene eu brazos no se ven aaás que ios rostros, de color semejante al del fondo, pues lo demás está cu­bierto con telas d© raso ñno en forma de trajes, pegado ©adherido al lienzo con alfileres. Tiene la Virgen una bella coronita de oro acomodada sobre la cabeza, arracadas y una gargantilla de oro y piedras finas. Eí resto del lienzo se ve lleno de dijes y flores adheridas con alfileres. El marco del cuadro, bastante ancho, está cubierto con espesa chapa de pla­ta, de trabajo poco artístico. ^ La iglesia es fea, de aspecto antiguo, poco alta, con frontis acha­tado, y una alta torre al lado, no elegante y muy deteriorada, sobre todo a causa de la metralla del ataque de los revolucionarios en septiembre,d© 1900. Columnas delgadas de madera marcan tres naves, bien pavimenta­das con ladrillo de cemento; hay bastantes bancas ordinarias y dos ciria­les pesados, de plata, bastante maltratados. Al frente dé la parroquial, la cual está edificada en una moderada emi­nencia que el terreno hace a la orilla del río, debió de haber en otro tiem­po un espacio libre o plazuela que después de la última gran inundación, que no llegó hasta allí, han ocupado en parte con edificaciones pajizas levantadas en desorden. Temo que mis observaciones no sean del agrado de los amigos de Magangué, porque revelo algunas de las flaquezas de la localidad; pero confío que ellas serán de utilidad porque estimularán a loa vecinos a co­rregir mucho de lo malo que allí hay y que ea muy fácilmente enmenda­ble, mucho más contándose entre esos amigos caballeros tan patriotas y distinguidos como don Julio Posada, actual Prefecto de la Provincia y digno hijo del inolvidable don Albano, don Antonio López, don Olimpo del Valle, don José Luis Paniza y don Francisco García Oarbonell, quienes de la manera más bondadosa me ayudaron a recoger datos en mi corta visita ai puerto. MANIZALES Cartago. diciembre 3x de 1917 i A don Enrique Otero D'Cpsta). Mientras se presenta vapor para seguir á Oali voy a empezar a dar algunas noticias sobre la ciudad de Macízales, que acabo de visitar des­pués de diez y siete años de no pasar por allí, y donde encontré progresos realizados en ese tiempo que me han sorprendido. Salí de Bogotá el 10 en tren atestado de pasajeros que iban a pasar las vacaciones en tierra caliente. Desde que lo tomó en Facatativá oí hablar de una huelga que se ha­bía declarado entre los obreros del Ferrocarril de La Dorada, pero no se N tenían noticias precisas de ella, auuqae sí era general el concepto de que ese movimiento era justificado; y lo peor es que a un alto empleado de la línea de Gírardofc le oí manifestar el temor de que lo* obreros de éste si­guieran el ejemplo de los de aquél, porque se habían recibido reclamacio­nes en que se notaba la influencia de elementos extraños. Lo cierto es que los peoües de carrilera, los freneros y otros empleados de inferior^catego* ría trabajan en peores condiciones que los de las demás empresas do su género.12 Mañiza les Encontré qne en Girardot acababan de pasar las ferias, con poca concurrencia y no mayor presentación y realización de ganados. En aqnel puerto, cosa extraña, no tenían noticia medianamente de­tallada las autoridades ni los empleados de la Inspección fluvial y de las Compañías de navegación de lo que ocurna en la huelga. A pesar de que se sabía que no se encontraría tren en Beltrán y que el Gobierno no había dictado medidas eficaces con motivo de la huelga, el vapor Maris- e&l Sucre. el único de una Compañía domiciliada en Girardot, a la cual le correspondía ese viaje con el correo expreso, salió el 11 con 79 pasajeros qne iban por Beltrán para diferentes lugares del país. Mochos otros pasa­jeros se quedaron en Girardot al tener noticia de la huelga. El correo que se conducía era sólo el de correspondencia, pues las