Historia de Venezuela - Libro Quinto

En el libro quinto se hace mención de cómo, llegado a España el navío en que murió Don Diego de Ordas, Gerónimo Ortal que en él iba, pidió la gobernación de Paria; fuere dada por el Consejo de Indias; vino a ella con la gente que pudo hacer, y dejo al capitán Alderete haciendo más gente en Sevilla....

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Bibliographic Details
Main Author: Aguado, Pedro de, Fray, 1503-1590
Format: Book Part
Language:Spanish
Published: Madrid: Tip. de Jaime Ratés 1918
Subjects:
Nes
Aun
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Online Access:http://babel.banrepcultural.org/cdm/ref/collection/p17054coll10/id/2431
Description
Summary:En el libro quinto se hace mención de cómo, llegado a España el navío en que murió Don Diego de Ordas, Gerónimo Ortal que en él iba, pidió la gobernación de Paria; fuere dada por el Consejo de Indias; vino a ella con la gente que pudo hacer, y dejo al capitán Alderete haciendo más gente en Sevilla. Llegado Gerónimo Ortal a Paria, hallo en la fortaleza a Alonso de Herrera con unos pocos compañeros hambrientos y amedrentados. Ordeno luego la navegación del rio de Paria, tomando por blanco de su empresa la noticia de Meta. Nombro por su capitán general Alonso de Herrera; se detuvo cierto tiempo en Paria, haciendo bergantines para la navegación del rio. Al tiempo de la partida vino la nueva que el capitán Alderete había llegado con cierta gente a la isla de Cubagua; encargo el proseguir la jornada Alonso de Herrera, y el fuese a Cubagua a verse con Alderete, con propósito de ir luego en seguimiento de Alonso Herrera y de la demás gente que con el quedaban, los cuales partieron de Paria y entraron por el rio de Uria paria, navegaron hasta las juntas de Meta y Orinoco, y siguiendo el rio de Meta arriba, habiendo navegado algunos días por el, murió el capitán Herrera de ciertos flechazos. Quedo por capitán de la gente Alvaro de Ordas, y viéndose todos tan cansados y sin capitán, dieron la vuelta el río abajo, en tiempo quo Gerónimo Ortal, su gobernador, estaba en la isla de la Trinidad casi de camino para ir en su seguimiento, y vinieron a Cubagua. Sabido por Gerónimo Ortal la perdición de su gente, desesperado de salir con su empresa se pasó a Tierra Firme, donde emprendió nuevas cosas, como en el libro sexto se dirá. Título con la ortografía original de la época. - Capítulo primero. - Capítulo segundo. - Capítulo tercero. - Capítulo cuarto. - Capítulo quinto. - Capítulo sexto. - Capítulo séptimo. - Capítulo octavo. - Capítulo noveno. - Capitulo diez. LIBRO QUINTO Es EL LIBRO QUINTO SE HAZB MENCIÓN DE COMO, LLEGADO A. Es- PAÑA EL NAUIO EN QUE MURIÓ DON DíEGO DE HORDAS, GERÓ- NIMO OrTAL, que en el YBA, pidió LA QOUERNACION DE PA-RIA; FÜELB DADA POR EL CONSEJO DE INDIAS; VÍNOSE A HELLA CON LA JBNTB QUE PUDO HAZER, Y DEJO AL CAPITÁN AlDERE-TE HAZIENDO MAS JBNTB EN SeUILLA. LlEGADO JeRONIMO Or- TAL A Paria, hallo en la fortaleza a Alonso de Herrk- RA con VNOS pocos (1) conpañeros ANBRIENTOS y AMEDREN-TADOS. HORDENO LUEGO LA NAUBGACION DEL RRIO DE PaRIA, TOMANDO POR blanco DE SU ENPRESA LA NOTICIA DE MbTA. NONBRO POR SU CAPITÁN GENERAL AlONSO DB HeRRKRA; DE-TUUOSB cierto TIEMPO EN PaRIA, HAZIBNDO BERGANTINES PARA LA NAUBGACION DEL RRIO. Al TIEMPO DE LA PARTIDA VINO LA NUEBA que EL CAPITÁN AlDERETE AUIA LLEGADO CON CIERTA JENTB A LA ISLA DE CUBAGUA; ENCARGO EL PRO-SEGUIR LA JORNADA AlONSO DE HeRRÍCBA, Y EL FUESE A Cu- BAGÜA A UBRSB con AlDERETB, CON PROPOSITO DB IR LUEGO EN SEGUIMIENTO DE AlONSO DB HERRERA Y DE LA DEMÁS jbntb que con bl quedauan, los quales se partieron de Pabia y entraron por el rrio de Uria paria, nauegaron HASTA LAS JUNTAS DB MeTA Y UriONOCO, Y SIGUIENDO EL RRIO DB Meta arriua, auibndo naubgado algunos días POR el, murió el capitán Herrera db ciertos flechazos. Quedo por capitán de la jbntb Aluaro de Ordas, y rién-dose TODOS TAN TRAUAJADOS Y SIN CAPITÁN, DIERON LA BDBLTA BL BRÍO AUAJO, EN TIENPO QUE GbRONIMO OrTAL, SU (1) En la edición de Caracas se omite la palabra pocos. 576 HISTORIA DE GOUERNADOR, ESTAUA EN LA ISLA DE LA TrbNIDAD CASI DB CAMINO PARA IR EN SU SEGUIMIENTO, Y BINIERONSH A CUBA-GUA. Sauido POR Jerónimo Ortal la perdición de su jbn- TE, DESESPERADO DB SALIR CON SU YNPRESA, SE PASO A TlB-RRA Firme, donde enprendio nüeuas cosas, como en el li- URO SESTO SE DIRÁ. CAPITULO PRIMERO Como Gerónimo Ortal pidió la gouernacion de Paria en Espa-ña, y se le dio, e hizo e junto gente, y se uino con hella dere-cho a la fortaleza de Paria, donde estaua Alonso de Herrera. Según atrás se dijo, al tiempo que el gouernador Don Diego de Hordas se enuarco para España en Santo Domingo, se enuarco con el Jerónimo Ortal, muy grande amigo suyo, y que en su propia conpa-ñia auia benido de España y le auia seguido y acon-pañado en los trauajos y jornadas ya contadas. Era este Jerónimo Ortal, valenciano, tenido por €auallero y de bueíia parte, y que no le faltaua fauor ni aun dineros, según algunos afirman; eJ qual, vien-do el suceso de la muerte de su gouernador Don Die-go de Hordas, propuso de procurar y auer la gouer-nacion, con yntento de bolver a Paria y conseguir el descubrimiento de las rricas noticias que en el rrio de Uriaparia le auian dado a Hordas, de todo lo qual el auia sido testigo; y parecíale que como hon-bre que ya auia andado y nauegado el rrio y tenia mucha noticia y espirienzia de las cossas del, que no podia herrarse, sino que con poco trauajo sacaría a VENEZUELA 577 luz lo que con mucho no auia podido auer su gouer-nador; y con este presupuesto llego a España, donde, por ser, como se a dicho, cauallero y persona fauo-recida y enparentada. y que lleuaua (1) rrelacion y noticia de las cosas de Paria, fácilmente aleanco del enperador Don Carlos, rrey y señor nuestro, la go-uernacion como la pretendía, donde después de ávi-das las cédulas o prouisiones de la merced, se uerian derramar famas de ynumerables rriquezas, de pros-peras y pobladisimas tierras de apacibles tenples, de agradables ayres, finalmente la pintaua a todos y a cada uno conforme a como la quería ymagínar, vsan-do del rremedio engañoso con que otros muchos an echo a ynumerables jentes dejar su natural y hazien-das y patrimonios y medianas pasedías y llevadolos al matadero o carnecerías, donde de mili y mas espa-ñoles acontecía no quedar ni escapar ninguno (A). Con este título de gouernador y alguna largueza de que uso y promesas que hizo, junto en el Andalu-zía ciento y sesenta honbres, con los quales se enbar-co en dos nauíos y dejando en Seuílla un capitán suyo, llamado Alderete, para que hazíendo la jente que pudiese lo siguiese, se partió para las Indias, to-cando, como síenpre se a usado, en las yslas de Ca-naria; y sin sucederle en el camino cosa notable bino derecho a enhocar por la noca del Drago. Antes que de aqui pasemos quiero decir c^ue en el llamar a esta entrada del Golfo de Paria boca de Drago ay bariacion, porque vnos llaman boca de (1) En la edición de Caracas: y que le llevaba. Tomo I 578 lilSTOFilA LE Drago a la salida del Golfo de Paria, hazia Cubagua, y otros la llaman a esta entrada boca de Drago, e yo en esto e seguido e sigo a Gomara, que tratando del tercero uiaje que Colon hizo a las Indias, dize quentr o por esta angostura que la isla de la Trenidad haze con Tierra Firme de Paria, de que arriua e tratado, y que por la mucha corriente de la mar y angostura de tierra en la qual pensó perderse, la llamo boca de Drago, donde claro paresze no ser este nombre de la salida del Golfo. Enhocando, como dije, Jerónimo Ortal por esta boca de Drago, después de auer dado uista a la jente de la Trenidad, se uino derecho al puerto y fortaleza de Paria, donde alio Alonso de Herrera en la tribu-lación y aflicion que tengo dicho, con solos veinte conpañeros, con cuya llegada se holgaron y alegra-ron tanto la jente de la fortaleza quanto hera rrazon que se rregocijasen los que de cautiuos se beian li-bres (1). El mesmo contento rresciuio Gueronimo Ortal en hállalos alli, por tener dellos claridad de las cosas de la tierra; porque aunque el sania hallado en aquella prouincia con Don Diego de Hordas y te-nia noticia de lo mas della, parecíanle