Historia de Santa Marta y Nuevo Reino de Granada - Libro Quinto

En el libro quinto se trata de la pacificación y población de la ciudad de Tocaima, hecha por el capitán Hernando Venegas Manosalvas, a quien después su majestad del rey Don Felipe, nuestro señor, dio título de mariscal del Nuevo Reyno de Granada. Fue hecha en el año de mil y quinientos y cuarenta y...

Full description

Bibliographic Details
Main Author: Aguado, Pedro de, Fray, 1503-1590
Format: Book Part
Language:Spanish
Published: Madrid: Tip. de Jaime Ratés 1916
Subjects:
Ner
Online Access:http://babel.banrepcultural.org/cdm/ref/collection/p17054coll10/id/2443
Description
Summary:En el libro quinto se trata de la pacificación y población de la ciudad de Tocaima, hecha por el capitán Hernando Venegas Manosalvas, a quien después su majestad del rey Don Felipe, nuestro señor, dio título de mariscal del Nuevo Reyno de Granada. Fue hecha en el año de mil y quinientos y cuarenta y seis, con comisión y conducta del adelantado Don Alonso Luis de Lugo, el cual en este tiempo gobernara el Nuevo Reyno. Título con la ortografía original de la época. - Capítulo primero. - Capítulo segundo. - Capítulo tercero. LIBRO QUINTO En bl libro quinto se trata db la pAgincAgiON y pobla- ZON DB LA CIUDAD DB TOUAIMA, HtflCHA POR BL CAPITÁN HERNANDO VkNEGAS MaNOSALVAS, A QUIEN DESPOE8 80 MA-GEíSTAD DHL RBY DON FlíLlPB, NUESTRO SEÑOR, DIO TITULO DB MARISCAL DEL NuwVO RtfiYNO DB GRANADA. FüB HkCHA EN EL AÑO DB MILL Y QUINIENTOS Y QUARENTA Y SEIS, CON COMISIÓN Y CONDUCTA DEL ADELANTADO ÜON ALONSO LüIS DB LUOO, BL QUAL BN BSTB TIEMPO GOÜERNAVA BL NüBVO Rbyno. CAPITULO PRIMERO de como al capitán Hernando Venegas Manosalvas, que des-pués fue mariscal del rreino, le fue dada conducta para que fuese a poblar vn pueblo en las provincias de los yndU>3 pan-ches, y de como salió con gente y llego a la prouincia de To-caima, y enbio a Martin Yañez Tafur a ver la tierra y traer de paz a los naturales de ella. Andando Don Alonso Luis de Lugo procurando oro con toda la solicitud a el posible para yrse a Es-paña, como esta dicho en el quarto libro de esta pri-mera paite, vino la nueva como los franceses avian robado y destruydo a la ciudad de Sancta Marta, de quien atrás emos tratado; de lo qual recibió grande pena y turbación, porque el avia dexado alli muchos soldados amigos suyos y muy principales, e tenia grande esperanza que para alcanzar su fin, que era 566 HISTORIA DE SANTA MARTA de yrse a España, le avian de ayudar con algún oro, lo qual ellos no podían ya hazer con el mal suceso que con los franceses avian tenido; y con esta pena y turbación andáva muy triste y pensativo, ymagi-nando lo que seria mejor hazer en este caso. En este tiempo avia dado comisión al capitán Juan de Céspedes, persona muy principal, para que fuese a poblar la provincia de los yndios panches y a Sie-rras Nevadas; y por ser Céspedes vn hombre de quien el Adelantado tenia grande conflanca, y que de las cosas y guerras de Santa Marta tenia mucha experiencia, por aver estado en ella mucho tiempo, y ser de los primeros soldados que en ella avian en-trado, acordó de nombralle por su tiniente general, y que dexando la poblazon de los yndios panches, fuese a socorrer a la ciudad de Santa Marta y poner en ella todo el reguardo posible, haziendo algunas fuerzas de donde, con el artillería que su padre el Adelantado avia traydo y dexado en ella, se defen-diesen los moradores de sus enemigos los franceses. Tenia el capitán Juan de Céspedes ya juntos se-senta soldados, para ir a las Sierras Nevadas y pro-vincia de los Panches, los quales estavan pertrecha-dos de armas y cavallos que el les avia dado y pro-veído de su propia hazienda y con sus dineros com-prado. Pues como el capitán Hernando Venegas supiese que