encomiendas y los recomendados se dejaron en Bogotá, como otros varios correos de enco­miendas, porque el Gobierno no tuvo con qué pagar la miserable ración de la escolta que debía custodiarlo. Temprano llegámos a Beltrán, y allí supimos que la huelga, que dura­ba ya dos días, era de las cuadrillas de la línea, de maquinistas, fogoneros, íreneros, obreros del taller y otros empleados subalternos del Ferrocarril, quienes pedían, dirigidospor tres abogados de Honda y apoyados pecu­niariamente por comerciantes de esa plaza, un aumento de jornal del 40 por 100, y que ya el encargado de la empresa había 'ofrecido aumentar el 20 por 100. En Beltrán, donde encontré absoluta tranquilidad, pues ningún em­pleado de allí tomó parteen el movimiento, se sabía que los huelguistas no habían cometido la menor tropelía, y que el Gobierno habla ordenado a un batallón estacionado en Ibagué que se pusiera en marcha para Am- balema a embarcarse allí en la draga y bajar a Honda. También se supo que estaban demorados en La Dorada muchos pasajeros del expreso de la Costa. De Bogotá a Honda, disponiendo acertadamente el viaje, podría ba­jar en tren y vapor, en un día, un batallón y llegar oportunamente, pero ae creyó que era más derecho hacer mover en tres días el de Ibagué, para queen tan*dilatada marcha a pie, por llanuras ardientes, donde esca­sean toda clase de recursos, se expusieran a morir insolados unos cuantos soldados y a llegar al logar de su destino cuando ya se hubieran realiza­do hechos graves o fuera innecesaria su presencia. Esto último fue loque sucedió: ya entrada la noche, caaDdo aquel batallón tenía dos días de marcha y todavía estaba lejos de Ambalema, «e tuvo noticia de qne llegaría un tren procedente de Honda, porque los huelguistas habían convenido en aceptar el aumento del 20 por 100 En efecto, el tren llegó tarde de te noche, y a las dos de la mañana del día 12 me puso en Mariquita. De parte de las autoridades no se hizo nada para evitar la interrup­ción del tráfico, lo cnal habría sido sencillísimo enviando, conveniente­mente respaldados, maquinistas y otros pocos empleados de Faeatativá y Girardot. Hacía como un año que hacendados del Tolima habían promovido an movimiento algo semejante a éste, y quizá con base justificable, para obligar a la Compañía del Ferrocarril a pagarles los daños que causaban en sus pastales los incendios producidos por las locomotoras. Naturalmente no me acosté en Mariquita, porque sólo hubo tiempo paira comer algo,—pues en Beltrán nohnbomodo de hacerlo,—y para pre­pararme a seguir el viaje a caballo. Desde el terremoto que arruinó la antigua ciudad de Mariquita,Rufino Gutiérrez antes tan próspera, que fue capital de Departamento y tuvo Asamblea que proclamara su iudependeDcia y expidiera Constitución como si faera República independiente; desde que empezó a prosperar comercialmente el vecino puerto de Honda; desde que comenzaron a agotarse las minas que allí se explotaban, y desde que gran parte del tráfico con Antioqaia prefirió la vía de Sonsón, llamada el camino de la Montaña, Mariquita viene decayendo de día en día sin que haya habido uno solo en qué se marcara un paso para contener la mina. Ese camino de la Montaña de Sonsón se abrió de 1816 a 1317 por líos españoles, empleando en los trabajos a los patriotas que habían redu­cido a prisión. Desde el 8 de mayo de 1777 el Gobernador interino de Antioqnia, don Francisco Silvestre, recomendó al Virrey la apertura del camino por Son» són a salir a Mariquita, de acuerdo con la propuesta que hizo don Felipe de Villegas y Córdoba (ascendiente mío y daeño de la mayor parte de los terrenos de Sonsón). El Virrey acogió la idea de la apertura, pero no aceptó la propaesta del señor Villegas, y dispuso que el camiuo se abriera coa las rentas de la villa de Medellin; y