que los que alli auian rresedido tanto tiempo sabrían mucho mas. Sintió grandemente Gerónimo Hortal las diferencias y alteraciones que auian tenido entre si Alonso de Herrera y Antonio Sedeño, governador de la Treni-dad, y mostró pesalle de no auer llegado a tienpo que los hallara rrebueltos para uengar y satisfazer a (1) En la edición de Caracas: .se hacían libres. VENEZUELA 579 SUS conpañeros de las ynjurias y agrauios que Sedeño y los suyos les auian echo; y para no perder tienpo, |uego comunico con Alonso de Herrera la borden que deuian tener en hazer su jornada y descubrimiento, los quales acordaron que se hiciese por el rrio de Paria arriua, no siguiendo la derrota que Don Diego de Hordas auia licuado sino la del rrio de Meta, cuyo apellido y nonbre tenia la noticia que le» auian dado, lo cual hera ynposible descubrir bellos por aquella Yia, porque según después acá se a uisto, esta no-ticia Meta hera el Nueuo Rreino de Granada, que después, por uia de Santa Marta y Rrio Grande de la Magdalena descubrió la jente del Adelantado de Ca-naria. y porque del Nueuo Rreino nazia el rrio quentra-ua en Paria, por donde se determinaua suuir Geróni-mo Hortal, se llama este rrio de Meta, no porque pu-diesen sauer la mucha distancia y trauajoso camino que era, mas de que, como en el Nueuo Rreino auia mucho oro y se hazian muchas y muy buenas mantus de algodón y mucha sal, el contrato desto corria a partes muy rremotas y apartadas y de vnos en otros pasaua la noticia y nonbradia de que las mantas, oro y sal lo tenia esta jente de Meta, por cuya causa no fue mucho llegar a la costa de Paria, porque tanuien de Coro, pueblo de la gouernacion de Yenencuela, salieron algunos capitanes en demanda desta noticia de Meta, que tan esparcida andana entre las mas le-jas poblazones. Por los rrespetos ya dichos, como en otra parte desta Istoria se uera, tratando entre los dos el conse- 580 HISTORIA DE guir y efetuar su jornada por los rrios de Paria y Meta, luego dieron borden en hazer bergantines para la nauegacion del rrio, los quales luego se pusieron por hobra. Para que con mas calor se efetuase la hobra de los bergantines y se aderecasen las cosas necesarias a su jornada y uiaje, hizo su teniente y ca-pitán general Alonso de Herrera, que demás de ser honbre ya uaquiano y esperimentado en las cosas de la guerra de Indias, hera de buen linaje y de noble condición y que todos le rrespetauan y amanan por su fauilidad (1). Entre las otras cosas que a Gerónimo Ortal le di-jeron los que en la fortaleza estañan, fue que Antonio Sedeño auia dejado en la Trenidad tres cauallos y otras muchas cosas de España en poder del princi-pal y casique llamado Chacomar, que siempre auia conseruado el amistad con los cristianos. Aunque no tenia zertidunbre de si estarían uibos los cauallos, por la falta y necesidad que dellos tenia, enuio cier-tos soldados y un español llamado Nieto, que enten-día la lengua de aquella jente, en vn nauio de los que el auia traido, para que les trujesen los cauallos. Fue esta jente a la Trenidad y el ynterprete hablo al ca-sique diciendo que alli auia benido (2) vn hermano de Antoño Sedeño que ynuiaua por los cauallos y por otras cosas que alli tenia. El cacique estuuo rre-hazio, pareciendole que no hera cosa azertada dar lo (1) Debe ser afabilidad. En la edición de Caracas se escribe: familiaridad. (2) En la edición de Caracas se omite la palabra venido. VENEZUELA 581 que tenia en deposito a quien no se lo auia entrega-do, y al fin, con la inportunacion de los que se lo yban a pedir, se lo dio, diciendole al ynterprete: mira, Nieto, no querría que me mintieses y que ese gouer-nador que dizes que te enuia por los cauallos no fue-se hermano de Sedeño; mas al fin bosotros sois cris-tianos y no me mentiréis. Bueltos los soldados con los cauallos en su nauio, se holgó mucho de bellos, porque se los traian gor-dos y bien tratados, y los que el tenia no estaban ta-les. Tanuien le ynbio el casique Chacomar con los cauallos, de presente a Gerónimo Ortal, algunas co- ^as de comer, con que se holgaron todos, porque se-gún creo no les deuia de sobrar comida, por estar la jente y pueblos comarcanos a la fortaleza faltos della a causa de auer sustentado tanto tienpo toda la jente que alli auia estado y por otras calamidades que abian sucedido en los naturales de aquella comarca, como atrás queda dicho. NOTAS AL CAPITULO I (A) Mein'orial de Jerónimo Artal (por Ortal ó Dortal) con la& respuestas del Consejo, según el extracto que inserta Muñoz en su Colección (tomo LXXX : «Dice que fue al rio del Marañen con Ordas, donde ha estado-mas de tres años i «ha conocido que no hai mejor medio para, •poblar en la Tierra firme e sin violencia de los naturales reci-sbir provecho los españoles que mediante contratación de res-acate amigable: i esto se ha de hacer desde fortalezas que se »hagau en aquella tierra de trecho en trecho por las provincias »della, desde Jas quales sin rumor i con poca gente se subjetará 3>]a tierra, i se sabrán los secretos della, i se conseguirá prove- »cho harto más que por via de población de pueblos con mucha »geute, la quai, por socorrer su necesidad i conseguir aquello á »que vienen de España, que en su imaginación es harto más de »lo que en la tierra hallan, no se puede refrenar, de lo qual re- »sulta en la mayor parte oposición de los naturales porque se »veen desposeer contra su voluntad de lo que tienen». »Que hará dos fortalezas, la primera dentro de dos años, otra en otros dos, en el golfo de Paria, do pareciese más aproposito para dicha contratación, i tendrá un clérigo para decir misa e instruir los naturales. »Llevará una caravela con 25 o 30 hombres i los rescates nece-sarios; i tendrá un navio de remos, i en las fortalezas los hom-bres necesarios para su defensa. »Pide por limites para la contratación desdo la punta del Galla hasta la boca del Drago inclusive, que serán veinte leguas de costa en el golfo de Paria, i tierra adentro todos los rios que acu-den á dicho golfo, i las provincias que por alli pueda contratar. »Que en dichos límites se le nombre Alcaide de dichas fortale- HISTORIA DE VENEZUELA 583 zas i Justicia mayor. (R. La governación i las fortalezas que hi-ciere dentro de cuatro años con 200 ducados de los provechos de la tierra para el i un heredero.) »SaIario por Justicia mayor. {El secretario le dirá lo acordado.) sQue pueda repartir los indios pacíficos. {No ha lugar sino por via de contratación.) »Que pueda señalar solares i tierras á los que alli poblaren. (Fecha.) »Que pueda hacer guerra á caribes. {Con la provisión déla Audiencia.) »Que pueda rescatar oro, perlas, etc. {El i los vecinos con vo-luntad de los indios.) »Pagará el '/lo de quanto se hubiere. {El VsO «Franqueza en quanto lleve para fortalezas, rescates, mante-nimientos. {Por cinco años.) «Provéase veedor que tenga cuenta. {S. M. proveerá.)» Carta al Emperador escrita por Francisco de Villanueva, Te-sorero de Paria, en 30 de Octubre de 1534: «Llegué á dicha provincia en 13 de Octubre de 1534 con el Go-vernador Ortal, el qual trujo 150 hombres en dos navios, con bastimentos, rescates i aparejos de guerra en mucha cantidad, médico, cirujano i dos sacerdotes, todos buenos. Halló los indios de guerra i que hauian muerto ciertos xripsiianos, i 30 destos sanos i siete dolientes en una casa que está en esta prouincia. Mañana 31 de Octubre parte á Cubagua á traer ciertos vergan-tines i navios de remos para subir rio arriba, i deja aquí casi acabados otros mui al propósito, "i" va á traer 120 hombres que dejó en vna nao en el rio de Sevilla, que por no estar despacha-da al tiempo que se partió, no la trujo consigo, i saber ser veni-da á dicha isla. Según su buena diligencia i grandes nuevas de la tierra, i de la cercanía del mar del Sur, espera hacer gran-des servicios á V. M» {Colección Muñoz, tomo LXXX). «Información hecha en la Villavieja de San Miguel, de la pro-vincia de Paria, estando en la fortaleza de S. M en la costa 584 HISTORIA DE VENEZUELA de Tierra firme á 23 de Octubre de 1534, ante Joanelo Risi, Alcalde en dicha villa, á pedimento de Gerónimo d'Ortal, Go-vernador del golfo de Paria. «Refiérese que habrá ocho dias llegó allí Ortal