Summary: | 2 pages, 1 figure En el año 1986, cuatro científicos españoles, al mando del profesor Antoni Ballester, desembarcaron en una isla desierta de la Antártida. Era la isla de Livingston, frente al estrecho de Bransfield. España había decidido establecer una base para el estudio científico en el continente helado y los cuatro investigadores españoles, entre ellos la actual jefe científico de la base, Josefina Castellví, debían decidir el lugar ideal para el emplazamiento. Aún hoy, junto aunas piedras cercanas a la base “Juan Carlos I”, descansa una placa corroída por el viento que indica el lugar de la primera acampada. Detrás, frente a la bahía, se levanta el monte Reina Sofía. [.] Peer reviewed
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