como nada se hizo en este sentido, al fio se aceptó aquella propaesta. Así es que el primero que abrió el camino fae don Felipe Villegas. También hablaba entonces el Gobernador Silvestre de que los artícu­los que salían de Autioqaiapor el camino “dilatado de Hervé por Mariqui­ta no satisfacen cosa alguna” y de que por ese camiao había que pasar treinta veces el rio Guannó. Al tenderse !a vía férrea de La Dorada los empresarios quisieron poner allí una estación, pero los vecinos y el Concejo, pretendiendo ex­plotar la empresa, opusieron grandes dificultades, y por un lote qne no valía nada pidieron lo qae apenas valdría toda el área de la población, y entonces se compró a alguna distancia de allí una buena extensión de tierra, se trazó población muy grande, con calles rectas, de bastante am­ellara, qne van hasta la vieja ciudad, se estableció la estación construyen­do numerosos edificios y bonitas quintas para vivienda de los empleados, se puso agua buena y abundante, se repartieron lotes en los cuales se han edificado machas casas cómodas, etc., y más tarde se estableció ailí la es­tación principal del cable áreo. Así Mariquita, por un mal cálculo de espe­culación, recibió el golpe mortal, de lo cual no es este el tínico ejemplo que tenemos en el país, pues allí cerca está la miñosa población de Ainbaie- ma, donde se procedió del mismo modo, y por eso hubo que poner en Beltrán la estación termiuai del ferrocarril y de los vapores del alto Magdalena. Esta ruinosa ciudad fue fundada con el nombre de San Sebastián de Mariqaita, en tierra de los indios marquetones, el 28 de agosto de 155L, a orillas del río Magdalena, y el Capitán Francisco Náñez Pedroso, con­quistador y vecino de Tanja, por comisión qne le dio el licenciado don Miguel Díaz de Armeodáriz, la trasladó al lugar que hoy ocapa a orillas del rio Gualí, en 3 de enero de 1553. Probablemente esta fundación se hizo en el actual asiento de Houda, pnes en 1583 el Oidor Guilén Chapa­rro decía: “ Por estar la dicha ciudad de Mariquita junto al río Grande y puerto de Honda” (el puerto era al terminar los rápidos del Magdalena, «n lo que de un lado se llamó después pnerto de B *gotá y del otro Cara­coli), *k y por ser la primera ciudad de e^te Reino, hay ordinariamente ma­cho concurso de gente de las qae saóen el río arriba y de las que vienen d© la Gobernación de Popayán y de otras paites para emplear y tratar con sos mercancías y para ira los reinos de Bsp ñ*,, por ser como es ©l dicho pueblo de Houda y su avío el mejor que hay en este Reino.”14 Manizales ^_, A! principio fue lugar muy próspero, donde bubo siete iglesias y tres conventos. A la comunidad de uno éstos pertenecían los numerosos hatos de ganado vacuno de que todavía hay restos en las sabanas al pie de los nevados del Bniz. El 16 de febrero de 1579 murió en esta ciudad ei Conquistador y Ade­lantado don Gouzakr Jiménez de Qaesada, de ochenta años de edad; se le sepultó allí mismo* en el couvento de Santo Domingo, que estaba situa­do frente a la casa en que murió. Los cronistas dicen que murió de lepra. Sus restos faerou llevados a Bogotá, donde se Ies colocó el 15 de julio de 1892 en un triste monumento frente al cementerio. < Era tan rico en minerales este territorio en ios primeros años de la Colonia, que Kodríguez Fresle^quien escribió sus crónicas en 1638, dice que Gaspar de Mena Oyóla, vecino de Mariquita, casó a una hija suya con el Gobernador de Santa Marta y “ diole en dote doce'cargas de a dies arrobas de plataeusayada^y que se deeíaque tenía otras doce cargas para casar otra bija con otro Gobernador, y agrega: 4Íy sin esto lo que le que. daba en casa que no ha medido ni pesado. Aquel dote fue sin otros seis mil pesos y matalotajes que envió a! yerno para que viniese por la mujer, y po se cuenta aquí el ajuar y joyas que llevó la desposada, que dicen fue grandioso.” Los vecinos de la población secundaron, en junio de 1781, el movi­miento de los Comuneros al presentarse en ese lugar José Antonio Galán. Mariquita fue capital de la Provincia de su nombre hasta fines del si­glo xvili, que se trasladó a Honda. De los once árboles de canela de los andaquíes que sembró en Mari­quita el sabio sacerdorfce don Celestino Mutis, Director de la Expedición Botánica y astrónomo del Bey, quien fue destinado al Nuevo Beino de Granada por Cédula- de l.