con la nao San Sebastian i la carabela San Antón y 140 hombres, armas, muni-ciones, etc., habiendo además dejado en San Lucar de Barrame-da un galeón fletado en que le deben venir más de otros cien hombres y hablan de salir ocho dias después de él al cargo de Gerónimo Hernández de Alderete. A todos ha dado Ortal de co-mer y socorros. Trajo Ortal todo género de bastimentos, artille-ria, dos bergantines en ligazón, médico, cirujano, medicinas y dos religiosos. Llegado á Paria halló á Alonso de Herrera (te-niente en nombre del difunto Ordas, con provisiones del Audien-cia de la Española) con sus dos Alcaldes, Regidores, etc., ante quienes presentó sus provisiones y fueron obedecidas. Cuando llegó, habria 20 dias que se habían alzado los naturales de la provincia, á causa que habiendo estado preso allí Sedeño, Go-bernador de la Trinidad, les mandó decir que el teniente Herre-ra quería matarles ó tomarles con sus mugeres para esclavos. Asi alzados mataron cuatro cristianos de dicha villa y puerto de San Miguel de Paria: niatarnn además dos religiosos y cua-tro cristianos que habían venido en una piragua de Cubagua á dicha villa á ocho leguas della estando de vuelta para la ií^la, y luego, pasando en un piraguas—un testigo dice que eran ICO piraguas con jrran cantidad de indios caribes—por frente de la villa, mostraron á sus moradores, como por burla, los hábitos de los frailes y los vestidos de los cristianos. • Ortal, á un indio de paz que halló en la villa, enbió con vino, bizcocho y otras cosas de rescate á Turpiari, principal cacique de esta provincia, con mensaje de ser él venido de parte de S. M. á tener en paz la tierra y castigar á quien mal en ella hiciese, con otras palabras de halago para que viniese á él. Fue el indio con orden de volver á los cuatro dias; y no parece habiendo pa-sado más de seis. Témese sea espía de los otros indios, ó q^te no halló al cacique, ó que ni él ni indio alguno quiere venir, por-que después del levantamiento se h;in amontado y quemado muchos de sus buhios y el pueblo do residía el cacique.» (Véase la carta de Ortal al Emperador, que se inserta como Apéndice.) CAPITULO SEGUNDO Como Gerónimo Hortal se paso a Cubagua a juntar la jente qtie con el capitán Alderete aiiia llegado aquella isla, y Alonso de Herrera con la jente subió el rrio arriua y se alojo a inuer-nar y hazcr vna barca en la prouincia de Carao. Ya que los vergantines se yban acauando de hazer, le vino nueua a Gerónimo Hortal como Alderete, su capitán, auia llegado a la isla de Cuuagua con ciento y cinquenta honbres y otros aderezos y municiones para la jornada. De esta nueua resciuio muy gran contento Gerónimo Hortal y todos los que con el es-tañan, y luego se determino que Alonso de Herrera con toda la jente que alli tenia, diese principio a la jornada y comencase a suuir el rrio arriua, y el yrse a Cuuagua a uerse con Alderete y rrecojer los solda-dos que traia y procurar juntar mas para yr en segui-miento de Alonso de Herrera (1) dentro de seis me-ses, alcanzallo e yrsse juntos, porque Alonso de He-rrera se auia de yr poco a poco y entretiniendo por el rrio ariua. (1) En la edición de Caracas se dice: para ir en segiiimiento de Alonso de Herrera y dentro de seis meses, etc. La conjunción y no está en el original. Es dudoso si esa y está ahi bien coloca-da, ó estarla mejor entre las palabras meses y alcanzallo. 586 HISTORIA DE Determinado y acordado esto, se acauaron de todo punto los uergantines, y Jerónimo Ortal dio todo po-der Alonso de Herrera para rregir y gouernar el armada y jente de mas del quel se tenia de teniente general, y nonbro por alguacil mayor a Aluaro de Hordas, sobrino de Don Diego de Hordas, a quien Sedeño quiso cortar la caueza, como en otra parte se dijo, y se partió la buelta de Cubagua al efeto dicho. Alonso de Herrera hizo luego aprestar y enbarcar su jente, y dejando en la fortaleza de Paria veinte honbres de los mas ynauilitados para trauajar, ques-tuuiesen alli como guardas della, se partió con los vergantines que auia echo y uno de los nauios que Ortal auia traido, el qual no menos trauajo causo a sus soldados que la nao que Ordas auia metido el rrio arriua, el qual hera tan dificultoso de Ueuar que ni con los uarcos a rremo ni con las velas lo podian hazer nauegar, y tomaron, por vltimo rremedio, que vna ancora que el nauio traia la echauan atada a un cable el rrio arriua todo lo que el cable alcanzaua, y luego tirauan con el cabrestante, y desta suerte lle-naron el nauio asta el pueblo de Vriaparia, en la qual distancia se tardaron harto tienpo con tan ecesiuo trauajo quanto de semejante manera de nauegar se puede ymaxinar que se padecerla. Demás de lo qual les falto la comida, como a los demás que con Hor-das auian por alli nauegado, y aunque en esta jorna-da yban muchos de los que con Hordas auian pade-cido los trauajos que arriua se an contado ni en caue-za ajena ni en las suyas propias no auian escarmen- VENEZUELA 587 tado; pues rremedio de hazer candela en que adere-zar eso poco que tenían de comer, no le hallaron en muchos dias por estar toda la tierra anegada, que entraña entonzes el ynbierno. Mas de quando topa-uan algunos troncones (1) o rraigones de arboles, que los auia por alli muy grandes, juntauanse a ellos y encima hazian candela y aderezauan lo que auia que aderezar para comer. Llegados con tanta calamidad y trauajos al pueblo de Paria, donde auia estado Hordas, halláronle des-poblado de poco tienpo y sin ninguna comida, a cau- *sa de que ziertos yndios carines salteadores, que por alli zerca bivian, auian dado sobre la gente y natura-les del pueblo, y auian preso y muerto muchos de-llos, se los auian comido (2), y los demás que pudie-ren escapar, por no uenir a manos de tan crueles enemigos, se pasaron a uiuir a otra parte. De mas de pretender proueherse de comida en este pueblo de Paria, lleuaua yntencion el capitán Herrera de si ouiese o hallase en el tanta abundanzia de comida como quando en el entro Hordas, ynbernar alli, por no nauegar en tienpo de agua, y por entretenerse hasta uer si durante el ynbierno venia su gouerna-dor Ortal; y después que bio el mal aderezo que alli auia, pasóse de la otra uanda del rrio, a la prouincia de Carao, donde ansi mesmo antes auia estado con Hordas, y saltando en tierra dejo vn Capitán con al-gunos soldados en guarda de los uergantines, y eL (1) En la edición de Caracas: troncos, en vez de troncones. (2) ídem id.: y se los habían comido. 533 HISTORIA DE con todos los demás soldados, se (1) entro la tierra adentro en demanda del pueblo o poblazon de Ca-rao, questaua apartada del rrio dos leguas, y hallá-ronlo sin jente, aunque uien proueido de labranzas de yuca, y maiz muy poco, porque en aquella pro-uincia mas se dan los naturales por la yuca que por el maiz. Los naturales se avian puesto en cobro por el temor que tenian a españoles, por el daño que Hordas les auia echo al tienpo de su partida. Con tan buen rrecurso y prouision de comida como hen este pueblo alio, Alonso de Herrera acordó ynuernar en el por las causas dichas; y porque en los uergantines* que tenian echos no caula bien toda la jente, ni aun se podian llenar en ellos los cauallos, acordó de ha-zer alli (2) vna barca grande, llana, a manera de las cordón esas que andan por el rrio Guadalqueui, y asi luego mando comenzar a serrar madera y poner las manos en la hobra. La jente estaua diuidida en dos partes, porque los vnos auitauan en el pueblo de Carao con el capitán Herrera, guardando y haziendo y aj untando la comi-da, los otros rresediaa en los vareos, guardándolos y continuando la hobra de la uarca que tenian entre manos, mas cada dia yban los vnos a donde estañan los otros; los que rresedian en el pueblo lleuauan del casaue que hazian a los del rrio, y los del rrio ynuia-uan a los del pueblo pescado y tortugas y otras chu-cherías que del rrio sacauan; y porque el camino por (1) En la edición de Caracas se omite el se. (2) ídem id., falta alli. VENEZUELA 589 donde se tratauan les pareció algo largo para andallo tan de hordinario, abrió el capitán otro por vna mon-taña y sierra que entre medias de los dos alojamien-tos estaua, la qual, aunque hera áspera, no dejaua de atajarse