Juan de Céspedes dexava la jornada que avia encomendado y quería hazer, por mandarle el Adelantado yr a Santa Marta, rogo al adelantado Don Alonso Luis de Lugo que le hiziese merced de darle a el la conduta de capitán, para que con la Y NUEVO REINO DE GRANADA 561 gente que el capitán Céspedes tenia junta, yr a po-blar vn pueblo en la provincia de Tocayma, que era donde Céspedes avia de ir y para donde la avia jun-tado. El Adelantado, oyda y vista la petición de Ve-negas, y conociendo su valor y ser, porque era ca-vallero muy querido y amado de todos por su lla-neza y afabilidad, se la dio, y nombrándole capitán le dio los sesenta soldados que Céspedes tenia. Tenida ya la conduta y comisión, el capitán Vene-gas hallo a toda su gente, y con la mayor brevedad que pudo se salió de la ciudad de Santa Fee, en se-guimiento de su derrota y jornada. Nombro por sus capitanes y caudillos a Martin Yañez Tafur, y a Sali-nas, y a Savzedo, y a Montero, avnque solo el Martin Yañez Tafur vso el oficio de capitán y caudillo en esta jornada, porque con dos salidas que hizo a traer la gente y naturales de paz, se pobló el pueblo, como adelante se dirá, y asi no fue necesario que los de-mas vsasen el oficio de capitanes. Salió el capitán Venegas de la ciudad de Santa Fee con su gente en el año de quarenta y seis, y cami-nando con ella llego al pueblo de Tocaima, pueblo de los yndios panches, a los quales los españoles les pu-sieron este nombre porque todos tienen las cabecas pandas y omolgas (1), por tener de costumbre de en naciendo ponérselas sus madres entre dos tablas apretadas como en prensas y traerlos asi hasta que som ya grandes, y asi les quedan las cabecas anchas y agudas de la parte alta, que si les quitan el cabe- (1) En Bogotá: pandas y anchas. 568 HISTORIA DE SANTA MARTA lio parecen mitras cerradas. Estuvo en este pueblo y asiento de Tocayma Venegas, descansando con su gente sin sucederle cosa contraria, dos dias; en los quales acordó que Martin Yañez Tafur saliese con quarenta soldados a correr la tierra y provincia y a que trayendo de paz a los naturales de ella, viese si hallava algún asiento bueno y acomodado para fun-dar vn pueblo en nombre de su Magestad. Asi salió Mnriiu Yíifuz con su gente, y fue a dar a vna pro-vincia de vnos yndios llamados guacanaes, donde, siendo sentido de ellos, tomando las armas en las manos se pusieron en defensa de su tierra y casas; mas como llegasen a tentar las fuercas de los espa-ñoles y hallasen en ellas tanta resistencia, acordaron aventajarse (1) en el huir pues no lo podían hazer en las armas. Las armas de que estos yndios vsan en sus guerras son flechas, langas, dardos y macanas; y aunque todos son corpulentos y de grandes ánimos, con mucha facilidad fueron ahuyentados de los nues-tros, dexando sus casas yhaziendas,fragiles y de poco precio, en poder de los christianos; y asi mismo los que con descuydados pasos se tardaron en huir, de-xaron también las vidas. Fueron tomados en esta guacauara muchos barvaros de todo sexo para el servicio de los españoles, y con ellos mucho despojo de oro en chagualas, que son como patenas, como en otra parte queda dicho, y otras piegas de oro que los españoles llaman caracoles, los quales acostumbran estos yndios a traer colgados en las narizes. Toma- (1) Eu Bogotá: ausentarse. Y NUIÍVO RICINO DE «RANADA ">•;'.