Viaje a las regiones equinocciales del nuevo continente Tomo 1 - Introducción

Descripción general del escritor Alejandro de Humboldt de su viaje a América para explorarla, su objetivo con esta publicación fue la de dar a conocer los países que visito y la descripción científica de lo encontrado en la exploración del continente americano. Título con la ortografía original de l...

Full description

Bibliographic Details
Main Author: Humboldt, Alexander, Barón von, 1769-1859
Other Authors: Bonpland, Aimé Jacques Alexandre, 1773-1858
Format: Book Part
Language:Spanish
Published: París: Rosa 1826
Subjects:
Nes
Aun
Reu
Online Access:http://babel.banrepcultural.org/cdm/ref/collection/p17054coll10/id/2448
Description
Summary:Descripción general del escritor Alejandro de Humboldt de su viaje a América para explorarla, su objetivo con esta publicación fue la de dar a conocer los países que visito y la descripción científica de lo encontrado en la exploración del continente americano. Título con la ortografía original de la época. - Introducción. (P ¿^<::c - ^ A LA.S REGIONES EQUINOCCIALES DEL NUEVO CONTINENTE, HECHO EN 1799 HASTA l8o4, POR AL. DE HUMBOLDT Y A. BONPLAND, REDACTADO POR ALEJANDRO DE HUMBOLDT; COHTINUACION INDISPENSABLE AL ENSAYO político SOBRE EL REINO DE LA NUEVA ESPAÑA, POR EL MISMO AUTOR. CON MAPAS GEOGRÁTICOS Y FÍSICOS. TOMO PRIMERO. parís, EN CASA DE ROSA, CALLE DE CHARTRES, N° 12. Antas gran patio del Palacio Real , y calle de Montpensier, n» 5 1826. VIAGE Á LAS REGIONES EQUINOCCIALES DU NUEVO CONTINENTE. I. ri^ jJocE aüos han transcurrido desde que dejé la Europa para ir á recorrer el interior del nuevo continente : dedicado desde mi pri-mera juventud al estudio de la naturaleza; sensible á la belleza agreste de un suelo eri-zado de montañas y cubierto de antiguos bosques 5 he hallado en este viage goces que me han compensado de las privaciones con-siguientes á una vida laboriosa y casi siem-pre agitada. Estos placeres que he tratado de dividir con mis lectores en mis cunside-raciunes sobre los sierpes y en el Ensayo sobre lafisonomía de los vegetales ' no han Véanse mis Tableaux de la Natura impreso en París 1808. 2 tom. en 8°. 1] INTRODTCCION. sido el solo fruto que me ha proporcionado esta empresa, formada con el designio de contribuir á los progresos de las ciencias físi-cas. Habíame preparado desde mucho tiem-po antes para las observaciones que eran el objeto principal de mi viage á la zona tór-rida; me había provisto de instrumentos de un uso pronto y fácil , egecutados por los mas distinguidos artífices, gozaba de la protección particular de un gobierno que, lejos de poner trabas á mis investigaciones, me ha honrado constantemente con pruebas nada equívocas de interés y confianza; estaba auxiliado por un amigo animoso é instruido, y cuyo zelo é igualdad de carácter nunca han sido desmentidos , ni aun en medio de las fatigas y peligros á que muchas veces estábamos expuestos; lo cual es una dicha muy rara para el buen éxito de un trabajo común. En circunstancias tan favorables y recor- INTRODUCCIÓN. Üj riendo regiones que, desde los siglos mas remotos , eran casi desconocidas de la mayor parte de las naciones de Europa y aun po-dria decir de la misma España , el S"*" Bon-pland y yo, hemos recogido un considerable número de materiales , cuya publicación ofrecerá, me parece, algún interés para la historia de los pueblos y para el conocimien-to de la naturaleza. Habiendo dirigido nues-tras investigaciones hacia objetos sumameníe variados y no pudiendo presentar sus resul-tados bajo la forma ordinaria de un diarioy los hemos consignados en muchas obras dis-tinctas, redactadas con el mismo espíritu y ligadas entre sí por la naturaleza de los fe-nómenos de que se trata en ellas. Aunque este género de redacción, que descubre mas fácilmente la imperfección de los trabajos parciales , no sea ventajoso al amor propio del viagero, es sin embargo preferible en todo lo que tiene relación con las ciencias IV INTBODUCCIOX. I /sicas y jiiatemáticas, porque los diferentes ramos de estas ciencias son muy rara vez cultivados por una misma clase de lectores. En la relación histórica del viage cj[ue pu-blico actualmente , me he propuesto un do-ble objeto, porque deseando hacer conocer los paises que he visitado, debia recoger y dar á luz hechos propios de una ciencia á-penas conocida en bosquejo y que ha sido designada, harto vagamente, con los nom-bres áej^ísica del mundo ^ Teoría de la tierra ó GeografíaJ^ísica : el último de es-tos objetos me ha parecido el mas importante. Como amaba ciegamente la botánica y al-guna de las partes de la zoología , me lison-geaba que nuestras averiguaciones añadirían nuevas especies é ideas á las ya conocidas; pero prefiriendo siempre al conocimiento de hechos aislados, bien que nuevos, el de la dependencia y relación délos observados en tiempos anteriores me parecía mucho menos INTRODUCCIÓN. V interesante el descubrimiento de un género desconocido que una observación sobre las relaciones geográficas de los vegetales , sobre la traslación de las plantas sociales y sobre el límite á que sus diferentes castas se ele-van en las cimas de las Cordilleras. Los mis-mos lazos, que unen todos los fenómenos de la naturaleza, abrazan también las cien-cias físicas. La clasificación de las especies que deben considerarse como parte funda-mental de la botánica y cuyo estudio se ha hecho mas atractivo y fácil por la introduc-ción de métodos naturales, es en la geogra-fía de los vegetales lo que la mineralogía descriptiva es en la indicación de las rocas que constituyen la costra exterior del globo. Para penetrar las leyes que siguen estas ro-cas en su posición local, para determinar la edad de su formación sucesiva, y su identi-dad en las regiones mas remotas , el geólogo debe conocer ante todas cosas los fósiles VJ INTRODUCCIÓN. simples que componen la masa de las mon-tañas y cuya orictognosia ' ensena los ca-racteres y la nomenclatura. Lo mismo debe observarse con respecto á esta parte de la física del mundo que trata de la analogía que las plantas tienen , sea entre sí , sea con el suelo que ocupan , ó con aire que respi-ran y suavizan. De los progresos de la botá-nica descriptiva dependen en gran parte los de la geografía de los vegetales; y querer elevarse á ideas generales , menospreciando el conocimiento de los hechos particulares , seria perjudicar á los adelantamientos de las ciencias. Solo estas consideraciones me han guiado durante el tiempo de mis observacione y no se han apartado de mi imaginación en la época de mis estudios preparatorios. Cuando * Parte de la mineralogía , que trata de los caracteres exteriores de los minerales. INTRODUCCIÓN. Vij comencé á leer el gran número de vlages que componen una parte tan interesante de la literatura moderna, sentí mucho que los viageros mas instruidos en los ramos aisla-dos de la historia natural no hubiesen reu-nido conocimientos bastante variados para aprovecharse de todas las ventajas que les ofrecia su posición; y pareciendome que la importancia de los resultados conseguidos hasta hoy , no correspondia enteramente á los inmensos progresos que muchas ciencias , seiíaladámente la geología, la historia de las modificaciones de la atmósfera ^ le fisiología de los animales, y de las plantas habian he cho al fin del siglo XVIII, vi con sentimien-to, y todos los sabios conmigo, que, mien-tras que el número de los instrumentos necesarios se multiplicaba de dia en día, ignorábamos aun la elevación de tantas mon-tanas y terrenos elevados, las oscilaciones periódicas del Océano aéreo, el límite de VÍij INTRODUCCIÓN. las nieves perpetuas bajo el círculo polar y en los extremos de la zona tórrida, el ri-gor variable