por hella parte del camino. ( CAPITULO TERCERO En el qual se escuue como algunos principales vinieron de paz al alojamiento de Herrera, y como por traición yntentaron pe-gar fuego a los buhios donde los españoles es^auan alojados, y como fue descubierto y rremediado. En este tiempo dos o tres señores o principales de aquella prouincia vinieron, como suelen dezir, de paz, aunque su principal yntento fue uer y conozer la jente española que alli auia, para si fuesen parte eohallos de su tierra. Alonso de Herrera los rresciuio amigablemente y les dio a entender que su uenida ni €stada alli (1) no era para danificalles ni hazelles mal ninguno, mas de esperar a que pasase el ynuierno y proueherse de alguna comida o matalotaje para su uiaje, después de lo qual se irian. Los yndios mostra-ron holgarse de la conpañia de los españoles, aunque en lo ynterior no deuian de tener ningún contento, pues los ueian señoreados en su tierra, casas y la-branzas, y asi se ofrecieron, aunque finxidamente, de guardar y conseruar el amistad y paz con los espa-ñoles. Herrera les dijo que para que con mas breue-dad el y sus conpañeros se fuesen de su tierra y pue- (1) En la edición de Caracas: ni su estada alli. Este su no está en el original. HI&TORIA DE VENEZUELA 591 blos, que helios y sus súditos les ayudasen a hazer cazaue para su matalotaje, y que teniendo la proui-sion de lo que para su uiaje y jornada auia menester, que aunque no fuese vien salido el ynuierno, se irian el rrio arriua. Los yndios respondieron que les placía de hazer lo que se les rrogaua, y asi lo pusieron lue-go por la hobra. El capitán Alonso Herrera mando, so graves penas, que no se les hiziese ningún daño a los casiques ni a sus sujetos, y para que mas a rrecau-do estuuiese la comida que se hazia, hizo desenbara-car vn buhio o casa de yndios que cerca donde po-saua estaua, y alli hazia poner o juntar todo el casa-ue que sus soldados, con sus propias manos, hazian, y el que los yndios traian, no descuidándose en el mi-rar por si y uiuir mas rrecatadamente que hasta alli, porque deuajo de la finjida paz que le auian dado no le hiziesen alguna traición donde todos pereciesen; y biendo quan buena maña se dauan a hazer este jene-ro de uitualla y que presto ternian (1) lo necesario dello, mando a la jente que en el rrio rresedian que guardasen los uergantines, y en la hobra de la varea que pusiesen en borden todos los aderezos de fragua que ileuauan y labrasen las herramientas y clauazo-nes que para ajuntar y acauar la uarca eran nezesa-rios; y con estas maneras de gastar el tiempo casi todos andauan ocupados y aun trauajados, porque los mesmos soldados cortauan la madera para el uarco y la traian al astillero y la labrauan, hazian el caruon para la fragua y lo cargauan, majauan y mar- (l) En la edición de Caracas: tenían^ en vez de tendrían. 592 HISTORIA DE tillauan, y yuan por la yuca a las labranzas, arranca-uanla, traíanla a cuestas a su rreal, y por sus propias manos la rrallauan, esprimian y aderezauan para ha-zer el casaue. El mesmo trauajo tenían en proueherse de agua y leña, y con estar ocupados en todos estos trauajos, no heran tan moderados que no hazían algunos de-sabrimientos a los yndios de la tierra que de paz tenian y les seruian, por donde deseasen echar los españoles de su tierra, los quales, para no ser senti-dos de lo que deseauan hazer, y porque para echa-llos por fuerca de armas, helios no heran parte ni hallauan ningún descuido en los soldados, enuiaron ziertas noches vn yndio de los mas valientes y osado quentre helios auia a que con una flecha de fuego ti-rada con un arco, pegase fuego al buhio donde los españoles juntauan el casaue, para que pegadose el fuego en aquel buhio, se les quemase el matalotaje y las demás casas que alli zerca estañan, y si la oca-sión fuese tal qual helios deseauan, acudir con sus armas a dar en los españoles, y si no, con aquel daño serian compelidos a yrse a otra parte. Esta 3'nvencion no la hizo el yndio a quien se co-metió tan yncuuiertamente que no fuese visto por las uelas que uelauan, porque al tiempo que el yndio ti-raba la flecha con el fuego desde lejos, yba cente-llando, y acudiendo al buhio donde cayo o se hinco, uiose claramente la traición, de lo qual se enojo tan-to el capitán Herrera que determino de vengarse muy a su saluo, enuiando toda la mas de ]a jente que alli tenia a los pueblos donde los yndios estañan des- VENEZUELA 593 cuidados por pensar que no auian sido sentidos, para que, so color de yr a cojer yuca para hazer casaue como otras uezes lo auian echo, prendiesen a todos quantos en los pueblos aliasen; y para mas descui-dallos hizo que no llenasen harmas ningunas, lo qual pudiera causalle al capitán mas daño del que pensa-ua hazer a los yndios si fueran redomados o gue-rreros. Los soldados lo hizieron como su Capitán les man-do, y prendiendo toda quanta gente hallaron en el pueblo, asi uarones como mugeres, los llenaron a to-dos donde Alonso de Herrera auia quedado con otros pocos de soldados (1), el qual, a los yndios que le pareció que heran para guerrear y que si se solta-uan le podrían danificar, púsolos en prisiones de hierro, de suerte que no se podían yr, y a los demás ato con sogas por el pescuezo, como se acostunbraua hazer en semejantes echos. La jente que en estayn-justa y cautelossa presa se tomo, pasaron de tre-cientas personas, entre los quales auia un yndio es-tranjero, natural de Arnaco, aunque muy amigo de estos y casado alli, de grandísima dispusicion y fuer-cas y muy gentil presencia, el qual, al tiempo de la toma, cupo en suerte a un valenciano no de menor dispusicion y fuercas que el yndio, para que lo atase o amarrase como a los demás hazian. El yndio se aprouechaua tan bien de sus fuercas que aunque después llegaron al efeto otros españoles no lo pu-dieron sujetar asta que con vn machete que vno de (1) En la ediciÓQ de Caracas: con otro poco de soldados. Tomo I 38 594 niST» ría le Venezuela los soldados lleuaua, le dieron dos o tres golpe en la caneza, con que le aturdieron, y asi, casi sin sentido, lo aprisionaron como pretendían. Este yndio, traido al rreal descalabrado, y biendo-lo Herrera, rreprehendio ásperamente a los que lo avian echo y lo hizo soltar para que se fuese o hizie-se lo que quisiese, procurando primero curallo de los golpes que en la caneza tenia. El yndio no con-sintió (1) que los españoles le curasen, no fiándose de la cura que le podia hazer quien le abia descala-brado; mas después de auerse estado alli algunos días, se fue al pueblo y a su modo se curo, de suerte que sano en mas breue tiempo que pudiera sanar si los españoles le curasen. Y aunque sano y en su liuertad se uio, nunca dejo de uenir a uer a sus con-pañeros y amigos que presos estañan, trayendoles algunas cosas para su sustento; y con esta libertad quer. tenia, lo mas del tiempo entendía en espiar y mirar el modo que los españoles tenian en uelarse y guardarse y tratarse de la vna rrancheria a la otra, j)ara que juntando alguna jente yntentar de soltar a sus conpañero?. I (1) En la edición de Caracas: en la cabeza tenia el indio; no consintió, etc. El punto y coma, colocado después de la palabra indio, en lugar de estarlo después de tenia, altera el sentido. CAPITULO QUARTO Como el yndio Arnaco junto jente y se puso ea euboscada para con ella librar a sus conpañeros, y lo que le sucedió y se hizo de los demás yndios presos. Avnque no es cosa vssada mezclar los echos de los yndios que uoy (1) con los trauajos que uoy na-rrando de los españoles, sumariamente diré lo quel yndio descalabrado, de quien de suso hize mención, hordeno e hizo por libertar y sacar de prisión a sus conpañeros y por ventura a su muger, que con los demás presos debia destar. Este Arnaco, andando con esta ansi (2) de liuertar a sus amigos, junto entre todos los demás que por alli andauan libres y de las joyas que los cautines tenían escondidos, cierta cantidad de oro, que helios Uama-uan vna haua, que hera vn zestillo pequeño, que no dejarían de cauer en el mas de mili pesos, y fuese a la prouincia de Guayana, questaua pocas jornadas de alli, que hera jente con quien los presos, en tienpo de su liuertad, tenian contrato y conuersion (3), y (1) Aquí falta alguna palabra, como coníancZo ú otra equi-valente, ó sobran que y voy. En la edición de Caraca? se supri-men las palabras que voy. (2) Debe ser ansia. (3) Conversión dice el original, pero debe ser conversación. 