* ronse asi mismo muchos catavres o canastos de quen-tas blancas y cinchos de lo mismo entretexidos en ellos muchos caracoles pequeños, que es un genero de adorno para ellos de que vsan en sus borracheras y bailes. Con la vitoria y contento del despojo o ranchería, que asi se llama en estos tiempos el tomar, o por me-jor dezir, el hurtar en guerra y fuera de ella en estas partes, por disimulación y ims onesto hablar, como en otras partes e dicho, detubieronse los nuestros en este pueblo de los yndios guacanaes, regozijando la vitoria dos dias, después de los quales fue de acuerdo de todos qne no se pasase mas adelante sin dar cuen-ta a su capitán Venegas de lo sucedido, y asi todos juntos se bolvieron al real, donde fueron muy bien recebidos de los que en el abian quedado. Sabido por el capitán Venegas el buen suceso que Martin Yañez y su gente avian ávido, para con mayor facilidad atraer a los barvaros a su amistad y servidumbre, mando soltar la mayor parte de los yn-dios que Martin Yañez y su gente avian traydo para su servicio, a los quales enbio a su tierra, dándoles algunas cosas de rescates de España, como eran bo-netes, cuchillos y cuentas, que no fue poca parte para que viniesen a servidumbre como vinieron de su propia voluntad y sin fuerca de armas; porque con-siderando los barvaros el daño que de los nuestros avian r^cebido, y que no era menor el que les esta va aparejado si con obstinación tardavan en dar la paz a los españoles, acordaron de hazer de voluntad lo que entendían avian de hazer por fuerca; y asi, otro 570 HISTORIA DE SANTA MARTA dia por la mañana, tomando de las cosas de comer que en sus casas tenían, se fueron al rreal de los es-pañoles a darles las gracias por el beneficio de les aver soltado y enbiado a sus parientes y amigos, y a se les ofrecer a servidumbre para todo lo que les quisiesen mandar. El capitán Venegas los recibió, con sus dones y ofrecimientos, a servidumbre y paz, muy amigable-mente, y haziendoles buen tratamiento, con mucho amor, les dio de las cosas que de España tenia, y con lenguas les dio a entender el fin para que avian ve-nido a su tierra el y sus compañeros, el qual no era para hazerles ningún mal ni daño, sino para ser sus amigos y defenderlos de quien mal o daño les qui-siesen hazer, y para les enseñar muchas cosas que ellos ynoravan, tocantes a la salvación de sus animas y cuerpos, asi de los trabaxos desta vida como de los de la otra. Todas estas cosas y otras muchas que el capitán Venegas trato y dixo a estos yndios guáca-nos, las oieron ellos con mucha atincion y voluntad, lo qual dio harto contento a todos los que presentes estavan. Conociendo el capitán Hernán Venegas, como honbre de espiriencia, que en semejantes conquistas y poblazones suele aver de parte de los soldados al-gunos desconciertos y demasias en daño y perjuyzio de los naturales, los quales son ocasión y an sido de que las pazes se quebranten y los contrarios se re-velen y tornen a tomar las armas con mayores brios contra sus contrarios, quiriendo y deseando que la paz y servidumbre a que estos barvaros venían y Y NUEVO REINO DE «RANADA .071 querian sustentar se guardase, sin que en ningún tienpo se les diese ocasión de lo contrario, mando echar vn vando en su rreal por el qual mando que so pena de la vida ningún soldado fuese osado a en-trar en casa de yndio ni le tomar cosa alguna de co-mida ni otra cosa sin su expresa licencia y mandado, para que lo que se les tomase se diese orden como se les pagase, y no se les hiziese agravio ninguno. Fue guardado este mandato y pregón entera y cum-plidamente, sin se exceder de el vn punto; y para que los yndios estuviesen mas quietos y seguros, el capitán les dio a entender con las lenguas lo que para su quietud y sosiego avia mandado a sus solda-dos y compañeros; y con esto los yndios se fueron a sus casas muy contentos y alegres. CAPITULO SEGUNDO que trata de otra salida que hizo Martin Yaüez Tafur, y como conquisto y truxo de paz a los yndios de la provincia de Xa-quima y de Guatagui, y de la fundación de la ciudad de To-caima. Ydos los yndios guacanes a sus casas, procuravan traer cada dia comida a los españoles en agradeci-miento del beneficio que dellos