de las fuerzas magnéticas y tan-tos otros fenómenos no menos importantes. Las expediciones marítimas, y los viages al rededor del mundo lian ilustrado justa-mente los nombres de los naturalistas y as-trónomos que los gobiernos han llamado para arrostrar los peligros de aquellos; y sin embargo de haber dado noticias exactas sobre la configuración exterior de las tier-ras, sobre la historia física del Océano y sobre las producciones de las islas y de las costas , estas expediciones eran menos á pro-pósito para adelantar la geología y otras partes de la física general , que los viages en el interior de un continente. El interés de las ciencias naturales esta allí subordinado al de la geografía y astronomía náutica. La tierra se presenta muy rara vez á la obser-vación del viagero durante una navegación INTRODUCCIÓN. ÍX de muchos años; y cuando después de largo tiempo de expectación la descubre , es por lo regular desmida de sus mas bellas pro-ducciones. Muchas veces sucede que de la otra parte de una costa estéril ^ se percibe una cordillera de montanas cubiertas de verde_, pero que se substraen á sus investi-gaciones por la gran distancia, no produ-ciendo este espectáculo sino el aumento de sus sentimientos. Los viages por tierra ofrecen en efecto grandes dificultades para el transporte de instrumentos y colecciones; pero estas difi-cultades son bien compensadas por muchas ventajas reales , cuya enumeración seria inútil hacer aquí. La dirección de las cade-nas de montañas, su constitución geológica, el clima peculiar de cada zona y su influencia sobre las formas y costumbres de los seres organizados , no pueden ser reconocidos de modo alguno recorriendo las costas. Cuanto X INTRODUCCIÓN. mas grandes son los continentes , tanto mas desenvuelta se encuentra, en la superficie del suelo, la riqueza de las producciones animales y vegetales y cuanto mas distante está de las orillas del Océano el núcleo cen-tral de las montañas , tanto mas se observa en el seno de la tierra esta variedad de ban-cales , cuya sucesión regular nos descubre la historia de nuestro planeta. Así como cada ser considerado aisladamente, está impreso de un tipo particular, así se reconoce igual-mente otro en la organización de las mate-rias brutas reunidas en las rocas, .y en la distribución y relaciones mutuas dalas plan-tas y animales. El grande problema de la física del mundo, es el determinar la forma de estos tipos ó signos , las leyes de estas re-laciones, los vínculos eternos con que están ligados los fenómenos de la vida y los de la naturaleza inanimada. Al anunciar los motivos que me han in- INTRODUCCIÓN. xj ducido á emprender un viage en el interior de un continente, no hago sino indicar la dirección general de mis ideas en una edad en que no se tiene todavía una justa medida de sus fuerzas así es que los planes de mi primera juventud han sido ejecutados muy incompletamente. Mi viage no ha tenido toda la extensión que yo me proponia darle cuando partí para la América meridional ni ha producido tampoco los resultados ge-nerales que me habia prometido recoger. La corte de Madrid me acordó en 1 799 el permiso de embarcarme en el galeón * de Acapulco y de visitar las islas Marianas y Filipinas, después de haber recorrido las colonias del nuevo continente. Formé en-tonces el proyecto de volver á Europa por el grande Archipiélago del Asia, el golfo Pérsico y el camino de Bagdad. Tendré sin ' Bajel grande del comercio de España á ludias. X'j INTRODUCCIÓN. duda en lo sucesivo la ocasión de exponer las razones que me determinaron á apre-surar mi regreso. Con respecto á las obras que hemos publicado el S""^ de Bonpland y yo ? nos lisongeamos que sus imperfeccio-nes, que no nos son desconocidas, no se atribuirán ni á falta de zelo durante el curso de nuestras investigaciones, ni á un gran conato en la publicación de nues-tros trabajos. Para vencer los obstáculos no son siempre suficientes una gran voluntad y una perseverancia activa. Después de haber llamado la atención sobre el objeto general que me propuse en mis correrías, voy á echar una rápida ojeada sobre el conjunto de las colecciones y ob-servaciones que hemos traido y que son el doble fruto de todo viage científico. Como durante nuestra permanencia en América , la guerra marítima hacia muy inciertas las comunicaciones con Europa , nos vimos INTRODUCCIÓN. XÜJ precisados para disminuir el riesgo de las pérdidas , á formar tres colecciones diferen-tes , de las cuales la primera fué expedida para la España y Francia y la segunda para los Estados -Unidos é Inglaterra : la tercera que era la mas considerable de todas , que-dó casi constantemente bajo nuestra vista; y hacia el fin de nuestras correrías formaba ya cuarenta y dos cajas que contenían un herbario de 6000 plantas equinocciales, se-millas ' ronchas , é insectos, y las series geo- * Entre los vegetales que hemos introducido en los diferentes jardines de Europa, citaré aquí las especies siguientes como dignas de la atención de los botáni-cos : lobelia fulgens, L. splenden caldasia heterophilla (Bonplandia gemiciflora , Cav.) , maurandia anlhirri mi-flora , cyrocarpus americana , Jacq. caesalpinia cassioides , salvia caesia , cyperos nodosus , fagara len-tiscifolia , heliotropium chenopodioides , convolrulus bogotensis , C. arborescens , ipomoea longiflora , sola-num Humboldti , Willd. dichondra argéntea , pitcai-nia furfuracea , cassia péndula , C. mallissima , G. Xiv INTRODUCCIOJf. lógicas del Chimborazo, de la Nueva-Gra-nada y de las orillas del Amazona á Europa* Depositamos una parte de estos objetos después del viage del Orinoco, en la isla de Cuba , para volverlos á tomar á nues-tro regreso del Perú y de Méjico : lo res-tante nos ba seguido durante cinco años sobre la cordillera de los Andes y por medio de la Nueva -España desde las costas del Océano Pacífico hasta las del mar de las Antillas. El transporte de estos objetos y los minuciosos cuidados que exi-gían , nos causaron incomodidades, de que prosirata, G. cuspidata, euphorbia HumboldtiWilId.; ruellia fsetida, sisyrinchium tenuifolium , sida cornuta, S. IriaDguIaris , phascolus heterophyllus, glycine pré-catoria , G. sagittata , daiea bicolor, psoralia , divari-cata , myrica megicana , A. triplea linifolia , inga mi-crophylla , acacia diptera , A. ílexuosa, A. patula, A. brachyacantha, A. ciliata, A. acicularis, A. peruvia-na, A. edulis y otras variedades de georginas. (Vide Willedenaw, Enum. plant. fiort. BeroL 1809.) INTRODUCCIÓN. XY nadie puede formarse una idea exacta, aun después de haber recorrido los parages me-nos cultivados de la Europa. Se embara-zaba nuestra marcha con la triple necesi-dad de tener que llevar con nosotros en viages de cinco ó seis meses , hasta doce , quince y algunas veces mas de veinte ma-chos de carga, que habia que cambiar todos los ocho ó diez dias , así como velar y observar á los indios conductores de una tan grande carabana. Para añadir nuevas substancias minerales ' á nuestras coleccio- ' Las substancias vegetales y minerales que hemos traido, y muchas de las cuales eran desconocidas hasta entonces , han sido sometidas al análisis quí-mico de los señores Vauquelin , Rlaproth , Desco-tils. Alien y Drapier, que las han descrito en me-morias particulares. Citaré aquí dos nuevas espe-cies minerales: el Fener-Opal, 6 quarzo resinado mo-doso del Méjico (Klaproth, Chem. Ünters. der iMin. , tom. IV, pag. i56. Sonnesmidt Boschr. der Mex. Bergref. s. 119. Karsten. min. Tabellen, 1808, pag. ^VJ INTRODUCCIÓN nes^ nos veíamos obligados con mucha fre-cuencia á abandonar otras que habiamo 26, 88), y la plata -muríate conchoides del Perú, muschüches Hornerz (Klapr. IV, 10. Kars. , pag. 60, 97. Almacén der Berl. Naturf. I. i58). La