596 HISTORIA DE hablo con el señor y principal de aquella prouincia^ y haziendole sauer el ynfortunio y prisión de su& conpañeros, y rrogandole (1) que le fauoreciese para libertallos, pues todos heran amigos, y para que la jente fuese de mejor gana le lleuaua aquel poco de-oro que auia podido juntar de lo que les quedo, que los cristianos lo tomaron, para ayuda a los gastos-que en el socorro se auia de hazer. El principal rresiuio el presente, sin hazerse mu-cho de rrogar, y luego conboco y junto su jente de guerra, que serian asta dos mili galdules (2), y man-dándoles tomar las armas, les dijo el efeto para que los auia llamado, haziendoles que alli, en su presen-cia, hiziesen los acometimientos y horden con que auian de pelear, los quales lo hizieron con mucha grita y rregocijo, como jente que peleauan con sus propias sonbras; y después de conclusa la (8) rrepre-sentacion uebieron y bailaron y cantaron conforme a la costumbre que en esto jeneralmente ay en todo lo demás de las Indias, que quando an de ir a pelear se enborrachan y hazen grandes bailes y cantos, y los enuio con Arnaco, diziendoles que fuesen con el y lo ouedeciesen como a su capitán general. El yndio Aruaco se uino con su jente de guerra y se enbosco en vna montaña por do atrauesaua el ca-mino que los españoles lleuauan o seguían desde su (1) En la edición de Caracas, en vez de y rogándole, se es-cribe rogóle. (2) Debe ser gandules. En la edición de Caracas se pone galdules. (3) En la edición de Caracas: su, en vez de la. VENEZUELA 597 rreal a los uergantines y rrio, para que al tiempo que por alli pasasen con las piezas e yndios que pre-sos tenian cargados de la comida, dar sobre helios y matar los españoles que en su guarda fuessen y sol-tar los yndios y dar luego en la demás jente y acana-lla, lo qual hizieran fácilmente con esta borden que auia ynbentado si Dios todopoderosso, por su mise-ricordia, no permitiera que fueran descuuiertos de esta manera (1); según la borden que el capitán auia dado en su canpo, auia velas y rrondas de a cauallo, j al que le cania rrondar el quarto del alúa estaña obligado a correr, después de amanecido, distancia de vn tiro de arcabuz al rrededor del sitio; y auien-do salido vn Moran a cunplir con su obligación, pot* auelle cánido aquella noche la ronda, lleuaua vnos perros consigo, los quales sintiendo el olor de los yndios que estañan en la enboscada, fueron hazia el arcabuco, y sin osar entrar dentro, comenzaron a ladrar. El amo se fue llegando a uer lo que bera, y abotando (2) los perros entraron en el arcabuco y descubrióse la zelada. Los yndios, viendo que beran sentidos, salieron tras del Moran, y tirándole muchas flechas le constriñeron a que se rretirase a donde la demás jente estaña aderezando de partirse con todos los yndios presos cargados de casaue para yr a los uergantines y rrio, y auiendo de pasar por la enbos-cada de los yndios; y se ouieran ya partido sino se lo (1) En la edición de Caracas se hace punto en la palabra descubiertos, y de se escribe con mayúscula. {2) Ahotando, de ahotado, adjetivo anticuado que significa •confiado, asegurado. 598 HISTORIA DE cstorvara el Capitán, que auia oydo el rruido de los perros, y aunque enteramente no sauian ni pensauan lo que hera, no consintió que saliesen hasta que el que rrondaua ouiese buelto, el qual llego, como se a dicho, rretrayendose de los yndios y dando alarma, con lo qual luego, con la breuedad que el caso rre-queria, se armaron todos, asi de a pie como de a cauallo, y después de auerseles vien azercado los yndios, dieron en ellos hiriendo y alanceando los auyentaron con arta perdida de muchos de helios que mataron en el alcance. Solos dos españoles hieron (1) los yndios, y el vno fue el Capitán, que auiendo dado a un yndio vna lau-cada por vna teta, que lo paso de a parte a parte, el yndio disparo la flecha y le paso el sayo de armas y lo hirió. Rrecojida la jente, de los heridos no peligro ninguno mas de causarles gran dolor en todo el cuerpo las heridas, a causa destar las flechas vntadas con aji carine. Auida esta uitoria, luego determino el Capitán de no detenerse alli mas tiempo; y haziendo llenar toda la comida que tenia a los uergantines, el se rrecogio al rrio con toda la jente e yndios que tenia presos, a los quales, en pago de su ospedaje, los enbarco en el nauio, para que con cierta cantidad de oro que por alli abia rrecojido, los llenasen a Jerónimo Ortal a Cubagua para ayuda a rreazerse de mas jente. Los yndios, viéndose en el nauio deuajo de cuvierta y que los querían llenar fuera de su natural, acordaron (1) Debe querer decir hirieron. VENEZUELA 599 proLiar fortuna y uer si se podrían soltar, y una no-che, a media noche, alearon la puerta del escutillon y con el mayor silencio que pudieron se comencaron a salir vno a uno y echarse al agua, y nadando se iuan hazia la tierra, y se ponian en saluo. El que ha-zla la guardia e vela a este tiempo estaua durmiendo, y quando acudió o sintió C|ue los yndios se le salían eran ya huidos la mayor parte de helios, y tapando de nueuo la boca del escotillón llamo a sus compa-ñeros y dio noticia de lo sucedido; lo C|ual sauído por Alonso de Herrera rresciuío harto enojo por la poca jente que le auia quedado, y por que no se le fuese la que rrestaua mando luego partir el nauio con cin-co o seis españoles que con pena mando que fuesen, en el, porque tenian todos tan buena esperanza del suceso de su jornada que no querían boluerse atrás por hallarse presentes al entrar de la tierra y gozar de las rriquezas que helios mesmos se prometían. El piloto de la carauela, al tiempo de su partida, manifestó al Capitán que entre ciertos lebantiscos que en su campo estañan, se vsaua el pecado de so-domía, que los castigase. Alonso de Herrera rresci-uio f-u declaración sobre helio del piloto y lo ynbio luego y procuro averiguar los que auian vsado y vsauan aquel nefando pecado: confesaron cinco hon-bres, que dijeron ser ytalianos, entre los quales auia vno llamado Joan María, natural de Florencia. Este prometía de dar al Capitán gran suma de dineros porque lo soltase y no lo quemase: los demás, sus conpañeros deste, afirmauan que podia dar lo Cjue prometía y mucho mas, por suceder, Qomo sucedía, 600 HISTORIA DE VENEZUELA en la hazienda de \n tio suyo muy rrico que no tenia otro heredero sino a el; mas el Capitán no se curo dello, queriendo mas castigar aquel delito con la me-rescida pena que licuar en su cohi^añia quien lo ynfi-cionasse y fuese para mas yndinacion y castigo suyo y de su jente, y asi los quemo a todos. . CAPITULO QUINTO Como Alonso Herrera y los españoles que con el estañan, salie-ron de la proniucia de Carao y comenzaron su nauegacion y jornada el rrio ariua, y lo que les sucedió con ciertos carines que en el crimino toparon. Era por prencipio del año de treinta y zinco quan-do de todo punto Alonso de Herrera acauo de adere-zarse para nauegar el rrio arriiia en demanda de su noticia de Meta. Enbarcada toda la jénte y bastimen-tos, ansi en los uergantines que de Paria auian saca-do como en la uarca que en esta prouincia hizo, co-menzó a nauegar con vn genero de tormenta que, con la marea y brisa que de la mar venia, le sobreui-no y alcanzo de tal suerte que estuuieron en rriesgo de perderse en el rrio, porque con las muchas olas que el uiento y la creciente de la marea leuantauan, se les enchian los vergantines de agua, tanto que con dificultad y gran trauajo la agotauan. Algunos no tuuieron este pronostico por uien de su jornada, porque tanbien al tiempo que salieron de la fortaleza, en el Golfo de Paria, les tomo otra tormenta donde pensaron perecer. A bonanza del rrio sin perdida alguna su viaje pro-siguieron con algún descanso, por ayudalles mucho el uiento v nauegar los vergantines a uela y sin nece- 602 HISTORIA DE sidad de rremos. Toparon otro dia de como salieron de Carao, dos piraguas de yndios carines que nenian de saltear de los pueblos comarcanos al rrio arriua. Fueron