avian recibido. Esta gente panche son de tan noble condición que no tie-nen cosa suya que no la comuniquen y den con ma-ravillosa liberalidad a qualquiera persona, aunque sean sus enemigos, salvo si atualmente están en la guerra contra ellos; y asi demás de por ser ellos na-turalmente ynclinados a esta generosidad, por los (1) beneficios que el dia antes avian recebido de los nuestros, les trayan mucha comida. El capitán Venegas, viendo el buen principio que Martin Yañez Tafur avia tenido en la tierra, acordó que tornase a salir con quarenta hombres de los que avian quedado en el rreal, por estar mas descansa-dos, a la provincia de Xaquima, que por otro nombre se llama Otayma, a traer los naturales della de paz, (1) En Bogotá: por tal. llisr. DE SANTA MARTA Y NUEVO REINO DE «RANADA 573 encargándole que lo hiziese con el menor daño que posible fuese, porque ya el capitán Venegas avia to-mado grande afición a la gente panche por vellos de tan buena ynclinacion, y asi deseava traelles de paz mas por dadivas que por fuerca de armas y malos tratamientos. Pasados cinco dias en los quales Martin Yañez des-canso, y apercebidos los quarenta soldados, se salió con ellos en demanda de la provincia de Xaquima, que no estava muy lexos. Los yndios, como tenían noticia del daño y mala vezindad que los españoles hazian en las partes donde llegavan, porque avn no avian sabido ni avia venido a su noticia el buen tra-tamiento y despedimento que los yndios guácanos avian tenido y se les avia hecho de los españoles quando el capitán Venegas los avia enbiado a sus casas sin les hazer mal ni daño, antes dadoles de lo que avia tenido de cosas de España, acordaron de tomar las armas en las manos y defenderles la en-trada en su tierra, no permitiendo que hiziesen asien-to en ella ni la viesen, si fuese posible; y saliendoles al camino con buena horden por vnas lomas abaxo con grande gritería, les hazian muchas amenazas, y mostrándoles cantidad de catavres o canastos y sogas, les dezian en su lengua que aquellos canastos y sogas trayan para atallos, y después de averíos hecho pe-damos, llevarlos en aquellos canastos (1) para con sus blancas carnes solenizar sus fiestas y borracheras, triunfando de su vitoria dándoles sus vientres por (1) En Bogotá: en aquellas cestas. 574 HISTORIA DE SANTA MARTA sepulcros; lo qual ellos tenían por muy antigua cos-tumbre hazer con los naturales a ellos comarcanos. El caudillo y sus compañeros, como vieron tanta multitud de yndios, que serian mas de dos mil, y oye-ron la gritería y regorizo que hazian, preguntaron a las lenguas o ynterpretes que llevavan que que de-zian los yndios de Otaima, y las lenguas les dixeron que dezian que en muy breve tienpo los avian de llevar a todos hechos pedacos en aquellos catavres, para solenizar y hazer muy grandes borracheras, y poner sus cabecas en sus santuarios. El cavdillo Ta-fur, como por los meneos que los barbaros hazian conociese ser asi (1) lo que las lenguas dezian y lle-gándose cerca de los barbaros, a parte donde de ellos fuesen bien entendidas las lenguas, les mando que les dixesen y amonestasen dexasen aquella necia y sinple porfia, porque el ni sus compañeros no ve-nian para yr en catavres ni a que con ellos soleniza-sen sus borracheras, sino a ser sus amigos, y a que si ellos lo quisiesen ser suyos, no se les haría ningún mal ni daño, antes serian muy bien tratados y defen-didos de otras qualesquier personas que mal o daño les pretendiesen hazer, y que de lo contrario se les seguiría mucho daño a ellos y a sus hijos y mugeres; porque ellos eran enbiados por el Rey de España a poblar en aquellas partes y a que les enseñasen a conocer al Criador de todas las cosas y de que mane-ra le avian de servir, para por ello conseguir el des- (1) En Bogotá: El