mina de plata Paco de Pasco (Klap. IV, 4). El sobre gris , antimoniado , Graugiltíg. Erz. de Tasco (Kl. IV, 74) el hierro meteorico , Meteor-Eisen , de Durango ( KI. IV, 101); la caí carbonatea ferrífera, stanglícher Braunspathj de Guanajato, cuyos, cristales reunidos en barras forman triángulos equiángulos (Kl. IV. 1 99.) J las obsidianas de las montañas de los Cuchillos de Moran y la piedra aljofarada {perlée) de Ginapecauro {Descotils, Anales de Química, L. ÍII , 260); el estafio oxidado concrecionado Holtz-Zinn. de Mési co {Descotils, Anales,, L. III, 266) la mina obs-cura de plomo de Zimapan [Descotils, Anales^ L. III, 268) el sulfate de Stronciana de Popayan y de Wa-felitc una pepita de platina del choco de un pero de 1088 Tó granos, y cuyo peso especifico es de 18,947 ^Karsten, 96) la Moya de Pelileo, substancia volcá-nica combustible que contiene feldespato (Klapr. IV, 289); el Guano de las islas del Perú que contiene INTRODUCCIÓN. XVij recogido largo tiempo antes , y estos sacrifi-cios no eran menos penosos y sensibles que las pérdidas que accidentalmente experi-mentamos. Una triste experiencia nos hizo conocer, bien que demasiado tarde, c[ue no podiamos conservar las pieles de los animales preparadas á todo priesa , ni los peces y reptiles contenidos en botellas lle-nas de alcohol , á causa del calor húmedo y de las frecuentes caidas de las bestias de urate de amoniaco {Kl. IV, 299; Fourcroj y Vau-quelln, Mem. del Inst. IV» 368); el dapíche del Rio Temí, especie de caoutchouc blanco que se encuen-tra á media toesa de profundidad en un terreno hú-medo ( Alien t Diario físico, lib. XVII, 77) el Ta-baskeer de los bambúes de América diferente del de Asía {Vauquelin, Mem. del Inst., 322); el Cortex Angosturse, corteza del Bonplandia trifoliata , de Ca-rony : la chinchona condaminea deLojay otras muchas especies de quina que hemos recogido en los bosques de la Nueva-Granada ( Vauquelin , Anales , LIX , i37). I. b XViij INTRODUCCIÓN. carga. Me ha parecido oportuno entrar en estos detalles, que aunque muy poco in-teresantes en si mismos , prueban que no nos ha sido posible traer en especie muchos objetos de zoología y de anatomía compa-rada, que hemos hecho conocer por medio de descripciones y dibujos. A pesar de estas trabas é inconvenientes , me felicité por la resolución que formamos antes de nuestra partida de no enviar en lo sucesivo á la Europa sino un duplicado de las producciones que habiamos recogido 5 porque cuando los mares están cubiertos de corsarios el viajante no puede contar sino con lo que lleva consigo. Solo se ha salvado un muy pequeño número de todos los duplicados que hemos enviado para el antiguo continente, durante nuestra per-manencia en América; y por desgracia la mayor parte de ellas ha caido en manos ex-trañas á las ciencias , porque cuando en los INTRODUCCIÓN. XÍX puertos de ultramar se condena un navio, las cajas , c|ue contienen plantas secas ó pie-dras , son abandonadas y entregadas al ol-vido en vez de ser transmitidas á las per-sonas para quien van dirijidas. Algunas de nuestras colecciones geológicas , tomadas en el mar del Sur , han tenido sin embargo una suerte mas feliz , y cuya conservación debe-mos á la generosa actividad del caballero Banks , presidente de la real Sociedad de Londres, quien , en medio de las agitaciones políticas de Europa , ha trabajado para es-trechar los lazos con que se encuentran uni-dos los sabios de todas las naciones. Las mismas causas que interceptaron nuestra comunicaciones, han opuesto, á nuestro regreso, muchos obstáculos á lajDu-blícacion de una obra , que por su natura-leza , debe estar acompañada de muchas es-tampas y mapas. Si se experimentan estas dificultades en las empresas hechas á ex- XX INTRODUCCIÓN. pensas del gobierno ¿ cuanto mayores se-rán para los simples particulares ? Nos hu-biera sido imposible vencerlas , si el zelo de los editores no hubiera sido protegido por la extrema benevolencia del público. Mas de dos tercios de nu.estra obra han sido ya publicados : las cartas del Orinoco, del Casiquiaré y del rio de la Magdalena, fun-dadas sobre mis observaciones astronómi-cas y muchos centenares de planchas gra-badas al simple perfil parecerán muy en breve, y yo no dejaré la Europa para em-prender un viage al Asia , antes de haber ofrecido al público el conjunto de los re-sultados de mi primera expedición. En las memorias destinadas á aprofun-dizar los diferentes objetos de nuestras a-veriguaciones 5 hemos tratado M. Bon-pland y yo, de considerar cada fenómeno bajo diversos aspectos, y clasificar nues-tras observaciones según las relaciones que INTRODUCCIÓN. XXI ofrecían entre si. Para dar una justa idea de la marcha que hemos seguido, presentaré sucintamente la enumeración de los ma-teriales que poseemos para hacer conocer los volcanes de Antisana y Pichincha, igual-mente c[ue el de Jorullo que revento en la noche del 29 de septiembre de 1759, y se elevo ¿i doscientas sesenta y tres toesas por en-cima de las llanuras que circundan á Méjico, La posición de estas montañas remarcables ha sido determinada en longitud y latitud por observaciones astronómicas. Nosotros hemos nivelado sus diferentes partes con el auxilio del Ijarometro y hemos determinado en ellas la inclinación de la aguja de marear y lainteusidaddelas fuerzas magnéticas.Nues-tras colecciones contienen las plantas que cubren el declive de estos volcanes y los di-ferentes peñascos colocados unos sobre otros que constituyen la capa exterior de ellos. Algunas medidas suficientemente precisas XXij INTRODUCCIÓN. nos ponen en estado de indicar^ para cada grupo de vegetales y para cada roca volcá-nica, la altura á la cual se les encuentra encima del nivel del Océano. Nuestros dia-rios nos ofrecen series de observaciones sobre la humedad, la temperatura, la carga eléctrica y el grado de transparencia del aire á las orillas de las bocas de Pichin-cha y de JoruUo. Se encuentran también los planes topográficos y los perfiles geoló-gicos de estos montes, fundados en parte sobre la medida de bases verticales y sobre ángulos de altura. Cada observación ha sido calculada según las tablas y los mé-todos que se miran como los mas exactos en el estado actual de nuestros conocimientos; y , para poder juzgar del grado de con-fianza que merecen los resultados, hemos conservado todo el detalle de las opera-ciones parciales. Hubiera sido posible fundir estos di- INTRODUCCIÓN. XYÜj versos materiales en una obra destinada únicamente á la descripción de los volca-nes del Perú y de la Nueva-Espaíía. Ofre-ciendo el cuadro físico de una sola provin-cia , hubierayo podido tratar separadamente loque tiene relación con la geografía j con la mineralogia y con la botánica : mas ? como interrumpir la narración de un viage,las de consideraciones sobre las costumbres, el aspecto de la naturaleza 6 los grandes fe-nómenos de la física general , por la enu-meración fatigante de las producciones del pais , por la descripción de nuevas especies de animales y de plantas, o por el árido por-menor de las observaciones astronómicas ? Adoptando un género de redacción que reuniese en un mismo capítulo todo lo que se ha observado sobre un mismo punto del globo, hubiera resultado una obra ex-cesivamente larga, y desnuda de aquella claridad que nace en gran parte de la dis- XXiv INTRODUCCIÓN. tribucion metódica de las materias. No obstante los esfuerzos que he hecho para evitar en esta relación de mi viage los es-collos que tenia que temer, conozco muy bien que no siempre conseguido he sepa-rar las observaciones del por menor de unos resultados generales que interesan á todos los hombres ilustrados. Estos re-sultados abrazan á la vez el clima y su influencia sobre los seres