° de noviembre de 1783, no queda nada. Yo vi dos q tres de ellos que se conservaban hace unos cuarenta años. No sé cuándo los destruyeron : probablemente cuando el Gobernador del Toll­ina, General Frutos Santos, mandó demoler muchas de las ruinas de la ciudad para levantar sobre ellas el panóptico que proyectaba. Se relacionan con la historia de la viejá ciudad estos hechos: nació en ella el 9 de abril de 1786 don José León Armero; el 28 de mayo de 1816 fuefasilada la joven hermana de Armero, Carlota el 28 de noviembre y el 12 de diciembre del mismo año, respectivamente, fueron fusilados Manuel Montaña y José Perlaza; ei 26 de julio dé 1810 se adhirió el Cabildo ai movimiento revolucionario de Bogotá; el 31 de octubre d© 1807 nació allí el historiador don José Antonio Plaza; en 1822 ordenó el Gobierno de Bogotá establecer un colegio en este lugar, para lo cual le asignó $ 50,000 de los capitales pertenecientes a los extinguidos conventos me­nores; el 11 de diciembre de 1840 se pronunció aquí e! Coronel José María Vega contrae! Gobierno legítimo,yeso fue el resuitadode una conferencia que tuvo en Honda con el General José Hilario López, quien regresaba de Europa; el 6 de febrero de 18^5 las fuerzas del Gobierno hicieron prisione­ra aquí a una gran parte de la revolucionaria que había sido derrotada en Honda el día anterior. Segíin el censo de 1870, Mariquita tenía entonces 2,094 habitantes (l). Conviene aprovechar la ocasión para hacer referencia a las minas del territorio de Mariquita y recordar las cuarenta y cinco prudentísimas y acertadísimas ordenanzas que en esta población dictó el 9 de marzo de 16i2 el Capitán General del Nuevo Beino de Granada, don Juan de Borja. U) El censo de 1918 le da. 5,666 habitantes.Rufino Gutiérrez 15 Ojalá que para fomentar la industria minera y proteger a los obreros de ellas se adaptaran mochas de sus disposiciones en nuestro Código de Minas.' Haré un somero extracto de esas sabias disposiciones: En el preámbulo de ellas, después de visitar don Juau de Rorja u los ingenios y las minas de oro y de plata,w dice:6i De las dichas dili­gencias personales y larga experiencia pasada, consta que las dichas mi­nas del distrito en esta ciudad son las mejores que se conocen en este Reino, y de mayor duración y riqueza.” Las más salientes disposiciones de las Ordenanzas son éstas: Para favorecer y ayudar a los dueños de las minas deben traerse por ahora, de acuerdo con lo dispuesto por Real Cédula, 700 indios útiles de las ciudades de Santafó y Tanja y repartirse entre los dueños de di­chas minas, según la calidad de ellas y de las personas que las ¿ubieren de sustentar, los cuales indios sólo deben trabajar un año, y vencido éste que sean reemplazados por otros; Por ahora debe haber dos Sacerdotes para doctrinar a los indios y administrarles los sacramentos, que deben ser examinados y aprobados y que entiendan la lengua de los indios; Que se construya una iglesia a costa de ios dueños de las minas, pero en el acarreo de las maderas y reparaciones de ella ayuden ios in­dios sin más paga que el sustento; ' , Que los Sacerdotes ganen a $ 350 anuales, que seráu sufragados $ 200 por los dueños y demás vecinos de las minas, $ 100 por la Real Caja y los $ 50 restantes por los jornales de los