ciertos soldados en vna canoa de perlas a to-mar las piraguas. Los yndios, desque los uieron zerca, arrojáronse al agua y dejáronlas piraguas con lo que lien ellas traian, que hera cantidad de quartos de yn-dios frescos y asados en barvacoa de los pueblos que auian arruinado el rrio arriua. El Capitán tomo de las piraguas lo C[ue le pudo aprouecliar y lo demás echo en el rrio y mando quebrar las piraguas. Prosiguió el armada su uiaje, e ya que hera tarde y que queria anochezer, vieron cantidad de candelas el rrio arriua de yndios questaiian rranchados. Cu-diciaronse los soldados a yr a ellas, por uer lo que fuesse, y si hen ellas vuiese de que se aprouechar. El Capitán se lo estoruaua diciendo que las lunbres que se ueian heran de carines, conpañeros de los demás cuyas canoas auian tomado aquel dia, con los quales no podian ganar nada, sino auenturar a que le yrie-sen algún honbre o cauallo y muriese rraviando. Los soldados todauia persuadían a su capitán a yr a ucr lo quen las candelas auia, por lo qual, después de rrancheados en tierra a la parte de donde las lunbres parescian, y pasado buen rrato de la noche, Alonso de Herrera tomo consigo veinte honbres con sus espa-das y rrodelas y se fue derecho a donde las lunbres estañan, y azercandose a bellas todo lo que pudo, conoció ser yndios cariues, de los quales algunos dor-mían y otros andauan asando quartos de yndios de los que auian tomado, y otros hazian barbacoas para VENEZUELA 603 asar sus partes; y considerando el Capitán bien la jente que auia y el sitio y alojamiento donde estañan, se boluio a sus uergantines sin ser sentido; y para que el brio y boluntad que los soldados tenian de dar en aquellos ynumanos yndios y desuaratallos se cunpliese, echo en tierra dos cauallos y enuio con ellos treinta lionbres que antes que amaneciese tu-uiesen tomada las espaldas a la parte de tierra a los yndios, para quen llegándose con los uergantines por el rrio, los cojiesen en medio y diesen en ellos a su noluntad. Amanecido, el Capitán se partió el rrio arriua en sus vergantines, y no pudieron llegar tan en breue que ya los yndios no auian sentido a los que por tie-rra auian ydo atomalleslas espaldas, con los quales se comencaron a rreuoluer por las armas y ofenderse los vnos a los otros. Los yndios heran tan diestros en su jen ero de pelear y de tan buen animo que tuuie-ron por pundonor no boluer las espaldas a sus con-trarios, y asi se trauo entre bellos vna bien rreñida guazauara, la qual tuno asta C[ue la jente de los uer-gantines salto en tierra con su Capitán, y después de juntos todos los españoles peleauan los yndios con mas animo que de antes, paresciendoles que si no hera benciendo o matando los cristianos no tenian otro rremedio para escapar las uidas. En el conflicto de esta guazabara dieron a vn soldado llamado Joan Fuerte, que rreside agora en el Nueuo Rreyno, cinco flechazos, y pareciendoles a los yndios que con tan-tas heridas le tenian muerto, corriendo arremetieron a el para licuárselo bino, y el se dio tan buena maña 604 HISTORIA DE que de mas de quinze yndios que lo tenían asido se soltó y saluo, por ser lionbre de grandes fuercas. El suceso desta guazauara fue que los yndios murieron todos hen ella, que no escapo ninguno, ecepto dos, que el vno dellos rreseruaron para que les guiase algunas poblazones de aquel rrio, y el otro con cier-tas heridas, se echo al rrio, donde a uista de todos le rrecoxio vn cayman y lo metió deuajo del agua. De la parte de los cristianos quedaron heridos seis hon-bres y un cauallo, de los quales murieron los tres. Conclussa esta guazauara, los españoles se espar-cieron por la canpiña, asi por se rrecrear en uer tan-tos cuerpos muertos por sus manos, como por buscar si hallarían algún oro v otras cosas de que se apro-vechar, y hiendo la carceceria de yndios que aquellos cariues tenian alli para su sustento. En el propio si-tio donde los yndios cariues estañan rrancheados, auia ziertos aruoles en los quales uieron estar cin-co yndios de los que aquellos cariues auian traido biuos asta halli, y los tenian atados en lo alto de es-tos arboles para quando ouiesen comido los que ya tenian muertos, matar estos, los quales, como fuesen vistos por algunos soldados, creyendo estar sueltos, comencaronlos a llamar y hazer señas para que se defendiesen, y como uiesen que no uajauan, suuie-ron arriua y halláronlos de la forma dicha, y soltán-dolos llenáronlos a su Capitán, el qual alio que uno de ellos hera hijo de un principal o señor de cierto pueblo que estaua el rrio arriua, zerca del paso de Calaitu, el qual contó al Capitán, por vn ynterprete, la forma que aquellos cariues auian tenido en pren- VENEZUELA 605 delle y cautiuallo a el y a otros muchos yndios e yndias, estando sus padres fuera del pueblo, y pro-metiendo al Capitán que si lo lleuaua a donde su pa-dre estaua que les haria hazer mucha cortesía y pro-ueher de lo necesario para el uiaje. En esta rrancheria de estos carines se detuuo esta armada quatro días, asi por tener hen ella que comer del despojo de (1) los carines traian rrouado, como por tener necesidad de aderezar el timón de la barca grande, que no podia nauegar, Venian estos yndios carines muy proueidos de ha-macas de tela, de las quales se tomaron mucha*, y de gran cantidad de flechería de todas suertes para gue-rra y para caza y para pesquería. La flechería de la guerra traian muy a rrecaudo y de suerte que no se les mojase, y las demás no tan guardadas; (1) Debe ser que, en vez de de. CAPITULO SEIS Como prosiguiendo su uiaje el rrio arriua los españoles, y pa-sando por el pueblo de Cabritu, llegaron al pueblo de donde heran los yndios que hallaron atados en los amóles, y lo que allí les sucedió hasta pasar adelante. Aderezado lo que aiiia que aderezar en la uarca, el Capitán se partió de la rrancheria de los cariues con toda su armada y jente, los quales yban con toda alegría y contento, asi porque con la brissa que corría heran rreleuados de rremar, porque navegauan a la uela los uergantines, como por no llouer y hazer tiempo enjuto y auer en el rrio muchas plajeas, en las quales saltauan y hallauan gran cantidad de hueuos de tortugas soterrados en el harena, y algunas de las propias tortugas, con que allanan muy buen comer. Con esta bonanza y contento nauegaron algunos dias asta uer llegado zerca del pueblo de Cabritu, en cuya demanda por entonzes yuan, donde de golpe les falto el uiento y se les apoco la comida, la qual se les daua ya por rracion mas limitida (1) y corta que de antes, en tanta estrechura que aula algunos solda-dos a quien se daua la rracion de vna semana, y por ser tan poca se la comían de vna sentada; mas esta (1) Debe ser limitada. lIISTOi.lA DE VENEZUELA 607 falta suplías las ycoteas y huebos de tortugas que en las playas se tomauan, como e dicho ya, y algún pes-cado que en algunos remansos que el rrio hazla se pescaron. Con este trauajo se llego al pueblo de Cabritu, el qual hallaron sin naturales, los quales se auian au-sentado porque como del tiempo que por el paso Ordas auian conocido españoles, no curaron de es-perallos y tuuieron por mejor hazelles el pueblo fran-co que, poniéndose en rriesgo de ser muertos e pre-sos, defendello. Perdieron el gozo de la llegada a este pueblo los soldados con no hallar, como no ha-llaron en el, ninguna comida ni labranzas ni otras cossas de sustento con que poder rremediar su ynpor-tuna hanbre. De dos cossas solamente hallaron abun-dancia, que fueron, crisoles, que estos yndios hazian para uender a otros de la tierra adentro para sus fundiciones de oro, según se entendió de yndios que después se tomaron; lo otro heran morciegalos, que auia tantos y en tanta cantidad, que hazian harto daño a los soldados. A una mulata que en su conpa-ñia lleuaua vn soldado, persiguieron tanto los mor-ziegalos de este pueblo, y la trataron y lastimaron tan malamente, que casi muerta y sin sentido de des-angrada por las muchas heridas que los morciegalos le dieron, la llenaron cargada a los uergantines, donde la curaron y boluio en si. Hallaron que la jente deste pueblo auia poco que se auian ausentado del. El Capitán, deseando auer algunos yndios para ynformarsse dellos de lo