organisados, el aspecto del paisage, variado según la na-turaleza del suelo y de su cubierta vege-tal , la dirección de los montes y de los rios que separan las castas de hombres y las tri-bus ó familias de los vegetales; enfin las modificaciones que experimenta el estado de los pueblos en diferentes latitudes y en circunstancias mas ó menos favorables á la acción de sus facultades. No temo haber multiplicado demasiado objetos tan dignos de atención; porque uno de los hermosos INTEODUCCION. XXV caracteres que distinguen la civilización actual de la de los tiempos mas remotos , es el de haber extendido la masa de nuestras concepciones, de haljer demostrado mejor las relaciones entre el mundo físico y el intelectual , y de haber derramado un in-terés general, sobre objetos que antes no ocupaban sino un pequeño número de sabios , porque se les consideraba aislada-mente y con, miras muy limitadas. Es probable que la obra que doy á luz fijará la atención de un mayor número de lectores , que el pormenor de mis obser-vaciones puramente científicas, y de mis informaciones sobre la población, comer-cio y minas de la Nueva-Espaua. Séame permitido por consiguiente recordar aquí los trabajos que anteriormente hemos pu-blicado, M. Bonpland y yo. Cuando mu-chas obras están íntimamente ligadas entre sí , es interesante al lector el conocer las XXvi INTRODUCCIÓN. fuentes de donde pueda sacar sus infor-mes mas circunstanciados. En el viage de M. Pallas, c[ue es tan notable por la exac-titud y profundidad en su investigaciones^ el mismo atlas ofrece cartas geográficas , costumbres de diferentes pueblos, restos de antigüedades y figuras de plantas y ani-males. Según el plan de nuestra obra, ha sido preciso distribuir estas planchas en distintas partes; se encontrarán repartidas en los dos Atlas geográficos y físicos que acompañan la relación del viage y el en-sayo político sobre el reino de la Nueva- España , en las Vistas de las Cordilleras y monumentos de los pueblos indígenos de lá América, en las Plantas equinocciales, la Monografía de las Melastomos y la Re-copilación de las observaciones zoológicas. Como necesitaré citar con frecuencia estas diferentes obras, indicaré por nota las abre- INTRODUCCIÓN. XXVij víaciones de que n e he servido para re-cordar los títulos de ellas. I. K Recüpilaciun de observaciones as- » tronómicas^ de operaciones trigojio- » métricasy de medidas barométricas >, » hechas durante el curso de un viage á 35 las regiones equinocciales del Nueí^o » Continente en 1799-1804- » Esta obra, á la cual se han añadido investigaciones his-tóricas sobre la posición de muchos puntos importantes para los navegantes^ contiene 1° las observaciones originales que he he- I Observ. Ast. en 2 tona, en 4*'. En la introducción de esta obra he tratado de la elección de los instru-mentos mas propios á emplear, en viages remotos, el grado de precisión que puede alcanzarse en los di-ferentes géneros de observaciones, el movimiento propio de algunas grandes estrellas del hemisferio austral y varios métodos, cuyo uso no está bastante extendido entre los navegantes. ^^Viij INTRODUCCIÓN. cho desde los 12° de latitud austral hasta los 4i« de latitud boreal, como pasos del sol y de las estrellas por el meridiano, dis-tancia de la luna al sol y á las estrellas, ocultaciones de los satélites, eclipses del sol y de la luna , pasages de Mercurio sobre el disco délfsol, azimutes, alturas circum-meridianas de la luna para determinar la longitud por medio de las diferencias de las declinaciones , averiguaciones sobre la intensidad relativa de la luz de las estrellas australes, medidas geodésicas, etc^; 2'' una memoria sobre las refracciones astronó-micas bajo la zona tórrida, consideradas como efecto de la disminución del calórico en las camas sobrepuestas del ayre; 3° al nivelación barométrica de la cordillera de los Andes, de Méjico, de la provincia de Venezuela, del reino de Quito y de la Nueva-Granada, seguida de las observa-ciones geológicas y conteniendo la indica- INTRODUCCIÓN- XXix cion de cuatrocientas cincuenta y tres al-turas calculadas según la íormula de M.La Place y el nuevo coeficiente de M.Ramond; 4° una descripción de cerca de setecientas posiciones geográficas del nuevo continente, de las cuales las doscientas treinta y cinco han sido determinadas por mis observacio-nes 5 según los tres coordinaciones de lon-gitud, latitud y altura. II. Plantas equinucciales recujidas en Méjico, en la isla de Cuba _, en las pru-vincías de Caracas, de Cumajiá y de Barcelona , en los Andes de la Nueva- Granada , de Quito j del Perú, en las orillas del rio Negro , del Orinoco, ydel de las Amazonas ». M. Bonpland lia dado en ellas las figuras de cerca de cuarenta » Pl. equin., en dos tomos in-fol¡o, adornados con mas de i5o estampas grabadas al buril y tiradas en negro. XXX INTRODUCCIÓN. géneros » nuevos de plantas de la zona tór-rida con la correspondencia á sus familias naturales. Las descripciones de las especies están en francés y en latin y acompañadas de observaciones sobre las propiedades me-dicales de los vegetales, sobre su uso y aplicación en las artes y sobre el clima de los parages donde se encuentran. III. Munugrafia de los melástumus ^ rexia ,y otros géneros de este orden de plantas. Esta obra está destinada para ha-cer conocer mas de ciento cincuenta espe- I Solo citaremos aqui los géneros ceroxylon, mara-thrum, cassupa, sacellium, cheirostemon, retini-phyllum, machaonia, limnocharis, bertholetia, exos-tema, vauquelinia, guardiola, turpinía, salpiantus, hermesia, cladostyles, lilíea, culcitium, espeletia, bonplandía, platycarpum, ginérium, endema, the-narda, andromachia , kunthia, rhaptostylum, me-nodora, gaylussacia, podopterus, leucophyllum , anMionía. INTRODUCCIÓN. XXXi cíes de melastomáceos que hemos i ecoj ido durante el curso de nuestra expedición, y que hacen uno de los mas bellos adornos de lá vegetación délos trópicos. M.Bonpland ha aumentado las plantas de la misma fa-milia , que ha traido M. Richard tantas otras riquezas de las historia natural en-tre de su interesante viage á las Antillas y de la Guyana francesa y cuya descripción nos ha comunicado. IV. Ensayo sobre la geografía de las plantas, acompañado de un planjisico de las regiones equinocciales fundado sobre las medidas ejecutadas desde el segujido grado de latitud boreal hasta el segundo grado de latitud austral^. He I Geor, veget., un tomo en-4'' con una grande lá-mina iluminada. Esta obra dada á luz en 1806, será reimpresa y aumentada y formará la quinta parte de la colección completa , cuyo titula será : Física ge-neral. Las primeras ¡deas sobre la geografía de las XXXi) INTRODUCCIÓN. tratado reunir en un solo plan el con-junto de los fenómenos físicos que presenta la parte del nuevo continente, comprendida en la zona tórrida , desde el nivel del mar del Sur hasta la cumbre de la mas elevada montana de los Andes á saber la vegeta-ción, los animales, las relaciones geológi-cas, la cultura del sol , la temperatura del aire, los límites de las nieves perpetuas, la constitución química de la atmósfera, su tensión eléctrica, su presión baromé-trica , la disminución de la gravitación , la intensidad del color azulado celeste, la de-bilidad de la luz durante su paso por las camas sobrepuestas al aire, las refracciones orizontales y el calor del agua birbiendo plantas, sobre sus asociaciones naturales y la histo-ria de sus emigraciones, en mi Flora Fribergensis plantas sistens crjptoganiicas prcesertim subterrá-neas, cui accedunt aphorismi et phisiologia cliirnica plantarum (Berol, 1790). INTRODUCCIÓN. XL1ÍÍ] en diferentes alturas. Catorce escalas dis-puestas al lado de un perfü de los Andes indican las modificaciones que sufren