caudillo Tafur conoció por los meneos harían conociese ser así. Y NUEVO REINO DE QBAHADA 575 canso y bien aventúranos perpetua; y que si ellos esto no querían consentir y entender de voluntad y sin guerra (1), que forcoso y con mucho daño que les harian lo avian de hazer, asi como en otras partes sus ermanos y conpañeros lo avian hecho. Los moradores de Otayma, avnque oyeron bien lo que Martin Yañez Tafur con las lenguas les dezia, no haziendo caso de ello, se yvan llegando a los espa-ñoles con su bárbaro atrevimiento, pretendiendo po-ner en efeto su loco y rustico proposito, creyendo que sin falta los avian de tomar a manos y sepúlta-nos en sus vientres; y el Capitán y sus soldados, visto que los yndios se acercavan sin hazer caso de lo que se les dezia, vsando de su bravo y esforzado animo de españoles, arremetieron contra ellos y en poco espacio de tiempo los desbarataron y hizieron dexar las sogas y catavres con harto daño que en ellos se hizo; de lo qual quedaron tan escarmentados que tuvieron por muy bueno y acertado aver creído lo que se les avia antes dicho y recebido la paz con que se les avia conbidado (2), y con esto de ay adelante no osaron tomar mas las armas contra los españoles, y desde esta gua^avara quedaron pacíficos y quie-tos y guardaron la paz con firmeza, sirviendo a los christianos hasta el dia de oy. Hecho esto, el capitán Martin Yañez se bolvio con su gente al real donde su capitán Venegas estava con (1) En Bogotá: y que si ellos esto no querían consentir de vo-luntad y fin que era. (2) Aqui hay unas frases tachadas, lo cual se repite más ahajo. 57(1 H1BT. DE SANTA MARTA Y NUEVO REINO DE GRANADA la demás geute, del qual fue muy bien y alegremente recebido. Después de aver doscansado algunos días el capi-tán Tafur y su gente, el capitán Venegas trato de bus-car lugar acomodado para poblar y fundar su ciudad. Tafur le dixo que no tratase de buscar otro mas del que estava alojado, porque en toda la tierra que el avia andado no avia visto ni hallado otro mejor, e oydo esto el capitán Venegas se determiuo de poblar en el sitio donde estava, y asi haziendo las soleni-dades y cerimonias acostumbradas en semejantes po-blazones, pobló la ciudad, y le pu¡»o por nonbre el propio que los naturales tenían puesto a aquel sitio, que es la civdad de Tocayma; y asi quedo poblada esta ciudad en el sitio y lugar en que oy esta. Nom-brados alcaldes y regidores por el capitán Venegas, hizo el apuntamiento de los naturales, y repartidos entre los soldados, y con esto se torno a la ciudad dé Santa Fe, aviendo estado ocupado en esta jornada cinco meses, a dar cuenta de lo que avia hecho el go-vernador Montalvo de Lugo, que ya estaua en el go-vierno del Rreyno, dexando en su lugar por uniente a Martin Yañez Tafur, el qual estuvo en el hasta que Miguel Diaz de Admendrariz vino por Governador del Rreyno, el qual enbio por capitán de Tocayma y justicia mayor al capitán Hernando de Prado (1). (1) El final de este capítulo, veinticuatro líneas, está com-pletamente tachado y es éimposible descifrarlo. CAPITULO TERCERO que trata del asiento y tenple de la ciudad de Tocaima, y de al-gunas costumbres de los naturales de aquella provincia. La ciudad de Tocayma, como queda dicho en el capitulo antecedente, esta sytuada en la parte y lu-gar donde Hernando Venegas la pobló y fundo, sin se aver mudado a otra parte alguna, como lo an he-cho otros pueblos y civdades en esta parte de Indias. El sitio en que esta es caliente, tanto que desde las nueve oras de la mañana hasta las tres de la tarde no se pueden andar por las partes donde no ay son-bra; y este tenple y calor es y dura por todo el año, porque asi como en la tierra fria del Rreyno todo el año haze vn tenple, y este frió, asi en esta provincia de Tocayma, que