que le conuenia, tomo consigo hasta ochenta honbres y cin- 698 HISTORIA DE co cauallos, y caminando en su busca, entro por al-gunas ciénegas y anegadizos, que por ser uerano te-nian poca agua, y al cabo de dos dias dio en vn lu-garejo de hasta doze o treze casas. En ellas estauan las mugeres e hijos do los dueños, los quales auian ydo a pescar. Toda esta jente la (1) mando rrecojer el Capitán, con la comida que en el pueblo auia, que hera muy poca para la que deseauan y era menester para satisfazer la hanbre que tenian. La comida hera algún maiz y zierto genero de pan echo de coracones de palmas, lo qual estos yndios de este pueblo tenian por principal manjar y mantenimiento. Los padres y maridos y otros deudos de los pres-sos y moradores de aquel lugar, desque sintieron que los españoles se lo auian saqueado y les tenian presa toda la jente, se juntaron para prouando su fortuna con sus flacas armas y seniles ánimos uer si podian liuertad, y auer su jente. Vinieron en su borden de guerra a dar en los españoles, los quales (2) fueron sentidos con tiempo, de suerte que tuuieron lugar de preuenir sus armas, y saliendoles a el encuentro los desuarataron y ahuyentaron con muertes de algunos yndios que muertos quedaron. A la buelta que el Capitán voluia de ahuyentar los yndios, hallo a un español que encima de un cauallo andaua corriendo alrrededor de un matorral donde se auian rrecoxido cierto numero de yndios: dizese que este español no (1) En la edición de Caracas: lia, en lugar de la. Lia dice el original, pero indudablemente es una errata. (2) Para que este período forme sentido debe leerse: de los cuales fueron sentidos, etc. VENEZUELA 609 •osaua arremeter a los yn iios y echallos de alli, mas preguntando (1) por el Capitán lo que hazia, rrespon-dio que tenia alli zercados aquellos yndios por to-marlos uibos. Al capitán le pareció que lo hazia de posilanime, y rreprehendiendole de su poco animo y couardia arremetió a los yndios que en el matorral estauan, y hiriendo dos dellos, los demás, dejando las armas en el suelo, se le rrindieron y el los trajo consigo. Recoxidos todos los españoles, después de auer ávido esta vitoria, y durmiendo en aquel lugarejo aquella noche, se partieron otro dia, cargando en los yndios e yndias que tenian toda la comida que auian rrecoxido, y se fueron a los uergantines, y enuarcan-dose, caminaron el rrio arriua siguiendo su derrota y jornada. Entre otras cosas que se hallaron en el pueblo de Cabritu fueron vnas calzas de rred y con los yv-dos (2) muy gruesos, y preguntóse a los yndios que €n aquella prouincia se tomaron que para que heran aquellas calcas, dijeron que los yndios las vsauan para entrar en las cienigas, porque unos pescados llamados carines, que son muy atreuidos y hazen pressa en qualquiera cosa que topen en el agua, no les mordiesen. Otras cosas se les preguntaron á es-tos propios yndios, que no supieron dar rrazon dellas. (1) Dehe ser preguntado. (2) Esto es lo que se lee en el original; pero la palabra está enmendada. Debe querer decir nudos. TOHOl 39 610 HISTORIA DE De este pueblo de Cabrita prosiguió su uiaje el General en demanda del pueblo do heran los yndios que los carines anian tomado, de los quales trayan consigo (1) que hallaron atados en lo alto de vnos ar-uoles, entre los quales estaña el hijo del principal del pueblo Cjue les prometió de hazer con su padre que les hiciere toda cortesía, el qual, rreconociendo la tierra por do yban, dijo como ya se azercaua su po-blazon y naturaleza y el señorío de su padre, al qual llegaron vn dia ya tarde, por questaua este pueblo apartado del rrio como dos leguas, en el qual no se-hallaron al principal ni su jente o uasallos, que heran ydos a sus contratos a pueblos circunbezinos: sola-mente auia las mujeres y mochadlos, que por íio ser para caminar se estañan en su casa, los quales no de-jaron de sentir arto temor y pauor de uer la jente quen su pueblo vian, nunca asta entonzes uista por ellos. Especialmente les ponia admiración y espanto el uer los cauallos (2), animales tan feroces, que con-sigo los españoles lleuauan, porque por estar como e dicho, aqueste pueblo apartado del rrio sacaron los cauallos de los uergantines, y fueron aperceuidos para defenderse si los quisiesen ofender. El hijo del principal que los españoles lleuauan consigo, diose luego a conozer entre la jente que en el pueblo auia, los quales, uiendole y conociéndole y dándoles el quenta de su uenidacon aquella jente que-lo traian, se aseguraron y no se ausentaron, como los (1) Falta los, y debo leerse: traían consigo los que, ete. (2) En la edición de Caracas falta el uer. VENEZUELA 611 yndios de otras partes auian echo, con temor de los españoles. Con esta seguridad las yndias traxeron o dieron al Capitán de lo que tenian para que comie-sen, diciendo que por no estar alli su casique y ma-ridos no les podian proueher bastantemente de lo que auian menester. Admiráronse mucho de uer la mucha agua que ios cauallos ueuian, los quales por auer llegado a aquel pueblo algo cansados y sedien-tos, fue mandado que les trujesen agua (1) algunas yndias, las quales desque uieron lo mucho que auian beuido, dijeron: si estos cauallos comen tanto como veuen, nosotras no tenemos comida en nuestras ca-sas para solo vno dellos, y si cada uno destos hon-bres que vienen con los cauallos beuen otro tanto como estos an ueuido, no ay jente en toda esta pro-uincia que los arte de agua. Después de auer descansado la jente, esparciéron-se los soldados alrrededor del pueblo por ver si auia algunas comidas, temiendo que no bendria el casique tan en breue, o que ya que biniesen no sauian la cor-tesía que les haria, pues por la mayor parte se go-uiernan como tienen el tenple. Hallaron en vnas cue-uas o silos que los yndios tenian cantidad de maíz, lo qual todo hizo el Capitán rrecojer para su prouei-miento y matalotaje. Después de auer estado en el pueblo quatro dias, asomo el señor o principal, con hasta cien yndios, por una pequeña loma que zerca estaua, y rrecono- (1) En la edición de Caracas se pone aquí punto y coma, con lo cual se altera el sentido. 012 HISTORIA DE ciendo estar jeiite estranjera en su pueblo, aluoroto-se demasiadamente y mandando a los suyos aprestar las armas, vínose llegando (1) a su pueblo dando uo-zes y diziendo que jente podía ser la de tan loco atreuímíento que estando el ausente ouiesen entrado en su pueblo, y que menospreciando su persona y el castigo que les podía dar, se estañan tan de asiento que aun biendolo venir no hazian muestra de se ir; que si no querían ser todos muertos a sus manos que se fuesen con breuedad, sin enojarle mas de lo que le tenían enojado, ni llenarse cosa alguna. El Capitán, con una lengua o ynterprete que tenia, que lo enten-día, le dio a entender la causa de su uenída allí y el poco daño que el (2) pretendía hazer, con lo qual no se aplaco nada el casique, mas apartándose vn poco de los suyos, se llego mas a los españoles diziendo que se holgaua del seruicio que le auian echo en tra-lierle a su hijo, mas que no rreciuia ningún contento de que estuuíesen en su pueblo; que si no quería que los echase con (las) armas que se fuesen y saliesen luego Como el Capitán le uio solo zerca de su jente, parescíendo que con prehender aquel yngrato bar-uaro haría lo que quisiese del y de los demás, hizo seña algunos de sus soldados, los quales antes que el casique pudiesse dar la buelta a los suyos, le prendie-ron, dícíendole que si no quería pagar con la uida su loco descomedimiento, que mandase a los suyos que dejando las armas viniesen con vmíldad ante el (1) En la edición de Caracas: vino llegándose. (2) ídem Id.: le, en lugar de el. VENEZUELA 613 Capitán, trayendo de lo quen sus casas tuuiesen para comer. El casique, viéndose preso y questaua en manos de los que le podian quitalle o dalle la vida, y enten-diendo de los suyos, por el aluoroto y tumulto que entre si tenian, que querían mañerar (1) las armas contra los cristianos, con grauedad de señor les ha-blo diciendo que no curasen de efetuar lo que pre-tendían sino querían ver su fin, mas conformándose con la voluntad de los que a el le auian sujetado ó preso, en continente dejasen las armas y