Summary: | Una breve comparación entre los proyectos coloniales y la ocupación efectiva de las distintas potencias marítimas europeas en tierras americanas permite constatar que a lo largo de la modernidad temprana existieron discrepancias, muchas veces insalvables, entre los objetivos de un viaje y el acontecer del mismo. En el caso de Francia, por el hecho mismo de haber emprendido sus primeras exploraciones al Nuevo Mundo a la saga de España y Portugal, y en claro quebrantamiento de los límites establecidos por el Tratado de Tordesillas (1494), el acceso a un registro oficial en el que se manifestaran las intenciones de la corona en ultramar resulta en consecuencia complejo. Ahora bien, además de la documentación emitida por la corona también existieron registros de tipo cartográfico y documentos epistolares que permiten, al menos en el caso de la truncada experiencia de colonización francesa en Terra Brasilis (1555-1560), comprender la distancia existente entre las aspiraciones de Enrique II y sus límites efectivos en Bahía de Guanabara.La naturaleza prospectiva de las proyecciones cartográficas realizadas por Guillaume Le Testu en su Cosmographie Universelle (1555-1556) pone de manifiesto, por un lado, el estrecho vínculo que existió entre la representación gráfica del mundo por conocer y las ambiciones coloniales de una Europa en expansión. Por el otro, la correspondencia entre el Vicealmirante Nicolás Durand de Villegagnon y sus promotores en Francia da cuenta de las desavenencias político-religiosas y económicas que afrontó la colonia desde su fundación. Es a partir del análisis de estas fuentes que el presente artículo indagará en el intento de consolidación y posterior crisis de una Francia Antártica.
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