estos fenómenos por la influencia de la eleva-ción del suelo por cima del nivel del Océa-no. Cada grupo de vegetales está colocado á la altura que la naturaleza le ha seííala-doj y puede seguirse la prodigiosa variedad de sus formas desde la región de los pal-meros y heléchos en árbol hasta la de las juanesias (chiquiraga, Juss.) gramí-neas y las liquenosas y hepáticas. Estas re-giones forman las divisiones naturales del imperio vegetal; y así como las nieves per-petuas se encuentran en todo clima á una altura determinada, asi las especies febrí-fugas de quina (chinchona) tienen también los límites fijos que he indicado en el mapa botánico que acompaña á este ensayo sobre la geografía de las plantas. V. Recopilacwn de las ohservaciones de XXXiv INTRODUCCIÓN. zoüloguiy astronomía comparada .i He reunido en esta obra la historia de Codor^ las experiencias de Gimnotes sobre la ac-ción eléctrica ^, una memoria sobre el la-ringe de los cocodrilos, cuadrumanos, y de los pájaros de los trópicos la descrip-ción de muchas especies de reptiles, pes-cados, aves, monas y otros raamiferos po-co conocidos. M. Guvier, sabio ilustre cuya constante amistad me ha sido tan honrosa y tan útil durante muchos años , ha enriquecido esta recopilación con una memoria muy extensa sobre el Alxolotl 1 Observ. zool. en 2 tomos en-4° el primero de los cuales se ha publicado con 3o estampas la mayor parte iluminadas. 2 Estas experiencias se ligan con las que publiqué antes de mi partida para la América en el tomo 2® de mi Ensayo sobre la irritación de la fibra muscu-lar y nerviosa, y sobre la acción quiínica que sos-tiene la vida de los animales y plantas, 179^>« IPíTRODUCCtON. XXXV del lago de Méjico y sobre los proteos en general. El mismo naturalista ha reconocido también dos nuevas especies de mastodon-tes y un verdadero elefante entre los hue-sos fósiles de cuadrúpedos que hemos traí-do de las dos Américas. ' La descripción de los insectos recogidos por M. Boupland^ se debe á M. Latreille, cuyos trabajos han contribuido tanto en nuestros dias á los principios de la entomología. El segundo tomo de esta obra contendrá las figuras de los cráneos mejicanos, peruvianos y aturos que hemos depositado en el Museo de historia natural de Paris, y sobre los cua-les M. Blumenbach ha publicado ya algu-nas observaciones en el Decas quinta cra-niorum dwersarum gentiwn. VI. Ensayo pulítico sobre el reino de la Nuei^a-Espaha co?i Atlas físico y I An del Musco de hist. nat. tom. VIH. XXXVj INTRODUCCIÓN. geográfico , fundado sobre observacio-nes astronómicasy medidas trigonomé-tricas, y nií^elacionesbarométricas. \^^- I Nueva España : dos tomos en 4° con un Atlas de 20 liímínas in folio. También ha sido publicada esta obra en 5 tomos en 8° pero con un solo mapa. Mt mapa general del reino de Nueva España, esta-blecido en las observaciones astronómicasy en el con-junto de materiales que existian en Méjico en i8o4» ha sido copiado por M. Arrowsmith , que se le ha apropiado publicándola con una escala mayor en i8o5 (antes que hubiese parecido en Londres la tra-ducción inglesa de mi obra que se vendia en casa de Longmanut Huris y Orme) con el titulo de New Map of Mégico i compiled from original docu-ments by Arroivsmith, Es fácil de reconocer este mapa por las muchas faltas chalcográíicas , por la explicación de los signos que han olvidado traducir del francés al ingles, y por la palabra Océano que se encuentra inscrita en medio de las montañas , en un parage en que el original dice : la montaña de Toluca está elevada iz+oo toesas sobre el nivel del Océano. El proceder de M. Arrowsmith es tanto mas INTRODUCCIÓN. XXXVij ta obra, a|X)yada en un gran número de memorias oficiales ofrece, en seis divisiones, algunas consideraciones sobre la extensión y el aspecto físico de Méjico, sobre la po-blación, las costumbres de los habitantes, su antigua civilización y la división polí-tica del pais y comprende también la agri-cultura, las riquezas minerales, las ma-nufacturas, el comercio, las rentas, y la defensa militar de esta vasta región. Al tra-tar de estos diferentes objetos de la eco-nomía, he procurado mirarlos bajo un punto de vista general he puesto en para-vituperable cuanto que los SS'^*^' Dalrymple, Rennell, d'Arcy de la Rochette, y tantos otros excelentes geó-grafos que posee la Inglaterra , no le han dado este ejemplo ni en los mapas , ni en los aníHsIs con que van acompañados. Las reclamaciones de un viajante deben parecer justas cuando algunas simples copias de sus trabajos se extiende bajo nombres extran geros. S^XViij INTRODUCCIÓN. lelo la Nueva España, no solo con las otras colonias españolas y la confederación de los Estados-Unidos de la América sep-tentrional , sino también con las posesio-nes de los Ingleses en el Asia; he compa-rado la agricultura de los paises situados bajo la zona tórrida á la de los climas tem-plados, y he examinado la cantidad de los géneros coloniales que la Europa necesita en el estado actual de su civilización. Al paso que he trazado la descripción geonos-tica de los distritos de las minas , he pre-sentado el cuadro del producto mineral - de la población, de las importaciones 3 exportaciones de toda la América española y he abordado en fin muchas cuestione^ que , por falta de datos exactos , no habian podido ser tratadas hasta ahora con la profundidad c[ue exigen, tales como las del flujo y reflujo de las riquezas meta- INTRODUCCIÓN. XXXIX lícas, la acumulación progresiva en Eu-ropa y Asia, sobre la cantidad de oro y í El reciente viage del Mayor Zebulon Montgo * tnerj Ptkc hecho en las provincias setentrionales de Méjico (Account of tlie Expeditions to tlie sources of tlie Mississipt and to the interior parts of Netv Spain. Philadelfla, i8io), contienen nociones pre-ciosas sobre los rios de la Plata y Arkansaw, igual-mente que sobre la alta cadena de montañas que se extiende al norte del Nuevo-Méjico hacia el origen de estos dos rios : pero los numerosos datos estadis-ticos que M. Pike ha recogido en una nación, cuya lengua ignoraba, son la mayor parte de las veces bien inexactos. Según este autor la casa de moneda de Méjico fabrica anualmente 5o millones de duros en plata y i4 en oro; mientras que está probado, por los estados impresos todos Jos años por orden de la corte y publicado por mi Ensayo político^ que el año en que el beneficio de las minas mejicanas ha sido mas activo, solo se han acuñado 25,8o6,o7¿'|. duros en plata y 1,059,814 en oro. M. Pike ha desplegado un noble valor en una empresa importante para el Xl INTRODUCCIOrf. plata que, desde la descubierta de la Amé-rica hasta nuestros días, ha recibido de nuevo el antiguo contineme. La introduc-ción geográfica que vá por cabeza de esta obra encierra materiales que han servido para redactar el Atlas mejicano. VIL Vistas de los Cordilleras y mo-numentos de los pueblos indígenos del nuevo continente. » Esta obra está desti-conocimiento de la Luisiana occidental; pero escaso de instrumentos, y estrechamente vigilado durante el camino de Santa-Fé á Nalchitoches , no ha podido hacer nada en orden á la perfección de la geografía de las provincias internas. Los mapas de Méjico que se encuentren agregados á la relación de su viage, son reducciones de mi gran mapa de la Nueva -Es-paña de lá que dejé copia en i8o4 en la secretaria de estado de Washington. I Mdnxmx. Amer : un tomo en folio con 69 lámi-nas iluminadas en parte y acompañadas de memorias explicativas. Esta obra puede considerarse como el INTRODUCCIÓN. xl) nada para hacer conocer algunas de las grandes escenas que la naturaleza presenta en las altas cadenas de los Andes y para ilustrar sobre la antigua civilización de los Americanos por el estudio de sus mo-numentos de arquitectura, del