indios; Se prohíbe a los sacerdotes exigir a los indios obvenciones y cama­ricos (regalos o contribuciones voluntarias con motivo de festividades), y se les previené qae con particular cuidado y caridad atiendan al buen tratamiento de ios indios y al aprovechamiento de sus almas, desterrando los vicios y supersticiones; Se ordena al Alcalde Mayor que mande proveer a los indios en las cosas necesarias, y en les días de fiesta pida .limosnas para dicho efecto, de manera que los indios conozcan la piedad y amor de los españoles; Se mandan construir dbs hospitales cerca de las dos iglesias para atender a los indios; Los indios deben colocarse en forma de población cerca de las igle­sias, en lugares sanos y de mejor comodidad, procurando que queden juntos y congregados por familias y parcialidades Deben hacerse dos sementeras de comunidad ai año para que a los indios no les falten provisiones, determinando las épocas de rocería, des yerba, cogienda y acopio, la extensión de las sementeras y la cantidad que a cada indio corresponde del producto; eso sin impedir que ellos puedan hacer sementeras particulares, y se dispone que teDgan sembra­do^ de legumbres, gallinas y árboles frutales cerca de sus casas; y se dan las reglas precisas de cómo deben recogerse y conservarse los frutos, lle­var la cuenta de ellos y distribuirse entre los indios; Los indios traídos deben devolverse a su tierra precisamente al cum­plir el año de trabajo; Al Alcalde Mayor se le obliga a impedir que los víveres se vendan en minas a precios excesivos, cuidando de que los mercaderes sólo ob­tengan moderada ganancia y vayan con gusto, y los compradores queden sin agravio \16 Panizales A los indios, qae por repartiera o voluntariamente trabajen en ?ae minas no se les puede obligar, y ni siquiera permitir, trabajar más qa© ocho horas diarias; Los empresarios de las mines deben pagar a los indios nu jornal de un tomín por día, en oro y piara marcada, en presencia del Alcalde Ma­yor y del Sacerdote, y de ningona manera en mantas, camisetas ni nin- gúu otro géaero de ropas. Esos jornales no pueden ser embargados judi­cialmente, y el pago en ellos tiene preferencia sobre cualquiera otra acreencia, y A los Alcaldes Mayores se les prohíbe tener minas en la región y aun paitioipación en ellas en ninguna forma, so pena de perder su em­pleo y todo beneficio en las mina*. El camino para Manizales pasa por lo que en otro tiempo fue calle populosa, y hoy no se ven en ella más que un antiguo templo de manipos­tería qae apenas se sostiene en pie, y restos de casas y de cercas de sola res dei mismo material, y señales de lo que fueron caños de excelente construcción. A poco de salir de las rainas se encuentra el torrentoso río Gualí, de abundantes aguas, sobre el cual hay un puente colgante de hierro, estre­cho y de fea apariencia pero de gran solidez. Allí se cobra pontazgo a ra­zón de $ 0-04 por cada carga y cabeza de ganado, y de $ 0-02 por per­sona. Antes de ponerse en servicio el cable ese pontazgo producía hasta $ 50 diarios, y hoy su prodneto sólo alcanza a unos $ 10 mensuales. A las doce del día llegué a la población del Ftesno, fundada y habi­tada casi exclusivamente por antioqueños en localidad muy escabrosa. En ella no vi más edificaciones coa techo de teja de barro que la iglesia y cuatro casas. Las demás son de astilla o de pjqa y unas pocas de teja me­tálica; pero tiene luz eléctrica establecida por su progresista Gura, y acuedocro de tubería metálica se cobran $ 5 por instalación de cada foco y $ 0-50 mensuales por el servicio de 12 bujías. El señor Cura Cor tés estableció también y sostiene un colegio de señoritas, telares y una trilladora de café. No li*y reloj público. El Distrito del Fresno tenía 1,323 habitantes en 1870 (1). A las dos de la tarde me quedé en La Florida, d