viniesen a ouidiencia con el mantenimiento que pudiesen. Los yndios lo hicieron asi como les fue mandado, y apla-cados todos, el hijo del casique dio parte a su padre del ueneficio que los españoles le auian echo en li-bralle de los vientres de los carines y la voluntad que tenian de no hazerle daño, y otras cosas con que lo aplaco y atrajo a la amistad de los cristianos, a los quales hablo luego muy mansamente, ofreciéndose de hacer todo lo que el Capitán le mandase y semillo en todo lo que pudiese, y proueyendole de yndios que le llenasen la comida que tenian junta a los ver-gantines, se fue con ellos asta el rrio, donde ofrecién-dose los vnos a los otros muy cunplidamente, para si adelante se ofreciese ocasión de pasar o uoluer por alli, se apartaron los vnos de los otros (2), el casique y su gente quedándose en tierra, y el capitán Herre-ra y sus conpañeros prosiguiendo su viaje. (1) Asi dice el original; pero debe ser manejar. (2) En la edición de Caracas: los unos d los otros. CAPITULO SIETE En el qual se escriue como prosiguiendo su uiaje Herrera y los demás españoles el rrio arriua, con grandes hanbres y traua-jos, entraron por el rrio de Meta, padeciendo dobladas misse-rias. Salidos del puerto y barranca do auian estado sur-tos, nauegaron algunos dias en demanda del rrio de Meta, a quien yban buscando, los quales fueron de grande aflicion y calamidad jDara nuestros españoles, porque demás del trauajo que de llevar los uergan-tines a rremo tenian y padecían, les aflixia mucho la hanbre, porque aunque avian sacado alguna comida del pueblo del principal que tuuieron preso, no fue tanta cantidad que les pudiese turar mucho tiempo, y ansi procuraban aprouecharse de la pesquería ansi con ancuelos como con otros artificios que consigo lleuauan. Entre algunas cosas que azerca de las pesquerías les acahecieron, diré aqui dos o tres, por parezerme dinas de notar, a causa de la estrañeza y estremo de los pescados (1) que en este opulento rrio ay. Vn soldado llamado Nauida, estranjero, buen oficial de martillo de yerro, deseando sacar algún pescado (1) En la elición de Caracas: peces, en vez de pescados. HISTORIA DE VENEZUELA 615 €omo los demás, para aj^uda a su sustento, echo vn anzuelo al agua y atóse el cauo del cordel al braco, porque no se le sacasen de las manos que no deuiera: asilo (1) vn pescado o demonio el anzuelo, y tiro con tanto ynpetu que se lleuo tras si el pescador y nunca mas lo pudieron ver, y asi fue echo mantenimiento de peces el que pretendía mantenerse de ellos. Otro soldado, después de esto, llamado Joan de Auellaneda, que en el Nuevo Rreyno pobló el pue-blo que se llamo Sant Joan de los Llanos, pretendien-do tanbien sacar algunos pezes para comer, echo al agua su anzuelo, y no curándose de (2) fijar el cor-del en ninguna parte por no ymitar al soldado Navi-da a quien su propio anzuelo lo pesco, fuele tomado el anzuelo de un pez de tanta furia que aun que el hizo lo que pudo con sus fuerzas y llamo en su ayu-da otros cinco o seis conpañeros, los quales, todos juntos poniendo todas sus fuerzas de tirar del anzue-lo o cordel, jamas lo pudieron sacar, antes se lo lle-uaua al agua iras si, los quales temiendo el suceso del soldado rreferido, soltaron de todo punto el cor-del con arto daño suyo, porque de la fuerza que en tirar helios el pescado pusieron, quedaron tan lasti-madas las manos y rasgadas que por artos dias no se les sanaron las llagas ni aun quitaron las señales. No se pudo ver ni conocer que jenero de pescado fuese €ste de tanta fuerza. (1) Debe querer decir: asíoZo. Estas frases no se entienden bien. (2) En la edición de Caracas falta el de. 616 HISTORIA DE Sacóse por otros soldados vna manera de pescada estremado por su propiedad nunca uisto asta enton-zes, pero después se hallaron de estos peces en los. rrios que por los llanos de Venencuela atrauiesan; y era que asi como el soldado lo sacaua del agua, asi comenzaua a temblar, casi a perder la fuerza del brazo y de todo el cuerpo, asta que lo soltaua. Des-pués de puesto en tierra se llegaron muchos solda-dos a uer aquella estrañeza, y meneándolo en tanto quel pez estaua viuo, ninguno le tocaua o meneaua con alguna cossa quen la mano tuuiese, que no le tenblase la mano y todo el braco, de suerte que casi no le quedaua fuerza para tener nada en la mano, mas luego cesaua todo; y esto, como he dicho, en tanto como esta uiuo, porque después de muerto no-tenia ninguna uirtud ni ponzoña, antes lo comieron y lo hallaron de muy buen comer y gusto. Hera este peze de cuero y no de escama, de echu-ra de vna anguilla, eceto que la caneza y cuerpo te-nia muy gorda y no tan largo como anguilla, sino algo menor. Con estos y otros acaecimientos de pescas y muer-tes de algunos soldados, llegaron a do atrauiesa el rrio vna zingla (1) de peñas que esta zerca del rrio de Meta, donde el Comendador Hordaz se uio en tra-uajo de suuir y pasar por alli los uergantines, a cau-sa de la gran corriente que las peñas causavan; los quales no en menos trauajo pusieron esta flota de [l) Cingla ó singla. 'Si de la una. ni de la otra forma tieiw significado que forme sentido. VENEZUELA 617 Jerónimo Hortal o de Herrera su capitán, que auian puesto a los de antes. Finalmente, trauajando todo lo que pudieron, suuieron los uergantines. La uarca en que lleuauanlos cauallos,porser mayor y mas pesada, no la podian passar, y estando en esta confusión, que no sauian que rremedio se tener, rrefresco la brisa con tanto ympetu y tan de rrepente, que lo que se tenia por ynposible lo uieron en un momento efe-tuado. Con este viento paso la uarca aquel rraudal; que no poco contento y alegría causo a todos, por que les pareció que en auelles sobreuenido tan buen su-zesso en el subir de la varea, que todas las cosas del descubrimiento o tierra que yban a buscar les suce-dería muy prósperamente. Luego, pasados del rraudal (1), rreconocieron estar zerca de las juntas de los dos rrios. Meta y Uriaparia, que alli se llamaua Urinoco. Este Urinoco se llama Guavyari, como en la jornada de Hordas se dijo mas largamente. Por señales muy particulares de algunos soldados de los que antes auian andado por alli, vie-ron, que les doblo el contento, con el qual disimula-ron harta parte de la hanbre que lleuauan, y ansi lle-garon a las juntas, donde se rregocijaron muy mucho . y dijeron missa y dieron gracias a Dios por auellos puesto en el rrio que deseauan; y porque si Jerónimo Ortal viniese por alli con alguna jente, como auia prometido, hallóse (2) señal y rastro de su viaje y (1) En la edición de Caracas: pasado el raudal. (2) Debe querer decir hallase. 618 HISTORIA DE derrota, escriuieron ciertas cartas y metiéronlas en vn calauazo, y tapándolo con zera, porque no se moja-sen, lo pusieron en el braco de vna Cruz alta que, en vnas grandes peñas que a las juntas de los dos rrios estañan, hizieron. Por las cartas dauan aniso a Jerónimo Ortal del suceso de la jornada y de la derrota que lleuauan, y con esto navegando por el rrio de Meta arriua, se les yban acrecentando y doblando los trauajos donde mas descanso pensauan tener. Hera uerano y el rrio traia poca agua, y el uiento les hera contrario sienpre; auia falta de comida, y auian de llenar los uergantines a remo, y por alli era la tierra de mas mala constelación que la de auajo, con lo qual enpezauan a enfermar los soldados y a murirse algunos. Todas estas circunstancias los trayan tan acosados que deseauan, y aun coa ánimos flacos y locos auia algunos que le pedian a Dios que los sacasen de aque-llas calamidades y trauajos en questauan y los pusie-se en perpetuo cautiuerio y seruidunbre de moros, que les parecía que livrarian mejor en la sujeción de los ynfieles que en los presentes trauajos, que con sus propias manos auian tomado; y por pedir o de-sear lo que no entendían, permitió Dios que luego viniesen las aguas y creziesen los rrios, con que cre-zieron sus trauajos, porque esas pocas playas que el rrio hazia, en que hallauan algún marisco y gueuos de ycoteas, con que se sustentauan, se cubrieron con el agua, y asi les falto de todo punto el rrecurso que en aquello tenían para ayudar a pasar las hanbres, y VENEZUELA 619 aun para llenar por ellas los uerg