los hiero-glíficos de su culto religioso y de sus sue-ños astrológicos. He descrito en ella la cons-trucción de los teocallis ó pirámides me-jicanos, comparada á la del templo de Belus, los arabescos que cubren la ruina de Mitla, ídolos en basalto adornados de laCalantica délas cabezas de Isis, y un nu-mero considerable de pinturas simbólicas representando! a mugercon la serpiente,que es la Eva mejicana, el diluvio de Coxcox y las primeras emigraciones de los pueblos de Atlas pintoresco de la relación histórica del viage. El texto se ha reimpreso en 2 tomos en 8" con 19 lá-minas. Xlij INTRODUCCIÓN. la raza azteca. He procurado demostrar las analogías notables y chocantes que ofrecen el calendario de los Toltecas y los catas-terismos de su zodiaco, con las divisiones del tiempo de los pueblos tártaros y tibe-tános 5 igualmente que las tradicciones me-jicanas sobre las cuatro regeneraciones del globo con los pralayas de los Hindoux y las cuatro edades de Hesiodo : y he consig-nado también, ademas de las pinturas hieroglíficas que he traido á Europa, al-gunos fragmentos de todos los manuscri-tos aztecas que se encuentran en Roma, en Veletri, enViena y en Dresde, de los cuales el último recuerda, por símbolos lineales, los Kouas de los Chinos. Al lado de estos monumentos groseros de los pue-blos de la América, se encuentran en la misma obra las vistas pintorescas de lo montuoso del pais que estos pueblos habi-taron, como los de la Cascada de Tequen- INTRODUCCIÓN. xlüj dama , de Chimborazo, del volcan de .To-nillo y del Cayambé, cuya cima piramidal cubierta de yelos eternos, está colocada inmediatamente bajo lá línea ecuatorial. En todas las zonas la configuración del sol , la fisonomía de los vegetales y el as-pecto de una naturaleza risueña ó salvage influyen en los progresos de las artes y en el estilo que distingue sus produc-ciones ', y esta influencia es tanto mas sen-sible cuanto el hombre está mas distante de la civilización. Hubiera podido añadir á esta obra algunas informaciones sobre el carácter de las lenguas que son los monu-mentos mas durables de los pueblos : He recogido sin embargo en las de América mu-chos materiales , deque se lian servido los señores Federico Schlegel yVater, el prime-ro en sus cüjisideraciunes sobre los Hin-düux, y el segundo en la continuación del Mitridates de Adelung , en el Almacén Xiv INTRODUCCIÓN. ethnugrctficu y en sus investigaciones so-bre la -prohlacion del nuevo continente. Estos materiales se encuentran en el dia en poder de mi hermano Guillermo de Hum-boldt que durante sus viages en España y su permanencia en Roma, formo la mas rica colección de vocabularios americanos que jamas ha existido. Gomo tiene conocimien-tos muy extensos en las lenguas antiguas y modernas , ha podido hacer comparaciones muy curiosas sobre este objeto importante para el estudio fdosoñco del hombre. Me lisongeo que una parte de su trabajo tendrá lugar en esta relación. De estas diferentes obras , cuya enume-ración acabo de hacer, la segunda y la tercera han sido redactadas ya por M. Bon-pland según las observaciones C[ue ha es-tractado en los mismos parages en un dia-rio botánico. Este contiene mas de cuatro mil descripciones metódicas de plantas INTRODUCCIÓN. xlv equinocciales , de las cuales solamente una novena parte ha sido hecha por mí : todas ellas aparecerán en una obra, cuyo título será Nüi^ci genera et species Plantarum, No solamente se encontrarán en ella las nuevas especies que hemos recojido y cuyo número, según los exámenes de uno de los primeros botánicos M. Willdenow, parece subir á i4oo ó i5oo », sino también las observaciones interesantes que M. Bon-pland ha hecho en vegetales, imperfecta-mente, descritos hasta este dia. Esta obra, cuyas figuras serán grabadas al simple per-fil será ejecutada según el método segui- I Una parte considerable de estas especies se en-cuentra ya indicada en la segunda división de la cuarta parte de species plantarum de Linnee, 4'' edición De Los Erynciuin que hemos traído de nues-tro viage , once especies nuevas han sido grabadas en la bella Monografía de este género publicada por M. de la Roche. Xlvj INTRODUCCIÓN. do en el specimen plantarum Nui^ce Huí-landice del S'''^ Labillardiére, quien ofrece un modelo de sagacidad en los exámenes y de claridad en su redacción. Las observaciones astronómicas , geodé-sicas , y barométricas que he hecho des-de 1 769 hasta 1804, han sido calculadas de una manera uniforme, empleando en ellas las correspondientes observaciones y según las tablas mas precisas y exactas de M. Olt-manns profesor de astronomía y miembro de la academia de Berlin. Este laborioso sabio se ha encargado de la publicación de mi diario astronómico que ha enriquecido con los resultados de sus exámenes y ave-riguaciones sobre la geografía de América^ sobre las observaciones de los viageros Españoles, Franceses é Ingleses, y sobre la elección de los métodos emplados por los astrónomos. Calculé durante el aviso de mi viage , las dos terceras partes de mis pro- INTRODUCCIÓN. xlvij pías observaciones , cuyos resultados han si-do consignados en parte, antes de mi regreso, en el Conocimientü de los tiempos, y en las Efemérides deM. Zach. Las diferencias po-co considerables que se encontraban entre estos resultados , y entre los que se ha de-tenido M. Oltmanns, provienen de que este último ha sometido á un cálculo mas riguroso el conjunto de mis observaciones, y que se ha servido de las tablas lunares deBurg y de algunas observaciones corres-pondientes de Greenv^ich mientras que yo emplee el conocimiento de los tiempos cal-culados según las tablas de Masson. Las observaciones que he hecho sobre la aguja de marear, la intensidad de las fuerzas magnéticas y las pequeilas varia-ciones horarias de la declinación, apare-cerán en una memoria particular que será unida á mi Ensayo sobre la Pasigrafia geológica. Esta última obra, que empezé xlviij INTRODUCCIÓN. á redactar en Méjico, en i8o3 ofrecerá trozos que indican la superposición de las piedras, cuyo tipo hemos observado M. Leo-poldo de Buch y yo en los dos continen-tes , entre los 1 2° de latitud austral y los «71*^ de latitud boreal. Aprovechándome de las luces de este grande geólogo que ha corrido la Europa desde Ñapóles hasta el Cabo-Norte en la Laponia, y con el cual he tenido el honor de hacer mis pri-meros estudios en la escuela de Freiberg , he podido extender el plan de una obra destinada á dar algunas luces sobre el co-nocimiento del globo y sobre la antigüe-dad relativa de las formaciones. Después de haber distribuido en obras particulares todo lo que pertenece á la Astronomía , á la Botánica , á la Zoología , á la descripción política de la Nueva-Es-paña y á la Historia de la antigua civiliza-ción de algunos pueblos del nuevo conti- INTRODUCCIÓN. xlÍX nente , quedaba todavía un gran número de resultados generales y de descripcio-nes locales que yo hubiera podido reunir en merriorias particulares. Durante el curso de mi viage^ habia preparado mu-chas sobre las castas de hombres de la América meridional, sobre las misio-nes del Orinoco, sobre los obstáculos que el clima y la fuerza de la vegeta-ción oponen á los progresos de la socie-dad en la zona tórrida , sobre el carácter del paisage en la Cordillera de las Andas comparado al de los Alpes de la Helvecia sobre las noticias que se observan en-tre las rocas de las dos emisferias, sobre la constitución. física del ayre en las re-giones equinocciales , etc. Yo habia deja-do la Europa en la firme resolución de no escribir lo que se ha convenido de lla-mar la relación histórica de un viage , pero de publicar el fruto de mis investigacio-* d I INTRODUCCIÓN. nes en obras puramente descriptivas. Ha-bía arreglado