es en las faldas del Rreyno, haze calor todo el año. La diferencia que en estos tenples y provincias ay de ynvierno y verano, no es mas de que el yvierno llueve, y el verano, no; pero los ten-ples lloviendo y no lloviendo, todos son vnos: en lo caliente, caliente, y en lo frió, frió. En este sitio de Tocaima y en sus alrededores, se dan todas las frutas que se dan en otras partes ca-lientes, asi de las de España como de las de la tierra: danse muchas uvas, higos, melones, pinas, guayavas, Tomo I. 37 HI8T0RIA DE 8ANTA MARTA ouras, que es vna fruta como peras, salvo que tienen vnos cuescos grandes dentro; danse plátanos y otras muchas frutas. Las noches en esta ciudad son tales que con ellas se alivian los trabajos y disgustos de los dias, porque son tan suaves y de tan lindo sereno, que avnque se quede vn pliego de papel toda la noche en el canpo, se halla a la mañana tan enjuto como si oviese esta-do metido en vna caxa y guardado. Los yndios naturales de esta provincia es gente de buena estatura; andan desnudos, asi las henbras como los varones. Las henbras traen tan solamente para cobrir sus partes yn púdicas, vnas panpanillas, como vnos pañetes abiertos por abaxo, y estos traen tan baxos, que lo alto de estas panpanillas se atan y ponen por baxo de los encuentros de las caderas. Estas panpanillas hazen de algodón, texidas como mantas: las mugeres de los capitanes las traen entre-texidas de vnas cuentas blancas que de cascaras de caracoles se hazen, que los españoles llaman quitero; y avn a los cuellos traen todas cantidad de estas cuentas y de otras de gueso. Estas panpanillas tie-nen por las mejores joyas de sus casas. Tienen estos naturales vna cerimonia o costumbre muy perjudicial y dañosa para ellos, avnque no ha-zen mucho caso del daño que de ella se les sigue y viene; y es que a las criaturas henbras que nacen a los ocho dias o diez asi como nacen les cortan con vnas cañas o piedras cierta parte de carne que en el miembro o vaso mugeril tienen, y lo que le cortan lo secan y hazen polvos con los quales después refrié- Y NUEVO REINO DE GRANADA 573 gan la herida para que se consuma y seque la otra parte que queda o puede crecer para que no crezca y quede igual; y el daño es que muchas criaturas mueren de estas heridas, y asi entre ellos ay muy po-cas henbras. Algunos españoles, que no an entendi-do ni sabido esta cerimonia que estos barbaros tie-nen, viendo la penuria de henbras que entre ellos ay, an querido dezir y an dicho, que de yntento las ma-tan estos yndios porque se acabe su generación, por no ser sujetos ni servir a los españoles; pero lo mas cierto es lo que tengo referido. Tienen estos yndios ydolatrias y simulacros, los quales son vnos palos grandes de hechura de per-sonas, mal hechos y guecos. Solo sirven estos para les pedir comidas, y la orden que tienen de pedirles favor y auxilio es que el santero con un palo que para ello tiene da de golpes en la barriga del ydolo, y el ruydo que haze con los golpes y con estar gue-co, el xeque o mohán, que es el santero, lo ynterpreta y haze entender que dize el ydolo lo que a el le pa-rece dezir, y asi los engaña (1). Hazen estos yndios grandes y muy continuas bo-rracheras (2), en las quales ordenan sus guerras y vengancas de sus enemigos, y el mejor ornato que en sus santuarios tienen son las cabecas de las personas que en guerras an muerto, asi de yndios como de es-pañoles, las quales adornan con cierto betún que ha- (1) Siguen aquí siete líneas y media totalmente tachadas. (2) La palabra borrachera no está empleada aquí más que en su significado de banquete ó función en que hay algún ex-ceso en comer y beber. .">S(l HISTORIA DE SANTA MARTA zen y después de comida la carne hinchan los gue-cos y vacíos que en ellas quedan de aquel betum (1), dexandolas asi como si estuviesen bivasy sanas. Por ojos les ponen vnas semillas que los españoles lla-man armesas, muy resplandecientes, con las quales quedan como si estuviesen bivas, y por ser las casas o santuarios oscuros donde estas cabecas están, po-nen grande temor a las personas que a ellos entran. La orden con que las ponen y tienen en sus santua-rios es, que a las que son de algún pueblo que del santuario este al levante, las ponen que estén bueltas mirando al poniente, y las que son de la parte del poniente ponenlas bueltas al levante, y asi por esta horden a las demás. Esto hazian y hazen hasta hoy, porque dizen que si las ponen que miren a sus tie-rras y pueblos que llamaran a sus parientes y ami-gos para que vengan a matallos a ellos en venganza de sus muertes: vna cosa harto de barbaros. Ponen-las en los santuarios por lo alto, por vnos andenes que en ellos tienen todos alrededor, como el botica-rio pone sus rredomas. Son estos yndios panchos muy carnívoros de car-ne humana, y asi se venden vnos a otros los hijos y parientes para comerse. Acaeció estando yo entre estos barbaros, vna crueldad no menos ynvmana que rustica, y fue que vn yndio de estos ponches yva de casa de vn ermano suyo para su propia casa; y el ermano tenia vn hijo, de edad de nueve o diez años, (1) En Bogotá: y después de comida la carne hinchen las que asi vacias en ellos quedan de aquel betún. Y NUEVO RUINO DK (iKANAKA ÓH1 el qual con amor que al tio tenia, se fue con el a hol-garse como niño, y iendo por su camino encontra-ron con otro yndio ponche, el qual traya al cuello vnas sartillas de cuentas blancas, de las que atrás he-mos tratado, y el tio del niño, como las vido, aficio-nóse a ellas, no obstante que el tray otras tan buenas a su cuello. Dixo al otro ponche si quería della (1) aquellas cuentas que traya al cuello, que el se las pagaria; respondió el otro que si daria si le da va aquel muchacho para comer, porque asi como a el le avian parecido bien las cuentas y se avia aficiona-do a ellas, asi el tenia muy gran gana de hartarse de la carne de su sobrino. El malo del tio, con la codi-cia de las cuentas, y olvidado del amor de su propia sangre, tomo al muchacho por la mano y llevólo a dar al carnicero yndio, porque el niño, como oyó la platica, temió, y con el temor se avia desbiado de ellos. El yndio hambriento por la carne humana, dio las cuentas al otro, y no contento con tener ya la caga, por no tomar trabajo de matalla, dixo al tio: yo no paso por la venta ni compra si no me lo das muer-to y hecho pedacos. El tio, por no perder la pose-sión que ya tenia de las cuentas, echo mano a vna macana de palma que tenia, que es vna arma de palo como vna espada, y con ambas manos aleando dio al sobrino vn golpe en la cabeca que se la abrió y cayo muerto, y segundando con otros golpes, con mucha liberalidad lo hizo pedacos, y asi hecho cuar-tos, se lo dio y entrego al fiero y bruto can, el qual, (1) Debe querer decir dalle. 582 HI8T. DE SANTA MARTA Y NUEVO REINO DE GRANADA no con menos diligencia, lo tomo y llevo a su casa, donde creo yo no dexaria oliscar la carne del. Los casamientos entre esta nación panche se ha-zen con mucha facilidad, porque en estando la cria-tura sana de la herida que dixe le dan a los ocho o diez dias, luego el yndio que la quiere por muger da a la madre vna sarta de cuentas o vna panpanilla de las que atrás quedan dichas, y asi queda hecho el casamiento. Esta sartilla o panpanilla a de guardar la madre para cuando la desposada sea de edad para podella traer. Estos casamientos se deshazen por ha-zer ella adulterio a su marido: que en tal caso el la puede dexar y en otro no. Administración pública; Colonialismo español; Descubrimiento y exploraciones; Historia; Navegación; Política y gobierno