los hechos , no en el orden en el cual se habian presentado sucesi-vamente; mas á imitación de las refe-rencias que tienen entre ellos. En me-dio de una naturaleza imponente , viva-mente ocupado de los fenómenos que ofrece á cada paso , el viajante está poco tentado de consignar en sus diarios lo que tiene que ver á se mismo y á los detalles minuciosos de la vida. He compuesto un itinerario muy sus-cinto durante el curso de mi navegación sobre los rios de la América meridional ó en los largos viages por tierra; también he descrito bastante regularmente , y ca-si siempre sobre los lugares mismos, las excursiones hacia la cima de un volcan ó de alguna otra montaña notable por su elevación : pero la redacción de mi diario ha sido interrumpida cada vez que me he INTRODUCCIÓN. li parado en una ciudad o que otras ocupa-ciones no me permitian de seguir mi tra-bajo que entonces no era para mi mas que un interés secundario. Librándome á ello, no tenia otro sentido sino de conservar algu-nas de estas ideas dispersas que se presen-tan á un físico 5 cuya vida se pasa casi toda en campo raso de reunir provisionalmente una multitud de hechos que no tenia el lugar de clasificar ni de describir las pri-meras impresiones agradables ó penosas que yo recibia de la naturaleza y de los hombres. Estaba bien lejos entonce de creer que estas páginas escritas con precipi-tación harian un dia la base de una obra extendida que se ofreciese al público; por-que me parecia que mi obra, aunque abasteciese algunas dadivas útiles á las ciencias, sin embargo ofrecia muy pocos incidentes cuya narración hace el principal deleite de un itinerario. lij INTRODUCCIÓN. Las dificultades que he experimentado después de mí regreso , en la reducción de un número considerable de memorias des-tinadas á hacer conocer ciertas clases de fenómenos , han hecho vencer insensible-mente mi repugnancia en escribir la rela-ción de mi viage. Al imponerme esta tarea, me dejé guiar por los consejos de un gran número de personas respetables que me honran con un interés particular. He nota-do ademas que se acuerda una preferen-cia tan notable á este género de composi-ción que los sabios, después de haber presentado aisladamente sus investigacio-nes y observaciones sobre las produccione;>j costumbres, y el estado político de los paises que han corrido, parece no haber satisfecho sus funciones para con el públi-co , si no han escrito su itinerario. Una relación histórica abraza dos obje-tos muy distintos, á saber los acontecí- INTRODUCCIÓN. Iwj mientos mas ó menos importantes que tienen relación con el fin del viajante y las observaciones que ha hecho durante sus correrías. Así es que la unidad de la composición que distingue las obras bue-nas de aquellas , cuyo plan está mal conce-bido, no puede ser rigurosamente conser-vada en ellas sino se describe de una manera animada lo que se ha visto con sus propios ojos y que la atención principal ha sido fija-da, menos sóbrelas observaciones de las cien-cias que sobre las costumbres de los pue-blos y los grandes fenómenos de la natu-raleza. Luego la pintura mas fiel de las costumbres es el que mejor hace conocer las relaciones y analogia que los hombres tienen entre si. El carácter de una natura-leza salvage o cultivada se imprime sea en los obstáculos que se oponen al via-gero, ó sea en las sensaciones que prue-ba. Bajo este concepto se dése" verle sin Hv ' INTBODUCCIOIÍ. cesar en contacto con los objetos que le rodean, y su relación nos interesa tanto mas cuanto un colorido local se extiende sobre la descripción del paisage y de los habitantes. Tal es el origen del interés que presenta la historia de estos primeros via-geros , que guiados menos por las ciencias que por una noble intrepidez, lucharon contra los elementos buscando un nuevo mundo en mares desconocidos. Tal es el encanto irresistible que nos aficiona á la suerte de este hombre intrépido y em-prendedor » que valido de su entusiasmo y de su voluntad penetra solo en el cen-tro del África para descubrir en ella, en medio de la barbarie de los pueblos los rastros de una antigua civilización. A medida que se han hecho viages por personas mas instruidas, dirigidos hacia 1 M. Mungo Park. INTRODUCCIÓN. Iv las observaciones de historia natural des-criptiva, de geografía, 6 de economia po-lítica , los itinerarios han perdido en parte esta unidad, y esta sencillez que se dis-tínguian en los de los siglos anteriores. Es casi imposible coordinar tantos materia-les diversos con la narración de los acon-tecimientos, y la parte que puede llamarse dramática esta substituida con trozos pu-ramente descriptivos. Él gran número de lectores que prefieren un recreer agrada-ble á una instrucción sólida no ha ganado en este cambio y temo que sean muy po-cos los que se complacen en seguir en sus correrias á los que llevan con sigo un considerable aparato de instrumentos y colecciones. Para que mi obra variase un poco en sus formas , he interrumpido muchas ve-ces la parte histórica con simples descrip-ciones, exponiendo desde luego los fenóme- Ivj INTRODUCCIÓN. nos en el orden en'que son presentados , y considerándolos después en el conjunto de sus relaciones individuales. Esta niarclia ha sido seguida con suceso en el viage de M. de Saussure, libro precioso que ha contribuido mas que otro alguno al pro-greso de las ciencias, y que en medio de discusiones comunmente áridas, encierra jnuchos cuadros llenos de encanto, como son los de la vida de los cerranos , los peli-gros de la caza de las gamuzas , y de las sensaciones que se experimentan sobre la cumbre de los altos Alpes. Hay pormenores en la vida común, cuya narración puede ser útil en un itine-rario , porque sirven para reglar la con-ducta de los que después de nosotros cor-ran estos mismos países. Yo he conservado un pequeño número de ellos pero he su-primido la mayor parte de estos incidentes personales que no ofrecen un verdadero INTRODUCCIÓN. Ivíj ínteres de situación y sobre lo que solo la perfección del estilo puede hacer gustosa y agradable su lectura. Acerca de los paises que he corrido co-nozco las grandes ventajas que tienen sobre los viageros que han corrido la América, los que describen la Grecia , el Egipto , las riberas del Eufrates, y las islas del Océano pacifico. En el mundo antiguo, los pueblos y los grados de perfección son los que proporcionan al cuadro des-criptivo su carácter principal , en el nue-vo mundo el hombre y sus produccio-nes desaparecen , digamos lo asi , enmedio de una naturaleza salvage y gigantes-ca. El género humano no ofrece en él sino algunas reliquias de hordas indíge-nas poco adelantadas en la cultura, ó aquella uniformidad de costumbres é ins-tituciones que han sido transplantadas á llanuras extrañas por colonos europeos. Iviij INTRODUCCIÓN Luego lo que se refiere á la historia de nuestra especie , á las diferentes formas de gobiernos, á los monumentos de las ar-tes, á las épocas y sitios que recuerdan grandes ideas , nos interesa mas vivamen-te que la descripción de aquellas vastas soledades que parecen solo destinadas á la propagación de la vida vegetal y al im-perio de los animales. Los salvages de América que han sido el objeto de tan-tos sueños sistemáticos, y sobre los cuá-les M. de Volney ha publicado en nues-tros dias, unas observaciones llenas de sagacidad y justicia , inspiran mucho me-nos ínteres desde que algunos viageros célebres nos han hecho conocer estos ha-bitantes de las islas del mar del sur , cuyo carácter ofrece una mezcla chocante de dulzura y perversidad. El estado de se-mi- civilizacion en que se hallan estos isleños dan una belleza particular en la INTRODUCCIÓN. Ux descripción de sus costumbres; tan pron-to se representa un rey que, acompañado de su numerosa comitiva viene á ofrecer por si mismo los frutos de su vergel , y tan pronto una fiesta fúnebre que se pre-para en medio de un bosque. Estos cua-dros tienen sin duda mas atractivos que los que presenta la triste seriedad de los ha-bitantes del Misoury ó del Marañon. Si la América no ocupa un asiento dis-tinguido en la historia del genero huma-no y de las antiguas revoluciones que la han agitado, ofrece al menos un campo vasto á los trabajos del fisico. En ninguna otra parte le excita tan vivamente la na-turaleza para elevarse á ideas generales sobre la causas y mutuo encadenamiento de los fenómenos. No citaré esta fuerza de la vegetación , esta frescura eterna de la vida orgánica , estos climas dispuestos por grados sobre el declive de las Cordilleras , Ix INTRODUCCIÓN. y estos rios inmensos que un escritor cé-lebre > nos ha trazado con una admirable fidelidad. Las ventajas que ofrece el nuevo mundo para el estudio de la geología y de la fisica general estas reconocidas hace lar-go tiempo; Feliz el viagero que puede li-songearse de haberse aprovechado de su posición y de haber añadido algunas nue-vas verdades á la masa de las que hemos adquirido ! Es casi inútil que recuerde aqui lo que ya he indicado en la geografía de las plantas y en el discurso preliminar puesto á la cabeza de las plantas equinocciales, que estrechados por los lazos de la mas ín-tima amistad , tanto durante el curso de nuestros viages, como en los años que han seguido hemos publicados de man-común M. Bonpland y yo , todas las ob- I M. de Chateaubriand. INTRODUCCIÓN. Ixj ras, que son el fruto de nuestros trabajos. He procurado exponer los hechos , tales , como los hemos observados juntos; pero esta relación habiendo sido redactada se-gún las notas que escribi en los misnos parages , las inexactitudes que puedan en-contrarse en mi narración no deben atri-buirse si no á mi solo. Las observaciones que hemos hecho du-rante nuestro viage, las hemos distribuido en seis secciones; ]a primera abraza la re-lación histórica la segunda la zoologiay la anatomia comparada la tercera el ensayo político sobre el reino de la Nueva-Espa-ña la cuarta la astronomía; la quinta la física y la geologia y la sexta la descrip-ción de las nuevas plantas recogidas en las dos Américas. Los editores han desplegado un zelo laudable para hacer estas obras mas dignas de la indulgencia del público. No puedo pasar en silencio el frontiscipicio Ixij INTRODUCCIÓN. puesto por cabeza en la edición en 4° de este itinerario. M. Gerard con quien he te-nido la felicidad de estar muy ligado por espacio de quince años , ha tenido la bon-dad de hurtar algunos momentos á sus trabajos para emplearlos en beneficio mió , y yo estaré eternamente agradecido por este testimonio publico de estimación y amistad. He citado con cuidado á todas las per-sonas que se han dignado comunicarme sus observaciones : y debo en la misma intro-ducción manifestar la expresión de mi gra-titud y reconocimiento á los señores Gay- Lussac y Arago mis colegas en el Instituto que han unido sus nombres á la coopera-ción de los importantes trabajos, y que están dotados de esta elevación de carác-ter á la que deberia conducirse siempre un amor ardiente por las ciencias. Ha-biendo tenido la ventaja de vivir con ellos INTRODUCCIÓN. IxÜj en la mas estrecha unión ^ he tenido la oportunidad de consultarles diariamente y con fruto , sobre objetos de química de física y de muchos ramos de las matemá-ticas aplicadas, en la recopilación de mis observaciones astronómicas he tenido la proporción de citar lo que debo á la amistad de M. Arago quien, después de haber terminado la medida de la linea meridiana de España , se ha visto expuesto á peligros tan multiplicados y el cual reúne los talentos del astrónomo, del geómetra y del físico. A mi regreso he discutido mas particularmente con M. Gay-Lussac los diferentes fenómenos de meteorologia y de geologia fisica que he recogido en mis viages. Por espacio de ocho anos hemos casi constantemente habitado bajo un mis-mo techo tanto en Francia , como en Ale-mania é Italia : hemos examinado juntos una de las mas grandes erupciones delVe- Ixiv INTRODUCCIÓN suvio; algunos trabajos sobre el análisis químico de la atmósfera y sobre las varia-ciones del magnetismo terrestre nos han sido comunes. Todas estas circunstancias me han puesto en el caso de aprovechar con frecuencia vistas profundas é ingenio-sas de este quimico y de ratificar mis ideas sobre los objetos de que trato en relación histórica de mi viage. Después de haber yo dejado la Améri-ca 5 una de aquellas grandes revoluciones que agitan de tiempo en tiempo á la espe-cie humana , ha reventado en las colonias españolas; que parece preparar nuevos des-tinos á una población de catorce millones de habitantes, propagándose del hemisfe-rio austral al hemisferio boreal desde las orillas de la Plata y de Chile hasta en el norte de Megico. Los odios profundos sus-citados por la legislación colonial y soste-nidos por una política desconfiada, han INTRODUCCIÓN. IxV hecho correr la sangre en estos países que gozaban , hacia tres siglos , no diré , de feli-cidad, pero al menos una tranquilidad no interrumpida. Los ciudadanos mas vir-tuosos y mas ilustrados han perecido en Quito , victimas de su adhesión á la pa-tria. Al describir unas regiones, cuya me-moria me es tan agradable é interesante, encuentro á cada paso lugares que me traen á la memoria la pérdida de algunos amigos. Guando se reflexiona sobre las grandes agi-taciones políticas del Nuevo Mundo, se ob-serva que los Españoles Americanos no se encuentran en una posición tan ventajosa ni tan favorable como los habitantes de los Estados-Unidos, preparados á la indepen-dencia por el largo goce de una libertad constitucional poco limitada. Las disensio-nes interiores son temibles sobre todo en regiones, en donde lá civilización no ha l^VJ INTRODUCCIÓN, echado profundas raices y en donde por la influencia del clima , los bosques ganan bien pronto su imperio sobre las tierras desbas-tadas, pero abandonadas á sí mismas. Hay que temer también que , durante una larga serie de años, ningún viagero extrangero pueda recorrer todas las provincias que yo he visitado. Esta circunstancia aumenta quiza el mérito é interés de una obra que presenta el estado de la mayor parte de las colonias españolas en principios del siglo diez y nueve. Me lisongeo entregándome á ideas mas suaves, que será digno de atención, cuando calmen las pasiones , y que bajo la influencia de un orden social haya hecho este pais progresos rápidos hacia la prospe-ridad pública. Si algunas paginas de mi li-bro sobreviven entonces al olvido, el habi-tante de las riberas del Orinoco y del Ata-bapo verá con admiración cuantas ciudades populosas y comerciantes, cuantos campos INTRODUCCIÓN. Ixvij labrados por manos libres ocupan estos mis-mos parages en que, á la época de mi viage solo se encontraban bosques impenetrables , o terrenos inundados. índice DE LOS CAPÍTULOS DEL TOMO PRIMERO. iHTRODrccioN Paee\ LIBRO PRIMERO. Capítuio primero. — Instrumentos. — Partida de España. — Arriba á las Islas Canarias i Cap. IL — Permanencia en Tenerife. — Viage de Santa Cruz á la Oratava. —Excursión á la cumbre del pico de Teides 8 Cap. III. —Travesía de Tenerife á las costas de la America meridional. —Reconocimiento de la isla de Tabago. — Llegada á la Cumaná 196 LIBRO IL Cap. IV. — Primera morada en Cumaná — Orillas del Manzanares 268 Cap. V. — Península de Araya. — Pantanos ó lagunas Salinas. — Ruinas del castillo de San lago 329 Ciencias naturales; Descripciones y viajes; Descubrimiento; Ensayos; Expediciones científicas; Exploración; Geografía; Historia natural; Investigaciones; Mapas; Reseñas